Gunda Georg, desarrolladora de la píldora masculina: «Esperábamos 200 embriones de ratones y solo tuvimos dos»

LA TRIBU

Gunda Georg es investigadora en la Universidad de Minnesota.

La científica de la Universidad de Minnesota obtuvo una efectividad del 99 % en ratones; tras adquirir la licencia, una compañía comenzará ahora los ensayos en humanos

15 jul 2023 . Actualizado a las 18:21 h.

Gunda Georg es alemana, pero ha sido en la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) donde su carrera investigadora como química médica ha saltado a los titulares de cada rincón del mundo. No ha sido por desarrollar un fármaco contra el cáncer, una tarea a la que se dedicó durante un tiempo, sino por adentrarse en un camino abandonado por la industria desde hace décadas: lograr una píldora anticonceptiva para los hombres que no contenga hormonas, el santo grial de la anticoncepción. Ha sido ella quien ha liderado uno de los proyectos más prometedores, que comenzará ahora a ser testado en humanos. 

Pero su historia es también un relato de cómo funciona la ciencia y la industria del desarrollo de fármacos. La idea es suya, pero del camino que llevará a esta píldora —o no— al mercado, será mera espectadora. Porque cuando una compañía se hace con la licencia, los pioneros ceden el testigo; dejan que vuele. Puede sonar duro, pero ella no lo ve de esta manera. «¿Qué te puedo decir? Se ha obtenido una financiación de 20 millones de dólares de los inversores y yo estoy encantada. Sí, podría haber intentado fundar una empresa, desarrollarla por mi cuenta, pero es que tengo muchos otros proyectos en los que sigo trabajando y que quiero seguir impulsando». La realidad es testaruda y el dinero está en el sector privado, no el mundo académico. Las posibilidades de que este compuesto llegue al catálogo de opciones anticonceptivas pasa por aceptar que unos empiezan y otros acaban. Pero su interés parece nutrir más la ciencia que su bolsillo: «Es posible que esto se prolongue y termine por no ver los frutos de mi trabajo, pero quiero, al menos, con pequeños pasos, empujar. Pase lo que pase, estoy enriqueciendo la literatura científica en este campo para que otras personas puedan aprovecharlo en el futuro y así es cómo lo veo». Pero lo que ha logrado hasta la fecha, es lo más prometedor en mucho tiempo.

—¿Cómo empezó toda esta investigación?

—Me dedico a la química médica. Diseñamos moléculas para todo tipo de dianas terapéuticas: desde el cáncer a enfermedades infecciosas. Hace no muchos años, el NIH, la agencia de investigación médica del gobierno de Estados Unidos, buscaba un perfil como el mío para empezar a trabajar en un tratamiento anticonceptivo masculino no hormonal. No había nada demasiado novedoso en el campo de la anticoncepción, mucho menos para los hombres, donde no se producía absolutamente nada. Pensé que podría ser interesante. Me puse a buscar colaboradores que trabajasen conmigo, biólogos reproductivos y contacté con Joseph Tash, de la Universidad de Kansas. Hicimos equipo para buscar fondos. Y los encontramos.

—¿Fue fácil? Es un campo novedoso y que apunta a ser muy rentable.

—Siempre es difícil. Muy difícil. Es un mundo muy competitivo. En el sistema americano siempre tienes que competir, competir y competir. 

—La clave de su proyecto es que es un método anticonceptivo no hormonal. 

—Sí. En la actualidad, existen agentes hormonales que están siendo clínicamente testados en hombres. Estos ensayos están en marcha. Hay dos tipos. Uno es una pastilla que se toma por vía oral; después, hay otra aproximación que consiste en un gel que se aplica de manera tópica. La piel absorbe compuestos de tipo testosterónico y reduce la producción de esperma. Y este es el que parece preferir la población masculina porque, aparentemente, no presenta efectos secundarios. Por tanto, hay cosas que se están moviendo. Pero existen otras oportunidades no hormonales; que no impliquen a la testosterona. 

—Si se lograse un tratamiento anticonceptivo masculino sin hormonas, parecería lógico que fuesen los hombres quienes se lo aplicasen. ¿Cree que estamos preparados como sociedad para que los hombres asuman la responsabilidad de tomar la píldora?

