Las personas con este rasgo de la personalidad son muy empáticas, poseen una elevada capacidad sensorial y sus emociones son mucho más intensas
16 mar 2022 . Actualizado a las 17:42 h.Ser más sensible que los demás, mostrar más empatía, una emocionalidad más intensa, sobreestimularse ante un exceso de información o tener una mayor capacidad sensorial son algunos de los rasgos de una Persona Altamente Sensible (PAS). Si nunca has oído hablar de este término, no te asustes, porque seguramente no eres el único. Hasta hace poco en España no existía investigación y divulgación sobre este rasgo de personalidad, a pesar de su prevalencia en la sociedad. Se calcula que el 20 % de la población es PAS, si bien no fue hasta los años 90 cuando una psicóloga estadounidense, Elaine Aron, describió el concepto Highly Sensitive Person para identificar a personas que tenían esta sensibilidad en el procesamiento sensorial.
Pero, ¿qué es ser PAS? «Es un rasgo de la personalidad y del temperamento, entre muchos otros (porque no solo tenemos uno). Es hereditario y tiene que ver con cómo nuestro sistema nervioso central capta los estímulos y los procesa a nivel cerebral», señala Teresa Nandín, vocal de la Asociación para todas las Personas con Alta Sensibilidad de España (APASE). Estos sujetos se ven más afectados por la estimulación del entorno, se agotan más a nivel mental y necesitan más tiempo de descanso. Y aunque tal como apunta ella, la persona altamente sensible nace con este rasgo, el ambiente en el que se desarrolla hace que este se convierta en un rasgo neutro, beneficioso, o incluso difícil de gestionar, pudiendo afectar a su salud mental.
Así, desde la Asociación de Profesionales de Alta Sensibilidad de España remarcan que una PAS reenfoca su rasgo hacia un buen crecimiento personal cuando las experiencias vividas desde la infancia son positivas, mientras que si son negativas, pueden aparecer dificultades como la baja autoestima, miedos, fobias, ansiedad o depresión.
¿Cómo saber si soy una Persona Altamente Sensible (PAS)?
La alta sensibilidad es un rasgo hereditario que afecta a hombres y mujeres por igual. Las cuatro características que definen a una persona altamente sensible descritas por la doctora Elaine Aron serían: un pensamiento y procesamiento profundo, altos niveles de emocionalidad y empatía, alta sensorialidad y sensibilidad a las sutilezas, y sobreestimulación sensorial.
- Una PAS posee un pensamiento y un procesamiento más profundo, es decir, analiza mucho más lo que sucede a su alrededor y en su interior. Suelen ser personas muy observadoras y reflexivas que piensan mucho las consecuencias de las situaciones antes de tomar una decisión. Se puede observar en la dificultad para tomar decisiones al tener que analizar muchos datos y poca impulsividad.
- También tienen emociones más intensas, tanto positivas como negativas. «Una persona se suele preguntar si es PAS cuando piensa mucho más las cosas, derivando en una emoción más intensa. Porque al reflexionar más, dar más vueltas sobre una situación y analizar todo de una forma más exhaustiva hace que la emoción que genera esa respuesta también sea más intensa», explica Manuela Pérez, presidenta de PAS España. Además, también suelen desarrollar una mayor empatía, lo que a su vez deriva en otras cosas: se dan cuenta más fácilmente de lo que sienten o necesitan los demás aunque no los conozcan; experimentan la felicidad, tristeza o la injusticia de una forma muy intensa; se sienten perjudicados por los sucesos y emociones negativas que sufren otras personas; y también se ven más afectados por las críticas y las valoraciones (tanto positivas como negativas) de los demás.
- Las personas con alta sensibilidad también captan un número de estímulos sensoriales y matices del entorno mayor. No se trata de que sus sentidos estén más agudizados, sino que su sistema nervioso procesa los estímulos más intensamente. Por ejemplo, perciben pequeños cambios en el ambiente como el cambio de un cuadro, de un escaparate o del peinado de alguien. Incluso cambios emocionales de otras personas por pequeños cambios de su cara o postura.
- Al captar y procesar el entorno de una manera más profunda, las personas altamente sensibles también se suelen saturar con más facilidad, provocándoles fatiga y estrés. Se puede observar en un bloqueo mental y agobio en situaciones con excesiva estimulación, como zonas ruidosas o de iluminación intensa. Por eso, resulta vital su autoconocimiento, para que puedan buscar ratos de descanso a través de actividades que les gusten como la meditación o la lectura. De hecho, disfrutan de la soledad y la tranquilidad.
