En el Círculo de las Artes pasa las tardes jugando al tute y al dominó
21 dic 2014 . Actualizado a las 05:03 h.Juan Méndez Ruíz (Lugo, 1949), Juanín para sus muchos amigos y conocidos, disfruta ahora de una vida apacible como jubilado de banca, actividad a la que ha dedicado una gran parte de su vida. Ahora pasa el tiempo atendiendo a su nieto y se dedica a leer, a pasear y a charlas con sus amigos.
Juanín Méndez, además de su profesión bancaria, ostentó el cargo de delegado lucense del Xacobeo en 1993. A su vez, siendo alcalde Joaquín García Díez, fue teniente de alcalde en el Ayuntamiento y concejal de Cultura durante el período 1995-1999, años a los que seguirían otros cuatro en la corporación pero ya como miembro de la oposición.
Por lo que se refiere a sus tres rincones preferidos destaca el que tiene en su vivienda dedicado a la lectura, el Círculo de las Artes y Pontedeume.
«En mi casa tengo un rincón que dedico a la lectura y que me encanta -explica- porque es una zona tranquila, sin ruidos y en donde me encuentro muy a gusto. Tengo una mesita cercana que me sirve para tomar notas de algún libro que esté leyendo, en el caso de que lo vea necesario».
Juan Méndez dedica este espacio únicamente a la lectura de libros ya que cuando tiene que trabajar en el ordenador, lo hace en otra habitación, y lo mismo sucede con la lectura de la prensa diaria.
Su segundo lugar preferido es el Círculo de las Artes, entidad a la que lleva acudiendo desde hace muchos años a pasar sus ratos de ocio. «Es un lugar ideal -comenta- porque conserva esas características de una sociedad clásica, como lo es, pero también con muchas actividades propias de nuestros tiempos. Se está muy tranquilo allí y yo acudo todas las tardes a reunirme con un grupo de amigos que combinamos las partidas de tute con las de dominó».
Juanín se reconoce un colgado de Pontedeume hasta el punto de que después de Lugo, es su ciudad preferida y acude a ella una vez a la semana. «Pontedeume, y más concretamente el paseo marítimo -dice- me encanta y allí acudo, también por razones familiares, todos los fines de semana. Cuando estoy allí, me hago un recorrido de unos tres kilómetros por su paseo marítimo porque esto es casi como una obligación para mí, tanto porque me ayuda a mantenerme en forma como por la preciosa vista que se puede ir contemplando mientras se camina. Es mi segundo ciudad en donde además tengo muchos amigos con los que charlar, tomar algo o incluso ir a pescar».