Así es la terapia de pareja desde dentro: «He entendido que es una pérdida de tiempo querer que él piense como yo»
SALUD MENTAL
Hablamos con dos de los diez enamorados que participan en la primera investigación internacional en español sobre los beneficios de acudir a terapia de pareja
13 feb 2024 . Actualizado a las 21:00 h.¿Qué es el amor? No es una pregunta fácil ni tiene una única respuesta. «Es una conexión segura», considera Elisa Múgica, psicóloga de la Universidad de Navarra. Y una buena vía para conseguir esta conexión es la terapia: un estudio internacional acaba de confirmar que este proceso mejora significativamente las relaciones. En él han participado cinco parejas españolas de diferentes edades y estratos sociales que, además, son las protagonistas de un documental que cuenta cómo se ha llevado esta investigación en España. Se titula Terapia de parejas y se estrena mañana en las salas de cine, coincidiendo con el día de los enamorados.
Múgica es terapeuta, pero también productora y guionista de este trabajo audiovisual. «Es una investigación que surge de los trabajos de Sue Johnson, doctora en psicología residente en Canadá, que hace sus desarrollos y trabajos en inglés y, por lo tanto, en población angloparlante», explica. Surgió la necesidad de hacer un estudio de este tipo, siguiendo los mismos métodos, en población hispana. Así, la Universidad de Navarra en colaboración con la Brigham Young University (BYU) de Estados Unidos, ha guiado el primer ensayo clínico aleatorizado en terapia de pareja focalizada en las emociones de habla hispana junto a otras instituciones de México, Argentina, Costa Rica y Guatemala. Los resultados, aunque todavía son preliminares, son esperanzadores. Con la terapia, «no solo se incrementa la satisfacción de los individuos que conforman la pareja, sino que también mejora especialmente la salud mental de las mujeres y crea modelos de comunicación más abiertos y cercanos en aquellos hombres que manifiestan un apego evitativo, un modelo de evitación emocional», subraya la psicóloga.
Virginia y Robert, el problema eran las discusiones
Virginia y Robert son una de las cinco parejas que participaron en el documental y en esta investigación internacional. Lo hicieron porque ella vio un anuncio en Facebook en el que buscaban parejas para el casting. «Siempre fui muy de terapia. Individual ya la había hecho, pero de pareja, no. Aunque no estábamos pasando por un mal momento ni nada, me parecía una buena oportunidad para hacerla juntos por primera vez», comenta ella. Robert añade que cuando se lo propuso, él estaba trabajando. «Me pareció interesante. Le dije: ''Perfecto, vamos a ver qué ocurre''».
Ahí empezó un camino de varias sesiones de terapia con Múgica. «Primero se hicieron una serie de cuestionarios para saber un poco las características de cada pareja y el tipo de conflicto que existía. En este trabajo enfocado en las emociones, exponemos a las personas a esa parte más escondida y vulnerable de sí mismos que no están mostrando a su pareja. Nos aseguramos de que esas personas, independientemente del nivel de conflictividad que tuvieran, quisieran resolverlo. Además, queríamos que fuesen representativos de la mayor parte de la sociedad, que tuvieran problemas como los que podemos tener todos: por los hijos, el trabajo, llegar tarde a casa, la limpieza o por quién tiene la razón. Todos nos podemos ver reflejados por alguna dinámica concreta dentro de una pareja», explica la especialista.
La terapia que se llevó a cabo fue la focalizada en las emociones (Emotionally Focused Therapy). Está basada en la expresión de las emociones profundas como medio para salir de las inútiles y agotadoras discusiones que mantienen las parejas; lo que se conoce como el ciclo negativo. Fue desarrollada en los años ochenta por la doctora Sue Johnson y se trata de un modelo de intervención que tiene éxito entre el 70 y el 75% de las veces. «Le llamamos ciclo negativo de la comunicación a la manera en la que las personas hablan negativamente de los problemas, se repite una y otra vez y nunca se desactiva. Lo que hace es separar o deteriorar la vinculación de la pareja, genera una distancia emocional, se pasa a la bronca y volvemos otra vez a acercarnos. Pero eso se repite una y otra vez», señala Múgica.
Ese era el problema de Virginia y Robert. «A él le costaba mucho abrirse, mostrar sus emociones. Yo que soy una persona muy abierta que habla mucho, necesitaba y necesito contarle a él cualquier cosa que me pase. Pero sentía que yo no era eso para él», asegura ella. «Siempre le había dicho que no era que no quisiera contarle las cosas porque no confiara en ella, sino que si me pasa algo, a mí no me gusta llegar con problemas a casa», precisa él.
En las discusiones, ella buscaba hablar, mientras que él intentaba evitarlo, representando ese ciclo negativo de la conversación. «Ahí hay una persona que activamente protesta, que es el perseguidor, y aquel que evita la conversación diciendo que no pasa nada. El perseguidor presiona intentando acercarse a la pareja de una forma muy ruidosa y negativa. Pero las dos personas son responsables, no existe un único culpable. Cuando no se piensa igual, aunque nos hablamos de una forma negativa que nos impide acercarnos y que está deteriorando el vínculo y la conexión, el objetivo es que entendamos que somos aliados, no enemigos», expresa la especialista.
En la terapia pudieron entender que eso era lo que sucedía entre ellos con la ayuda de Múgica: «Las partes tienen que entender que uno de ellos se empieza a poner nervioso, se frustra, sube la voz... Y el otro lo que hace es que dice: ''No, no pasa anda''. Mira a otro lado o, también puede suceder en algunas parejas, que empieza a hablar de la misma manera. Las dos personas alzan la voz o incluso hay modelos evitativos en las dos partes. Pero no se habla del problema». Se identifican las conductas que tiene cada uno.