Otras características o comportamientos típicos de una persona altamente sensible son: dificultad para poner límites personales y decir «no»; gran capacidad para mantener conexiones profundas y enriquecedoras con otras personas; gran preocupación por temas como los animales, el medio ambiente o las injusticias sociales; un umbral de dolor bajo, pero unas sensaciones placenteras muy intensas; facilidad para enamorarse; tendencia al perfeccionismo; gran habilidad para concentrarse profundamente; y necesidad de tiempo para adaptarse a los cambios laborales, de hogar, personales, etc.
Sin embargo, a veces este rasgo no resulta perceptible ni para uno mismo: «Mi caso es un poco atípico porque yo no me sentí diferente ni fui buscando respuestas sobre esto, que a mucha gente sí que le pasa. Lo que me pasó es que yo conocía a una PAS que llamamos nosotros 'mal gestionada', porque desbordaba mucho en sus emociones. Yo siempre he sido muy curiosa e intentando comprender a esta persona, di con este rasgo. Acabé entrando en grupos de personas altamente sensibles para intentar resolver preguntas que me surgían, y aunque no lo hice por mí, sino por otra persona, me vi reflejada en muchos aspectos», cuenta Nandín.
Es un rasgo de la personalidad, no un trastorno
Es uno de los errores más comunes: interpretar este rasgo de la personalidad con un trastorno. No es algo que tienes, es algo que eres. «Cuando no se conocen estas características se suele confundir con un síntoma psicológico o patológico. Algunos rasgos de forma aislada pueden llegar a mezclarse. Por ejemplo en los niños, cuanto más pequeño eres, más limpio es el temperamento, mientras que conforme vas avanzando en edad, se va formando más la personalidad con elementos del ambiente. Si lo ves en el patio del colegio quieto, pensando, con la mirada perdida, puedes pensar que es autista. Pero hay que mirar otros factores porque puede que su cerebro esté en ese tiempo que necesita para procesar la información. A lo mejor ha visto algo nuevo y está reflexionando sobre ello, y puede llegar a confundirse», indica Pérez.
El problema, tal como apunta la psicóloga, es cuando no se sabe derivar bien esas características que se poseen: «En edades adultas lo que más nos encontramos a nivel psicológico en consulta es que esto haya derivado en temas de ansiedad o depresión. En realidad, no hay tanta confusión con otro tipo de trastorno como autismo o déficit de atención, pero se suele derivar por el hecho de que se puede llegar a padecer al tener este rasgo y no saber gestionarlo».
¿Cómo saber si un niño es PAS?
La alta sensibilidad es un rasgo hereditario, se nace con él, si bien una parte del comportamiento se puede moldear cuando hablamos de los más pequeños. En los niños altamente sensibles (NAS) resulta de gran importancia una educación basada en la atención a sus necesidades, ya que esta fomentará su bienestar emocional y, en consecuencia, el rendimiento escolar del menor.
Pero, ¿cómo saber si un niño es altamente sensible? Tanto Manuela Pérez, como Teresa Nandín, dan una serie de señales para poder identificar este rasgo:
- Una destacada empatía desde edades muy tempranas.
- Una alta capacidad para procesar la información. Reflexionan profundamente antes de actuar. Antes de tomar una decisión, recorren todos los escenarios posibles, por lo que su tiempo de reacción también es mayor. Pueden mostrar cierta lentitud al responder preguntas en clase, pero también dan respuestas más acertadas por el análisis detallado que lleva a cabo su cerebro.
- Una intensa forma de sentir tanto emociones positivas como negativas.
- Suelen ser perfeccionistas, creativos y poseen mucha imaginación, por lo que no es extraño que tengan amigos imaginarios.
- Ante estímulos prolongados o intensos, pueden sentir saturación.
Los bebés y niños altamente sensibles se suelen asustar con facilidad y, al igual que los adultos PAS, les puede costar acostumbrarse a los cambios, pueden tener problemas con la alimentación a la hora de adaptarse a sabores o texturas nuevas.