—Hay un investigador llamado Steve Kretschmer que ha presentado gran cantidad de datos sobre este tipo de problemáticas, una investigación que está a punto de publicar. Es bastante llamativo observar cómo las mujeres sí confiarían en sus parejas. Lógicamente, hay que diferenciar entre las parejas comprometidas y los rollos de una noche. Ante un encuentro casual, no deberías confiar demasiado, pero en una pareja consolidada, que toma decisiones sobre medidas anticonceptivas en conjunto, creo que sí nos podríamos sentar y decir que vamos a hacer esto o lo otro, que este año yo me encargaré y el siguiente lo harás tú. Todo es fruto de una negociación dentro de la pareja y, si no confías en tu marido, deberías ver qué está pasando independientemente de que se esté o no tomando la píldora. Está claro que las mujeres tienen más que perder en materia anticonceptiva, pero las investigaciones parecen indicar que este problema de fiabilidad y confianza no existe o, al menos, que no es tan importante como alguna gente parece pensar.  

—He leído que le escriben muchísimos hombres preguntándole por cómo va el fármaco, ¿es cierto?

—Sí. Cada vez que se publica algo sobre el tema recibo multitud de correos electrónicos de gente preguntándome si sería posible participar en los ensayos clínicos. Pero ni yo misma sé cuándo van a empezar estos estudios. Hay que entender cómo funciona la ciencia clínica. La compañía que se ha hecho con la licencia, al parecer, está solicitando iniciar los ensayos en diversos países. Esto implicará que comenzarán las pruebas en un centro médico por el que empezarán a pasar hombres que deberán permanecer cerca de allí. No pueden ser señores de Bavaria o españoles. Tienes que estar cerca porque un ensayo clínico necesita ser monitorizado. Pensemos que la primera píldora que a cualquier sujeto de estudio se le administre será a dosis muy bajas, quizás una décima parte de la posología final, que servirá para comprobar cómo se tolera. A partir de ahí, se incrementará la dosis, pero deberán ser monitorizados de manera estricta y cercana para detectar cualquier posible efecto adverso. El hecho de que no hayamos visto problemas en perros o monos no quiere decir que no los haya porque, para empezar, no hablan. Es cierto que parece no haberlos. La hemos probado en ratones y hemos visto cómo corrían felizmente con total naturalidad; también los monos actuaban de manera normal. Pero es que se debe ser muy cuidadoso cuando comienzas los ensayos con humanos para asegurarte de que no sucede nada raro. 

—Es decir, que es posible que al mismo tiempo se estén produciendo ensayos en Minnesota, Madrid o Berlín.

—Sí. Desconozco qué estrategia se va a seguir. Una vez le otorgas la licencia a una compañía, son ellos los que se encargan de todo y te pueden informar o no sobre lo que están haciendo porque, al final, se trata de una compañía privada y tienen su propia manera de hacer las cosas. En concreto, en este caso sí se me está pidiendo consejo y se me ha informado de determinadas cosas, pero otros productos que hemos desarrollado, tras entregar la licencia, no vuelves a escuchar nada sobre ellos. 

—¿Sigue entonces involucrada en el proceso?

—Nosotros desarrollamos este compuesto, que resultó ser efectivo y ahora debe ser llevado a las puertas de las agencias reguladores para obtener su aprobación y comenzar los ensayos. Todo este trámite se iba a iniciar en Gran Bretaña, pero es probable que también se desarrolle en Estados Unidos. Como te he dicho, no sé exactamente qué es lo que está sucediendo ahora mismo, pero la expectativa es que todo comience este mismo año. Y lo cierto es que es más tarde de lo que calculamos, pensábamos que a estas alturas ya habrían comenzado.

—¿Y lo tendremos en el mercado cuándo? Le pido una estimación sabiendo que está al margen de estas negociaciones.