«Ya no quiero tener la razón. Quiero tener la razón juntos»
«En la segunda etapa de la terapia ya hemos conseguido que las parejas vean, casi como en una película, cuándo se va a disparar ese ciclo negativo. Me estoy sintiendo mal y esto es un elemento que ya sé que me indica que voy hacia ese tipo de conductas de comunicación que no quiero porque sé que nos van a distanciar. Ahí, empiezan a parar», considera la psicología. Empieza una nueva fase de trabajo: «Consiste en suavizar al perseguidor, que ya lo hemos ido haciendo en la primera etapa. Y al evitador lo hemos empezado a acercar a su mundo emocional. Sí, tienes sentimientos y esto que está pasando sí te afecta. Empezamos a hablar de las emociones más profundas y enlazando con una cosa que es muy importante: la teoría del apego».
Esta última se basa en la necesidad humana de tener vínculos seguros. «Johnson la rescató para la terapia de parejas adultas. Explica cómo las experiencias que tenemos en la infancia nos definen en la vida adulta. Se da un apego inseguro, evitativo cuando las personas de referencia, nuestros cuidadores, no respondían a las emociones de los pequeños. Las personas que recibieron este tipo de experiencias aprenden que las emociones no son importantes, las minimizan. O que a veces respondían y otras no, no había una predictibilidad en la conducta».
Sabiendo esto, se hace un trabajo interpersonal. «Trabajar de una forma más profunda, de sus miedos, persuasión, los momentos donde se sintieron abandonados, de sus expectativas no cumplidas. De cómo no fueron atendidos y a veces tienen ese miedo en la relación con la persona que aman».
«En las sesiones de terapia hablamos de cosas y llegamos a conclusiones que, solos, nunca habríamos llegado. Porque ya lo habíamos intentado alguna vez y nos quedábamos siempre en el camino, discutiendo. Aunque solo fuera porque en la sesión tienen que llegar a un punto común y pacífico, creo que nos ayudó un montón», dice Virginia. Robert, la escucha con atención, y añade: «El hecho de tener un moderador, alguien que sepa dirigir y expresarnos, ayuda. Elisa nos hacía preguntas bastante imparciales, solo que nosotros lo llevábamos a nuestro terreno de: ''Tú tienes razón, yo no''. Siempre nos enfadábamos. Gracias a la psicóloga nos llegábamos a entender».
En una de las escenas de esa segunda parte de trabajo de la terapia, Virginia confiesa que ya no quiere tener la razón, sino que ambos la tengan. Al repetirle su frase exacta, se ríe: «He entendido que es una pérdida de tiempo querer que él piense como yo. Somos dos personas diferentes, con distintas formas de pensar. Es llegar a ese punto medio en el que él esté cómodo y yo también. No hablamos de tener la razón, sino de que los dos estemos conformes con la decisión que se ha tomado o con cómo ha acabado esa conversación».
«Hemos reparado el vínculo afectivo y vamos a hablar de los temas de conflicto. Ellos han empezado a tener nuevas conversaciones en su casa, han empezado a abordar de forma diferente los problemas por los que discutían, ya mucho más conectados y de una forma más empática. Se hace como una recapitulación de por qué discutían y ellos mismos dicen: "Sí, nos hemos entendido". Somos diferentes, queremos cosas diferentes, pero sabemos hablar de una manera que no nos aleja. Esta es la tercera etapa y es la más corta», explica la psicóloga.
La vida en pareja después de la terapia
El documental (y por lo tanto, las sesiones de terapia) se acabó de rodar hace unos meses y los dos enamorados confiesan que su vida ha cambiado mucho desde entonces, pero para bien. Desde hace unos meses, después de nueve años, se compraron un piso para irse a vivir juntos. «Ahora nos cuesta más discutir. Antes de hacerlo, llegamos a entender el punto de vista del otro y, si lo hacemos, acabamos diciendo: ''Mira, es que no merece la pena esta tontería''. Discutimos muy poco, la verdad», confiesa Robert. A lo que Virginia, añade: «Pudo haber algún tema en algún momento que nos hizo discutir mucho, pero ahora no».
En el documental se reflejan las historias de otras cuatro parejas y a día de hoy, no todas siguen juntas. En cualquier caso, Múgica remarca que la separación no es un fracaso: «El modelo de trabajo enfocado en las emociones no es para que la pareja siga al cien por cien, sino para que la pareja pueda hablar de los temas de discusión y conflicto de una manera en la que se pueda entender y enfatizar. A veces, una buena resolución es una buena separación porque por la dinámica de la relación, las características de la persona y la vida… Es una pareja que no va a poder continuar. Pero que hablen de esto de una manera que sea respetuosa, cordial y empática, también es un éxito».
«Para mí el amor es llegar a casa a abrazarla»
Desde el punto de vista psicológico, Múgica considera el amor como una conexión segura. Pero era inevitable no preguntarle a Virginia y Robert qué era para ellos esa palabra. «Es difícil contestar, pero para mí el amor es llegar a casa ansioso por abrazarla. Estar a gusto con ella. Creo que es eso», contesta él. Por su parte, ella responde: «Para mí el amor es él. Es el primer novio que he tenido y es la primera persona que ha conocido a mis padres. Todo lo que había visto en las películas y en las series que pensaba que no era verdad, sí pasa. Realmente el amor de verdad supera la ficción».
«Tenemos la necesidad de tener un lugar seguro en el que, cuando la vida se hace difícil, tener la seguridad de que alguien me recibe, me recoge, me quiere en esa parte de mi mismo que no puedo aceptar. El amor de pareja es una conexión segura para afrontar los retos y dificultades de la vida con alguien que me acepta como soy», concluye la psicoterapeuta.