Unas 1.500 personas disfrutaron del cuidado espectáculo de la artista
07 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Luz Casal lo había prometido en la entrevista que concedió a La Voz y lo cumplió. El público que asistió a su concierto el miércoles por la noche lo pasó «extraordinariamente bien». Alrededor de 1.500 personas disfrutaron al máximo de las dos horas de actuación en las que la artista nacida en Boimorto, aunque criada en Asturias, no dio un segundo de tregua. El terciopelo negro del vestido que lució en la primera parte de la gala arropó su voz en boleros y canciones intimistas como No me importa nada, Alma mía, Entre mis recuerdos, Un nuevo día brillará o Besaré el suelo. Un auditorio entregado respondió con coros y aplausos estribillos que suenan casi como himnos, especialmente para las mujeres.
Al acabar el noveno tema, Luz salió del escenario apenas dos minutos, antes de regresar a él mucho más roquera, vestida con pantalón y cazadora negros, y entre gritos de «guapa». Tal para cual, Plantado en mi cabeza, Vengo del norte, Rufino, Loca o Pedazo de cielo fueron algunos de los temas que interpretó en la segunda parte, en la que tuvo un nuevo guiño a Galicia animándose a bailar la muiñeira de Chantada. Tras haberse despedido con un «Gracias Lugo», Luz volvió al escenario con un blusón rojo para interpretar algunos de los temas más esperados de la noche, como Piensa en mi, Gracias a la vida o Negra sombra. Con este último llegó la apoteosis al pabellón municipal de deportes, donde la temperatura superó los 27 grados toda la velada.
«Más que a través de la palabra hablada me gusta expresarme a través de la palabra cantada», reveló Casal en un momento de la actuación, en la que
estuvo respaldada de manera brillante por 13 músicos: piano, dos violines, viola, chelo, percusión, dos guitarras, saxo, trompeta, trombón, contrabajo y batería. Para la despedida dejó otro clásico: Te dejé marchar. Hasta la próxima.
en directo exitoso concierto en el pabellón municipal de deportes