—Es una pregunta muy difícil de contestar. Lo que la mayoría de la gente te diría es que este proceso lleva unos diez años y, probablemente, sea un plazo realista. Pero en este caso soy un poco más optimista. Este compuesto ya se probó en animales y ha sido tolerado muy bien. Además, debemos entender que esta píldora afecta a la producción de esperma —la espermatogénesis— y esto resulta sencillo de monitorizar. Se considera que un hombre es infértil si su recuento de esperma se encuentra en niveles por debajo un millón de espermatozoides por mililitro. Creo que esto puede ser medido de una manera relativamente sencilla. En principio, en los ensayos clínicos se haría un seguimiento de este recuento de esperma, pero llegado el momento habría que trasladarlo a la realidad de las parejas y probarlo ahí. Comprobar que funciona realmente a la hora de prevenir un embarazo y eso sí que puede llevar un tiempo. Pero soy optimista y creo que no se necesitarán diez años si todo va como debería. De todas formas, debemos entender que el mundo del desarrollo de fármacos es un negocio muy, muy arriesgado y muchas cosas acaban fallando en la parte clínica. No podemos asegurar que sea este proyecto el que vaya a llegar sí o sí al mercado, pero nos cubrimos las espaldas y ya estamos trabajando en una segunda generación de compuestos por si se diese el caso de que algo fallase con el primero. 

—Personalmente, ¿tiene la sensación de que se trata de la investigación más importante o destacada de entre todas las que ha trabajado?

—Estoy muy orgullosa de lo que hemos hecho a lo largo de los años, especialmente porque no demasiada gente está trabajando en esta área. Somos un grupo muy pequeño de personas en todo el mundo. Hace quince o veinte años, cuando nosotros empezamos en esto, las compañías farmacéuticas habían dado por finiquitado sus programas masculinos de anticoncepción, lo cual complicaba mucho más encontrar financiación. El dinero que puede aportar una compañía a un proyecto es tremendo, pero nosotros, desde el ámbito académico, tenemos unos recursos muy limitados y es prácticamente un milagro que un fármaco, solo con ese respaldo, logre llegar al mercado. He podido apreciar la diferencia claramente comparando lo que yo podía hacer con este compuesto y lo que supuso el desembarco de YourChoice Therapeutics, lo que fueron capaces de hacer. Por ejemplo, realizaron el estudio con monos que costó 400.000 dólares. Para que compares, mi beca de investigación fue de unos 300.000 dólares al año. Dinero que tuve que compartir con mi compañero. Nunca podría haber hecho esos ensayos en monos con los fondos que recibimos del NIH, eso está fuera de toda duda.

—Según datos del New York Times, el 60 % de los embarazos que se producen en Estados Unidos no están planificados. ¿La píldora masculina podría ayudar a resolver esto?

—Sí, lo creo. Que no sean buscados no significa que la gente no quiera tener hijos. Simplemente se puede deber a un mal momento o cualquier otra cosa. Creo que si hubiese más opciones disponibles, estas cifras se reducirían. En la introducción de los objetivos de mi beca, es algo en lo que siempre he insistido. Existe una necesidad, porque el 45 % de los embarazos en todo el mundo no son deseados. No se trata solo de Estados Unidos, esto pasa en todo el mundo. 

—Hace hincapié en que no deseado no significa que se renuncia a la maternidad, ¿ha recibido críticas de sectores conservadores por el campo en el que trabaja?

—Mi campo es polémico y me está pasando algo interesante. Cada vez que recibo un correo me imagino que va a ser alguien recriminándome lo que estoy haciendo, creo que será para decirme que estoy desarrollando algo horrible. Pero no. Nunca he recibido un mensaje de este tipo. 

—¿No hay tanta beligerancia con el esperma?

—Es que realmente estamos previniendo embarazos, que nada tiene que ver con problemáticas como la del aborto. Hablamos de preconcepción, que puede ser útil. Una cosa es lo que digan las religiones y otra lo que acaba haciendo la gente. Realmente, son cosas muy diferentes, porque de lo contrario tendríamos siete o diez hijos por cada familia estadounidense, española o italiana y no es el caso. 

—Dice que son pocos los que están trabajando en este campo, pero sí que existen otros proyectos de píldora anticonceptiva masculina en desarrollo.

