Una asociación alega para evitar que el eremitorio rupestre quede sin proteger
22 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Cerca de 174 kilómetros repartidos por las provincias de Lugo y Ourense, en los que están situadas 170 poblaciones, entran en el mapa del expediente para convertir la Ribeira Sacra en Paisaje Cultural. Parte de esa superficie -la que coincide en el eje central de la declaración- pasará a contar con el nivel máximo de protección que implica la figura de bien de interés cultural (BIC). Pese a lo mucho que se juega la zona, la exposición pública de la propuesta no parece haber despertado excesivo interés después de que el consejo regulador obtuviese garantías de la Xunta para que la actividad vitícola se vea condicionada lo menos posible. Habrá objeciones de calado, sin embargo, de la asociación cultural O Sorriso de Daniel. Entre otras alegaciones, reclama la categoría de BIC para el eremitorio de O Cotillón.
Aprovechada durante años como bodega de una vienda particular en San Román de Acedre, localidad ribereña del municipio de Pantón, esta capilla rupestre es para algunos expertos el vestigio más antiguo del monacato en la Ribeira Sacra junto con el monasterio ourensano de San Pedro de Rocas. Hasta la fecha no fue catalogada y el expediente de Paisaje Cultural la ignora en su propuesta de declaración de nuevos BIC. O Sorriso de Daniel incluirá este elemento patrimonial, además de otras edificaciones románicas y prerrománicas, en la alegación que presentará al expediente impulsado por la Consellería de Cultura.
La declaración de BIC en el ámbito del Paisaje Cultural es un primer paso obligado para optar a la designación de Patrimonio de la Humanidad. Para el colectivo cultural que pide la revisión del expediente, difícilmente habrá tal reconocimiento por parte de la Unesco «cunha incoación de mínimos e sen ningún tipo de ambición». «Non hai unha visión de conxunto da Ribeira Sacra, faltan elementos patrimoniais que son pezas fundamentais para entender hoxe o que significa este territorio», explica Carme Varela, secretaria de O Sarriso de Daniel.
Ausencias como la del eremitorio de O Cotillón devaluarían las aspiraciones de este territorio para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. En la recta final del plazo de alegaciones, la asociación ultima un listado de elementos históricos que deberían figurar como nuevos BIC. En el ámbito de la Ribeira Sacra lucense, buena parte se encuentran en la zona de Chantada. «Nesa incoación ten que existir un compromiso implícito de conservación e coidado de determinadas edificacións. A declaración de BIC non pode ser unha oportunidade perdida», dice Carme Varela.
«Non chega coa foto dun somier de peche, hai que esixir axudas para que iso non pase»
El consejo regulador de la denominación de origen acogió con recelos la propuesta de declaración de Paisaje Cultural por su posible repercusión sobre la actividad vitícola. Tras varias reuniones con la consellería, consiguió que el expediente ahora en fase de exposición pública incorpore buena parte de sus reivindicaciones. Queda por resolver, no obstante, la propuesta más ambiciosa. El sector reclama que se creen ayudas de 1.200 euros por hectárea para los viticultores cuyas viñas están en zona BIC.
Estos incentivos se conceden desde hace tiempo para la protección de paisajes vitícolas singulares en otras zonas europeas. En España, Canarias es pionera y ofrece subvenciones de hasta 1.650 euros por hectárea por ese mismo concepto.
La asociación cultural O Sorriso de Daniel suscribe la propuesta del consejo regulador. «O urbanita preocúpase de denunciar o feísmo coa foto dun somier que fai de peche dunha leira, pero tamén hai que preocuparse de que o dono desa terra teña acceso a unhas axudas que lle permitan facer un peche en condicións», dice Carme Varela.
Poco debatida
Desde su punto de vista, el expediente del Paisaje Cultural responde a una propuesta «sen ambición, á baixa, e pouco falada e debatida», con la que se pierde la oportunidad de «implicar á xente da Ribeira Sacra na protección do patrimonio». Las exigencias a las que deberán someterse los viticultores contratastan para ella con la permisividad para la actividad industrial en los «exoámbitos» de la declaración.