Ribeira Sacra cumple veinticinco años en el arranque de una nueva vendimia

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

rafa prado

El primer consejo regulador quedó constituido el 18 de septiembre de 1991

20 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado domingo se cumplieron veinticinco años de la autorización por la Xunta de Galicia del primer consejo regulador de Ribeira Sacra. La Consellería de Agricultura publicaba el 18 de septiembre de 1991 la concesión a la zona del indicativo Viños da Terra, que pronto propiciaría el salto a la denominación de origen. Las hemerotecas ponen de relieve que aquella cosecha tuvo curiosamente muchos paralelismos con la actual. No se registraron ataques tan intensos de mildiu, pero sí daños por granizadas en viñedos de Amandi, Frontón y A Cova. Al igual que esta campaña, los viticultores recibían con agrado las lluvias de comienzos de septiembre tras una prolongada sequía estival.

Formalismos a un lado, el funcionamiento de Ribeira Sacra como Viños da Terra no difería de la futura denominación de origen. La composición del consejo regulador provisional del año 1991 tampoco sufriría grandes cambios cuando llegó el reconocimiento definitivo. Muchos de sus integrantes siguen en la brecha. Evaristo Rodríguez, César Enríquez, José Gómez Tojeiro y Manuel Gómez Guntiñas ya acompañaban al presidente, José Manuel Rodríguez, que desde entonces se mantiene en el cargo.

Formaban parte también de aquel primer órgano rector José Rodríguez Gómez, Antonio González Fernández, José Manuel López Balboa, Luis Pérez Bertólez, Alfonso Regal Teijeiro y el malogrado bodeguero de Quiroga Vicente Gallego Fernández. «Hasta ahora no éramos nada. Ahora tenemos un vino con nombre y apellido», declaraba este último vocal el día de la publicación en el DOG de la orden de la Consellería de Agricultura.

Fallida estación enológica

El consejo regulador echaba a andar con ambiciosos retos en su hoja de ruta, como la potenciación de las variedades autóctonas se consiguieron con creces, aunque hoy haya quien se arrepienta de haber arrancado las viejas cepas de garnacha. Otras iniciativas que se planteaba el sector vitícola hace ahora veinticinco años, caso de la puesta en marcha de una estación enológica en Sober, quedarían sin embargo en el tintero.

Tampoco se llegaría a abordar la diferenciación de las viñas en bancales frente a las que se cultivan en condiciones orográficas menos adversas, por la que abogaba en aquella época desde el órgano rector el chantadino José Gómez Tojeiro.

Los impulsores de la denominación de origen buscaron desde un primer momento evitar posibles fricciones. La división en subzonas había propiciado que los bodegueros de Amandi -que aspiraban a tener una etiqueta propia- aceptasen compartir viaje con los de otras riberas en las que veían un menor potencial para la elaboración de vinos de calidad. El mapa de zonas admitidas era muy similar al actual, con municipios pertenecientes a las provincias de Lugo y Ourense. Pero la presencia de productores ourensanos no fue muy bien acogida de buenas a primeras del otro lado, donde se había llegado a barajar el nombre de «Sur Lugo» para identificar sus vinos.

Reticencias con Ourense

Las reticencias iniciales a la presencia de viñedos de Nogueira de Ramuín, Pobra de Trives, Castro Caldelas, Parada de Sil y Teixeira no tardaron en desaparecer, en gran parte por la buena acogida que tuvieron los vinos de Ribeira Sacra en un mercado huérfano de tintos gallegos. De hecho, en sucesivas ampliaciones se incorporarían al mapa de la denominación de origen los municipios ourensanos de Manzaneda y A Peroxa. Acabarían entrando además, del lado de Lugo, viñas de Paradela y Portomarín y zonas de viñedo en llano del municipio de Pantón.

La ampliación del mapa no ha sido el único cambio experimentado en la denominación de origen. En los primeros años, la vendimia estaba lejos de alcanzar el millón de kilos de uva. Bastante menos de los cinco millones que espera contabilizar el consejo regulador en la presente campaña a pesar de los daños del mildiu y de las granizadas que afectaron a la zona de Doade. En el año 1991, por estas fechas, muchos cosecheros confesaban en la prensa que todavía tenían cubas sin vender de la vendimia anterior. Los problemas para dar salida al vino a granel fueron claves para el despegue de la denominación de origen. La rentabilidad del cultivo de la uva marcará también su futuro más inmediato.

La cosecha en la que echó a andar Ribeira Sacra guarda similitudes con la actual

Muchos vocales de aquel primer órgano rector siguen al frente de la denominación