La joven tiene 21 años y se ha hecho viral en TikTok contando todo lo sucedido tras la intervención quirúrgica para sacarle el objeto del esófago
05 dic 2023 . Actualizado a las 10:53 h.Haizea no volverá a ver igual ningún cepillo de dientes. Su historia parece ciencia-ficción, pero no lo es. Estaba comiendo unas lonchas de jamón de pavo y una de ellas se le quedó «atascada» en la garganta. Como el trozo no salía y sentía que se iba a ahogar, cogió «lo primero que pillé e intenté metérmelo para sacarlo. Pero en ningún momento pensé que me acabaría tragando el cepillo», recuerda. Nos lo cuenta en una conversación por teléfono, un poco saturada por la situación. Desde que contó su historia en redes sociales, «literalmente no doy abasto».
En el momento en el que sucedió todo, la joven estaba en casa con su padre, el cual se encuentra en una silla de ruedas por una lesión en el talón de Aquiles. Eso explica por qué no pidió su ayuda cuando se empezó a asfixiar con el jamón: «Sabía que él no iba a poder ayudarme a hacer la maniobra de Heimlich lo rápido que necesitaba para no ahogarme. Y pensé: más fácil es intentar sacarlo con los dedos, vomitando o lo que fuera».
Confiesa «saber de sobra» que meter un cepillo para intentar quitar el fiambre no era la mejor opción, pero estaba desesperada: «Y para mi sorpresa, se me quedó atrapado. Intenté sacarlo y no pude; se me succionó». A pesar de lo dolorosa e incómoda que puede llegar a parecer la situación, Haizea dice que para ella, fue todo lo contrario: «Cuando me tragué el cepillo, en vez de sentir dolor, sentí alivio, porque por fin podía respirar. Bajaron las dos cosas: el cepillo y el jamón».
Y con ese «alivio», se lo intentó contar a su padre. Aunque sin mucho éxito al principio: «Lo gracioso fue que, claro, ¿cómo le explico yo a él que me he tragado un cepillo de dientes? Fui a la sala y le dije: "Aita (padre en euskera), me he comido un cepillo de dientes". Y él me contestó que era imposible. Hasta que fue mi abuela al baño y vio que era verdad, que faltaba uno de los cepillos en el baño».
Como su madre estaba trabajando y su padre no podía conducir a raíz de la lesión, Haizea esperó a que su madre llegase a casa para ir a urgencias. «Al llegar allí les dije: "Perdona, es que me he tragado un cepillo de dientes". Todos se quedaron flipando. No se lo podían creer. Hasta que hicieron las radiografías y este se podía ver claramente en el esófago».
La joven tuvo que esperar con el cepillo en el esófago tres horas, para que su cuerpo hiciese la digestión. «Cuando tragaba saliva sentía que algo tenía, pero ni dolor, ni molestia... Creo que cualquier herida que me hago me duele más». Pasado el tiempo pertinente, la sedaron y le realizaron la intervención para quitárselo. «Me desperté con el cepillo pegado a la almohada, como si fuese un trofeo. Pensé que lo había soñado, hasta que vi allí a mis padres y a mi pareja». Ese mismo día, le dieron el alta.
Siendo la protagonista de una situación tan surrealista, Haizea decidió contarlo en sus redes sociales. «Primero lo publiqué en Instagram para que pudieran verlo mis conocidos y a raíz de ahí, mis amigos me animaron a subirlo también a TikTok». Sus vídeos explicando todo lo ocurrido acumulan millones de visualizaciones.
Con todo, remarca que uno de sus objetivos contando su historia es subrayar que existen procedimientos de primeros auxilios que se pueden llevar a cabo cuando una persona se está ahogando: la maniobra de Heimlich. «Yo no sé cómo estoy viva para contarlo», concluye.
¿En qué consiste la maniobra de Heimlich?
Cuando un cuerpo extraño pasa a la vía aérea, el organismo reacciona de una forma rápida e intensa intentando expulsarlo con la tos. Si el objeto sólido (generalmente trozos de alimentos, frutos secos, globos, secreciones, etcétera) entra en la vía aérea y la obstruye, impidiendo la entrada y salida del aire, se produce asfixia. Si esta situación de obstrucción de la vía aérea no se resuelve inmediatamente, la persona acabará sufriendo una parada cardiorrespiratoria.
Dependiendo de la gravedad del atragantamiento, actuaremos de una u otra forma. En la obstrucción incompleta o leve, la víctima puede hablar y contestar a la pregunta obligada: «¿te estás atragantando?». Toserá insistentemente y respirará, aunque quizá presente una respiración ruidosa. En este caso, lo que hay que hacer es transmitir tranquilidad a esa persona y animarle a que siga tosiendo. No se efectuará ninguna otra maniobra.
Sin embargo, en la obstrucción completa o grave, la víctima no puede hablar. «Si la persona se echa la mano al cuello, es un indicador de un atragantamiento grave», explica Marta Dorribo, directora asistencial de la Fundación Publica Urxencias Sanitarias de Galicia-061. Realizará intentos de toser pero serán inefectivos ya que no podrá coger aire. Aquí es importante actuar rápido, ¿cómo?
Lo ideal sería pedir ayuda llamando al 061 o al 112, pero además, si es posible:
Dar 5 palmadas en la espalda: con la persona todavía consciente, nos colocaremos de pie a su lado y ligeramente detrás, apoyaremos la mano en su pecho inclinando a la víctima hacia delante (para que al expulsar el cuerpo extraño salga fuera de la vía aérea) y le daremos una serie de 5 palmadas en la espalda, en la zona interescapular.
Realizar 5 compresiones abdominales (maniobra de Heimlich): si con los cinco golpes interescapulares no se ha logrado resolver la obstrucción pasaremos al siguiente paso. La maniobra de Heimlich se realiza colocándose detrás de la persona, con los brazos alrededor por debajo de las axilas, poniendo el puño de una mano en la línea media del abdomen entre el ombligo y el extremo inferior del esternón y la otra mano agarrando el puño, y se empuja bruscamente hacia arriba y adentro.
Si a pesar de los intentos anteriores, no se consigue desobstruir la vía aérea, continuaremos estas maniobras alternando los 5 golpes interescapulares con las 5 compresiones abdominales hasta que se solucione el problema, llegue la ayuda o la víctima se quede inconsciente. Ese sería el momento de comenzar las maniobras de RCP, una vez que hayamos tumbado a la persona en el suelo.
Es posible realizar una auto-maniobra, colocando el puño bajo el esternón y ayudándose de una superficie alta (ya sea una silla, mesa, barandilla...) para ejercer la fuerza necesaria. Con todo, no existen garantías de que esta vaya a solucionar el problema.