22 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.
Seguramente hay otras carreteras más peligrosas y mortíferas, pero las ocho muertes que se produjeron el pasado año en la N-120 y la N-VI no dejan de ser un balance trágico. El descenso generalizado de los accidentes no debe hacer bajar la guardia a los servicios de vigilancia del tráfico, ni a los responsables del mantenimiento de los viales, ni a los usuarios. El único balance satisfactorio solo puede ser el de cero accidentes.