—Existe, por ejemplo, un proyecto de la Universidad de Washington que es bastante similar al nuestro. De hecho, hubo puntos en los que hemos colaborado. Nuestro proyecto está más ligado a los ácidos vaginales. Desde la década de 1930, hace ya mucho tiempo, sabíamos que si sometías a ratones a una dieta baja en vitamina A se volvían infértiles. Esto lo que nos dice es que los ácidos retinoicos son críticos para la espermatogénesis. El ácido retinoico interactúa con tres receptores en el cuerpo humano: los receptores de ácido retinoico alfa, beta y gamma. A raíz de este conocimiento, se realizaron estudios knockout en ratones —en relación con la investigación genómica, el término knockout se refiere al uso de ingeniería genética para inactivar o eliminar uno o más genes específicos de un organismo—. Se les desactivaron estos tres receptores. Los animales alfa y gamma resultaron ser infértiles; los beta, no. Por lo que, los receptores alfa y gamma son muy importantes para la espermatogénesis. Estos sujetos de estudio resultaron ser viables, lo que sin duda fue una buena noticia. Es cierto que presentaron algunos problemas de desarrollo a los que les damos una importancia relativa porque no es lo mismo un ratón en desarrollo que tratar con un ejemplar adulto. En cualquier caso, lo que obtuvimos fue una diana terapéutica: teníamos un ratón desactivado, viable y estéril. Y esto es lo que quieres saber cuando arrancas el camino de un programa de investigación.

—¿Los efectos son reversibles?

—Sí. Lo son. Del mismo modo que si a un ratón le das una dieta pobre en vitamina A se vuelve estéril, si vuelves a proporcionarle una dieta adecuada, el escenario vuelve a la normalidad. 

—¿Y en humanos?

—También. Es reversible, eso seguro. La manera en la que lo comprobamos fue monitorizando a los ratones. Esperábamos tener 200 embriones y solo tuvimos dos. Como vemos, es muy efectivo. De ahí sale ese 99 % de efectividad. Cuando tú administras el tratamiento, debes aplicarlo para un ciclo completo de la espermatogénesis. El desarrollo del esperma en ratones se prolonga durante 35 días; si hablamos de varones humanos, son 74 días. En otras palabras, el tratamiento comenzará a ser efectivo pasados 35 días en ratones y 74 días en humanos. Así se prevendría la espermatogénesis. Para revertir estos efectos, pararías el tratamiento para iniciar un nuevo ciclo de esperma que se prolongaría durante esos 74 días. Esto funciona así. Debes esperar ese tiempo si quieres obtener los resultados completos y otros 74 días antes de la recuperación.

—Por tanto, ¿cómo sería la pauta del tratamiento?

—En el caso de nuestro compuesto, se les administró una pastilla al día a los ratones.

—¿Tiene confianza en que esto va a salir adelante?

—¿Sabes lo que pasa? En investigación se tiene que ir paso a paso...

—Lo sé. No le pregunto por el suyo en concreto, sino a si podemos afirmar que en el futuro tendremos una píldora anticonceptiva para hombres.

—Sí, lo creo. 

—La gran pregunta es: ¿tiene menos riesgos para la salud su píldora no hormonal para hombres que la actual alternativa para mujeres?

—Dependerá de cuáles son las condiciones de salud de la mujer, de si existe algún tipo de condición previa de algún tipo. Si ha sufrido, por ejemplo, un infarto, evidentemente la píldora femenina no debe ser una opción para ellas. Cada persona deberá explorar opciones con su médico para tratar de averiguar qué cosas sí y qué cosas no le convienen. Y creo que debe ser por ahí por donde discurra la discusión en el futuro, especialmente si acabamos disponiendo de una opción para los hombres. 

—Cambio la pregunta, a nivel conceptual, ¿es más saludable la píldora masculina que la femenina?

—Tiene que demostrarlo, pero la idea es que lo sea. Pero es que debemos darnos cuenta que, para muchas mujeres, el control de la natalidad no es un problema. Debería ocurrir también en el caso de los hombres. O te pongo otro ejemplo, estas píldoras anticonceptivas en estudio que se basan en los mecanismos de la testosterona, en algunos casos, parecen causar depresión. Si ya sabes que tienes depresión o riesgo de padecerla, no te vas a querer tomar esta pastilla. La cuestión es disponer de opciones.

Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé
Lois Balado Tomé

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.

A Coruña (1988). Redactor multimedia que lleva más de una década haciendo periodismo. Un viaje que empezó en televisión, continuó en la redacción de un periódico y que ahora navega en las aguas abiertas de Internet. Creo en las nuevas narrativas, en que cambian las formas de informarse pero que la necesidad por saber sigue ahí. Conté historias políticas, conté historias deportivas y ahora cuento historias de salud.