«Sobre la profundidad, eso no lo ves en un niño hasta que cumple los cinco años o así. Te das cuenta de que hace preguntas que a lo mejor no son habituales para su edad. Y antes de eso, con los bebés se puede ver en la sensibilidad física, porque como decíamos antes, hay un sistema nervioso que reacciona antes a cualquier estímulo del entorno. Estos pueden ser los sensoriales, a lo mejor una piel más irritable, el pañal molesta más, o se sobresaltan con los ruidos», sostiene Nandín. «Si unos padres llevan a su bebé a cenar con ellos en una terraza con mucho ruido, cualquier bebé se podría poner nervioso, pero a los que tienen alta sensibilidad les repercute antes», precisa.
Además, aunque es un rasgo que se da tanto en mujeres como en hombres, «en el caso de los chicos PAS, puede que no sea el típico que se divierte en entornos competitivos, como jugando al fútbol, seguramente opte por gente con la que esté más tranquila y pueda fluir su creatividad», asegura Nandín.
Una pandemia mundial y una guerra: así afecta la situación actual a los PAS
Ser altamente sensible no resulta ningún problema, si bien es importante el autocuidado: «Una persona con alta sensibilidad funciona bien cuando su sistema nervioso está cuidado. Por ejemplo, en la parte emocional, cuando tú eres muy comprensiva puedes caer en la sobre-empatía: sufres tanto por los otros que te hundes tú misma. Y además es improductiva, porque estás tú mal y no le ayudas al otro en nada. Por eso trabajamos la empatía útil poniendo el foco en el círculo de influencia y aceptando lo de fuera. Aunque sea una pequeña acción, ayuda a no sentirse tan mal», considera Nandín.
De esta forma, los acontecimientos que han tenido lugar en los últimos dos años no son nada favorables para una persona PAS. Nandín confiesa entre risas que el confinamiento sí lo fue para muchas PAS, porque el mundo y el ajetreo continuo se pausaron durante un tiempo. Sin embargo, quitando esta parte, si este tipo de sucesos resultan abrumadores para cualquiera de nosotros, lo son mucho más para una persona con alta sensibilidad.
El sistema nervioso se sobreactiva ante el uso de pantallas como el móvil, la tablet, el ordenador y televisión. Y más aún, si lo que ves a través de ella, no es apto para ti. Pérez, que además de ser psicóloga especializada en PAS, también tiene este rasgo de la personalidad, confiesa que estos días no puede ver las noticias: «Es horrible. No es que seamos mejores personas porque al final lo sentimos todos... pero nosotros, de forma más intensa». Y si los adultos deben tomar precauciones, los pequeños altamente sensibles, más aún: «Muchos padres dicen que los niños se tienen que acostumbrar a todo. Sí, pero en función de la edad y de su personalidad. Si tu niño es más sensible no lo tienes que exponer a imágenes de guerra ni escuchar a sus padres hablar de ese tema».
Una opinión con la que concuerda Nandín: «Si un niño es altamente sensible y ve en el telediario a otro pequeño que está llorando o pasándolo mal, seguramente le impactará más y se quedará con la imagen en la mente. Empezará a preguntar a sus padres porque se preocupa mucho por las injusticias, así como el porqué de las cosas».
¿Cómo gestionarlo? Pérez señala que ella como psicóloga trabaja en controlar el pensamiento: «En el caso de la guerra, si eres capaz de no estar pensando en el tema, y que cuando te llegue la noticia o te vuelva al pensamiento seas capaz de pensar en otra cosa, consigues evitar la impresión que te genera. Ser tú el que controla tu mente, por decirlo así. Porque cuando llega la emoción negativa es muy doloroso e intenso el dolor y la rabia».
Aspectos positivos de ser PAS
Tal como indican desde APASE, una vez que se descubre o confirma que eres una persona con alta sensibilidad (o que algún ser querido lo es) resulta importante aprender a integrar este rasgo de manera saludable en tu día a día, gestionando los retos que suponen y aprovechando el potencial que ofrece. Ya sea por uno mismo, buscando información al respecto, o solicitando ayuda a un profesional.
Las personas altamente sensibles reflexionan y enfatizan más, tienen una mayor creatividad y empatía. Unos rasgos que en algunas profesiones, son muy beneficiosos. «Si un niño es muy creativo en una área, ya sea escribiendo, pintando, tocando un instrumento... y se potencia esa área, va a ser feliz en su vida desarrollando algo que le gusta», apunta Pérez. Por su parte Nandín, incluso da un ejemplo: «Un docente PAS puede ser maravilloso porque enseguida entiende a los niños, los conoce bien, es cercano y empático».