Muchas vidas ante sus ojos

LUGO

Valentín Purriños inició una actividad profesional que sus hijas han continuado y ampliado hasta lograr numerosos premios por toda España

31 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Valentín Purriños, natural de Labrada (Guitiriz), fue cuatro veces, de los 11 a los 14 años, a segar a Castilla. Lo movía una curiosidad. «Vía aos fotógrafos polas festas e quería saber por que saían as fotos desas caixas. Comprei a primeira cámara e descubrino», dice. Por 400 pesetas -que, recuerda, «daquela xa che eran cartos»- adquirió en Lugo una Kodak.

En Momán (Xermade), que tenía una feria cuya importancia en aquella época compara con la que hoy pueda tener la de Castro de Ribeiras de Lea, abrió su primer estudio. Alquiló un bajo y empezó a ir a las fiestas en bicicleta y en autocar, aunque pronto modernizó sus medios de transporte. Con 18 años compró una Montesa de 175 centímetros cúbicos que en solo dos años, de ir a lugares de festejos y a salas de fiestas, elevó el cuentakilómetros a 110.000.

As Pontes, Ferrol, Betanzos o Lugo eran algunos de los destinos del joven fotógrafo, que pronto ampliaría de dos a cuatro las ruedas sobre las que movía el motor que lo llevaba de un lado a otro: su primer coche fue Seat 1500. No sería ese el único cambio importante, ya que se casó.

Su esposa, nacida en Cazás (Xermade), se aficionó a la fotografía tras la boda. El matrimonio se instaló en Vilalba en 1974. Puede decirse que la sombra de los Andrade los acoge, ya que tanto el primer estudio, situado en la praza dos Ovos, como el actual, ubicado en Valeriano Valdesuso, están muy cerca de la emblemática torre medieval.

Purriños recuerda que el interés por una fotografía era entonces un súbito impulso. «Víante nunha festa -afirma- e calquera grupo de amigos che pedía unha foto. Non era unha necesidade, era un impulso».

Su hijas Yolanda e Inma han crecido entre cámaras, carretes y flashes. Igual que los negativos han dejado paso a las tarjetas, y los procesos de revelado, a las descargas de imágenes en el ordenador, hoy la gente parece planificar más el momento y el lugar en que quiere ser fotografiada, aunque eso no parece significar que imponga completamente los criterios al que inmortalizará el momento.

Vía libre

«Te dejan bastante vía libre», dice Inma. Esa vía libre ha permitido a las dos hermanas cultivar una carrera profesional enriquecida con numerosos premios. Inma admite que su «obra de autor» son los paisajes, y confiesa que siente debilidad por lugares como Turquía o Egipto. Yolanda, en cambio, ha elegido el retrato como campo que da rienda suelta a su pasión. No importa, explica, que el fotografiado sea conocido o no, pero sí que el autor saque el mejor partido de la persona colocada ante su cámara y que supedite su idea del retrato a las características de cada uno.

Asunción, esposa y madre de profesionales de la fotografía, comenta que en casa se habla mucho de fotos. Cabe deducir que una imagen da para muchas palabras.