El hijo del alcalde socialista de Castro, asesinado en 1936, regresa de Buenos Aires para pedir reparación moral
29 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Sus 88 años no son un impedimento para que Darío Rivas regresase de nuevo de Buenos Aires a Lugo con un objetivo especial: defender el honor de su padre, solicitar justicia y una reparación moral. Su padre fue Severino Rivas, alcalde socialista de Castro de Rei, asesinado en Cortapezas (Portomarín) el 29 de octubre de 1936 por los falangistas.
En los últimos días Darío, que pasó casi sesenta años buscando los restos de su padre y que, por fin, los halló en el verano de 2005, mantuvo contactos con diversas autoridades lucenses con la finalidad de pedirles colaboración para intentar que se haga justicia.
«Mi padre no puede ser juzgado por traición a la patria, porque los verdaderos traidores fueron ellos derrocando a un gobierno legal, elegido democráticamente por la mayoría del pueblo», expresó Darío. Este hombre que reside actualmente en Ituzaingó (Buenos Aires) y que conserva muchos familiares en la provincia lucense, asegura que fueron «los falangistas los que secuestraron a mi padre y lo entregaron a los militares en la cárcel de Lugo con una nota que decía lo siguiente: «A ruego de Falange Española por traición a la patria y por traición de armas». Los militares dieron cumplimiento al ruego de sus colaboradores y, en base a un expediente procesal, lo ingresaron en el presidio en concepto de detenido, con el suplicatorio de Falange Española, en fecha 26 de agosto de 1936».
Severino Rivas, según cuenta su hijo, fue puesto en libertad el 29 de octubre de 1936 y ese mismo día «entregado a los asesinos», dice la certificación del Registro Civil de Portomarín, «en las primeras horas del día 29 último». «Mi padre apareció ese día tirado sin vida en la cuneta de la carretera que va de Lugo a Portomarín, cerca de la capilla de Cortapezas. Su fallecimiento fue consecuencia de una hemorragia producida por un proyectil de arma de fuego, según el informe facultativo de la autopsia practicada. «Él perdió la vida y los nueve hijos perdieron a su padre», añadió Darío. La sentencia a muerte, explicó, «se concretó en el acto del secuestro de mi padre por parte de Falange, entregándolo a los militares».
«Ocurrió que las autoridades de la cárcel y los falangistas notaron que mi padre era visitado por distintas personas, entre ellas un cura que se interesaba por su libertad. Por eso optaron por dejarlo libre y acto seguido entregarlo a los falangistas para asesinarlo de cinco tiros», explicó. Según sus datos, en el certificado de defunción se dice que murió de un tiro, según la autopsia. «No se efectuó autopsia, ya que no existe constancia de la misma en ningún registro y en cuanto al tiro, durante la exhumación pudimos ver el orificio de bala en el cráneo», explicó este hombre que de niño fue enviado a Buenos Aires para estudiar y educarse.
Darío quiere solicitar ante el Gobierno español, la justicia o quienes corresponda, «una reparación moral, por el honor de mi padre», de conformidad a la Ley de Memoria Histórica, aprobada el 31 de octubre de 2007, por la que se reconocen y amplían los derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura
Heridas sin cerrar
«Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia delante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. En realidad quieren la destitución su pasado en particular. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el corazón de quienes perdimos a nuestros seres querido como consecuencia de la dictadura militar franquista. El único tratamiento es la verdad y luego la justicia. Solo así es posible el olvido verdadero», explicó Darío Rivas.
El hijo del ex alcalde socialista de Castro de Rei, ha obtenido gran cantidad de documentación: el expediente procesal, la partida de nacimiento, el certificado de defunción... Con todos los documentos y diversos apuntes sobre la vida de su padre, plantea efectuar diversas solicitudes. La primera es que el término «traición a la patria» que figura en el expediente, «no quede para la historia porque mi padre no fue un traidor; los traidores fueron ellos».
Además, está interesado en que la Diputación publique un apunte biográfico de Severino Rivas redactado por Antonio Gato Soengas.