Fernando Hernández, que trabaja en O Barco de Valdeorras, acaba de dar a la imprenta «Juguetes de lo desconocido»
01 dic 2015 . Actualizado a las 22:20 h.El monfortino Fernando Hernández González lleva dos décadas ejerciendo como policía local -con el grado de cabo- en O Barco de Valdeorras y acaba de estrenarse como novelista con Juguetes de lo desconocido, que presentará el viernes en un acto que se celebrará a las ocho de la tarde en la galería Sargadelos de su ciudad natal. Su primer libro se encuadra en el género negro y de intriga, aunque prefiere no llamarlo novela policíaca, y es la plasmación de una idea que tenía en la cabeza hacía mucho tiempo. «Es algo que siempre quise hacer aunque no tuve ninguna relación con la literatura ni estudié nada que tuviese que ver con ella», explica. Los estudios que tiene son de ciencias criminológicas, una especialidad en la que se graduó en la universidad compostelana y que sigue cursando en la actualidad.
Un día, teniendo ya en la mente la idea general de la trama, se animó a probar si era capaz de llevar a cabo este proyecto. «Todo fue ponerme y ver que iban saliendo las tres, cuatro o cinco primeras páginas», señala. Durante el proceso de escritura de la novela -añade- no le contó a nadie lo que estaba haciendo. «No lo sabía ni mi mujer», precisa. Cuando terminó de redactar las más de cuatrocientas páginas que tiene la obra en su versión impresa, todavía no tenía la intención de publicarla. «Era solo una cuestión de autosatisfacción, de saber que podía hacer algo así, y de dar a leer el libro a los amigos con la única idea de que pasasen un buen rato», añade. Estos primeros lectores fueron quienes lo animaron a editar el trabajo.
Realidad y ficción
Hernández puntualiza que la historia que cuenta en Juguetes de lo desconocido no se basa en ningún caso concreto con el que haya tenido contacto en su experiencia profesional como policía. «Pero sí he sacado mucho de lo que estudié en criminología y lo que aprendí en algunas de las asignaturas fue quizá el empujón que me animó a escribir una novela de este estilo», apunta. «Es una historia de ficción, pero no cuenta hechos irrealizables», agrega.
La narración urdida por el policía monfortino tiene numerosos escenarios, entre los que figuran Monforte y la Ribeira Sacra, así como Ourense -donde vive el protagonista- y otras localidades de fuera de Galicia. El marco temporal se extiende desde finales del siglo pasado hasta una época futura situada en torno al año 2031. «Hay menciones a cambios sociales y revoluciones, pero tienen un carácter más bien anecdótico», dice el autor. Su intención, añade, es contar una historia que resulte interesante y no hacer crítica social o política ni propagar ningún ideario.
En cuanto a sus referentes literarios, Hernández admite que no es un lector empedernido de obras de ficción. «La verdad es que entre el trabajo, la familia y los estudios que sigo cursando no tengo mucho tiempo, pero cuando puedo me gusta leer a autores como Arturo Pérez Reverte, Antonio Muñoz Molina, Almudena Grandes, Carlos Ruiz Zafón o María Dueñas», comenta. En lo que respecta al género negro, dice haber disfrutado con las novelas de la célebre serie Millennium del sueco Stieg Larsson.
Para publicar Juguetes de lo desconocido recurrió a una plataforma de autoedición porque «tal como está hoy la situación, es prácticamente imposible que las editoriales acepten manuscritos de autores noveles». Pero advierte que con estas iniciativas hay que tener mucho cuidado: «Algunas de esas plataformas son un engaño y de hecho a mí estuvieron a punto de estafarme en una de ellas, pero quedé muy contento con la que acabé editando este libro».
Posible continuidad
Una vez conseguido el objetivo de publicar su primera novela, Fernando Hernández no tiene claro si continuará por este camino. «Me dio mucho trabajo escribir este libro, pero no descarto hacer más en el futuro si tiene una buena acogida y si encuentro tiempo suficiente», dice. «Evidentemente me tendrán que dar bastantes collejas y habrá quien diga que este libro no le interesó nada o que le pareció un bodrio, pero bueno, por ahora a la gente que lo ha leído parece que le gusta», concluye.