Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

«Sería bueno seguir excavando la Domus do Mitreo, solo conocemos un tercio del yacimiento»

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO

El arqueólogo Celso Rodríguez Cao, junto al mitreo de Lugo
El arqueólogo Celso Rodríguez Cao, junto al mitreo de Lugo OSCAR CELA

El arqueólogo Celso Rodríguez Cao habla del hallazgo de una nueva epigrafía, dedicada a Júpiter

19 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es como un ciclo cerrado pero a la vez abierto, porque quedan muchos campos por estudiar y cada vez tenemos nuevos datos de la urbe romana». Así se expresa el arqueólogo Celso Rodríguez Cao después de defender la tesis sobre la Domus do Mitreo, el yacimiento que el comenzó a excavar hace veinte años.

—Cuando en el 2000 se abrió el solar del Vicerreitorado, ¿esperaba llegar hasta aquí?

—Para nada lo pensé. La excavación tuvo varios procesos. En el 2000 hubo sondeos, pero entre las lluvias de aquel año, los papeleos administrativos y los cambios en el proyecto de la Casa do Saber, la gran excavación, cuando llegamos a los 12 metros de profundidad, fue en el 2003, y luego en el 2007, pudimos delimitar los márgenes del yacimiento. Y ahora es un punto de referencia dentro de una plaza con tres patrimonios mundiales.

—Supongo que le encantaría que se aumentase la excavación.

—En su momento no se pudo hacer. Hace dos años intentamos delimitar la cabecera del mitreo para ver la opción de ampliar la excavación. Tenemos la planta canónica del mitreo casi completa pero debajo del vestíbulo del actual Vicerreitorado, donde ya hay medio metro excavado, podemos llegar a más estructuras de la domus, que incluso llega a los bajos de edificios actuales. Hay que entender que solo tenemos un tercio de la mansión romana y que los límites van también hacia el atrio de la catedral, donde pasaba una calle que iba hacia la Rúa Nova y donde, pensemos, en la época medieval, estaba la necrópolis, que se extendía hasta Santa María.

—Excavar ayudaría a definir más los usos de la vivienda.

—Es que el mitreo es una arquitectura dentro de otra arquitectura, que era la casa. Sobre el 215 d.C. se hace el templo y se adaptan salas y habitaciones para meter el mitreo y la casa cambia de diseño para convertirse además en la statio lucensis, una oficina de recaudación. Lo bueno que tiene esta domus es que recoge diferentes etapas de la historia de la ciudad, hasta hay huellas de las guerras Carlistas.

—¿Antes del mitreo ya era una gran casa señorial?

—Sí que era de alto estatus. Por ejemplo, tenía una cocina sobreelevada, algo que no es habitual en las domus halladas en Hispania. O las letrinas, la canalizaciones del agua, con conexión al acueducto, las pinturas del comedor... son síntomas de una casa de alguien importante. O por ejemplo, los establos, con restos que encontramos de caballos, un animal asociado al prestigio y el poder adquisitivo. ¿Quién la habitó? No lo sabemos. Sí lo podemos decir cuando se hizo el mitreo, inicios del siglo III, gracias a la epigrafía que dejó Victorino, el militar que era recaudador de impuestos.

—Destaca por su ubicación.

—Es un ejemplo del tratado arquitectónico de Vitrubio, con un esfuerzo topográfico y planimetría hidráulica, lo que permitía un control visual de las vías de comunicación hacia el Miño.

—En la tesis habla de una segunda epigrafía que se expondrá en la reforma del museo.

—Sí, es anterior al mitreo, y está dedicado a Júpiter, el dios del panteón romano, dedicado por un sacerdote lusitano. Es una parte de un epigrafía más grande, un pedestal con varios bloques. Solo hallamos uno, justo donde se acaba la excavación del mitreo, por eso si ampliamos el yacimiento podríamos hallar algo monumental.

—Y al final, esta gran mansión, acabó siendo expropiada por la Muralla y usada por obreros.

—Es que los ingenieros militares se ciñeron a criterios topográficos y mantuvieron esa línea, expropiando lo que tocase. Levantar la Muralla supuso un cambio urbanístico en la ciudad. Por ejemplo, había un cementerio en la Praza do Ferrol, pero cuando se hizo la Muralla, se abandonó. O calles que dejan de funcionar porque acaban en la Muralla. En las excavaciones de Porta Miñá o en el solar trasero del sanatorio Ollos Grandes se verá que sucedió con casas romanas algo similar a la Domus do Mitreo.

«Los fieles que destruyeron el templo, escondieron y sellaron el mitreo»

La Domus do Mitreo es hoy un museo singular gracias al mitreo, único en la península por la epigrafía que conserva. La tesis de Celso Rodríguez analiza cómo fue era el ritual y abre la puerta a qué pudo pasar al final del mitraísmo y la llegada del cristianismo a la ciudad. El arqueólogo cree que la ampliación de la excavación ayudaría a abrir luz a un periodo aún por descubrir.

—La construcción de la Muralla y la ocupación de la domus por las cuadrillas de obreros, ¿supuso el fin del culto a Mitra?

—La casa fue reconvertida mientras se trabajaba en la Muralla, y cuando esta se acabó, se tiró el primer piso para abajo para dejar espacio al intervallum de la Muralla. El espacio religioso estaba en ese primer piso, pero pervive y sigue funcionando el culto. Esto no es usual en Hispania, que el culto a Mitra alcance más cronología, lo que supone un reto de futuro para los investigadores.

—Y más con la llegada del cristianismo.

—Es que mitraísmo y cristianismo eran antagonistas, grandes enemigos. Hay estudios que destacan que la ubicación de la catedral de Lugo no es lo habitual que sucede en los burgos medievales, donde los templos suelen construirse en la parte central de las ciudades. En el caso de Lugo no es casualidad que esté delante de su gran enemigo y antagónico como religión.

—¿Y cómo desaparece el mitreo?

—Pues los propios fieles destruyeron el mitreo, pero lo hicieron a conciencia y bien hecho, creando un escondite intencionado. Lo sellaron y los colocaron en un lugar protegido. Hubo una intención de que ciertos objetos perviviesen, colocándolos a dos niveles de tierra y sellados. Por ejemplo, con las aras de las ninfas halladas en el Balneario de Lugo, no ocurrió lo mismo, porque aparecieron rotas, machacadas. Los fieles del mitreo lo escondieron. Pero lo que no sabemos es cuántos años duró más el culto, por eso documentar el cierre de la excavación ayudaría a saber ese final del mitreo en Lugo.

—Lo que sí saben es cómo eran los festines tras el culto al dios Mitra.

—Sí, nos ayudó mucho el profesor de la Universidad de León Carlos Fernández, que analizó los huesos de animales hallados, entre ellos los famosos dromedarios, aunque estos no formaron parte del mitreo, ni tampoco el toro, símbolo del mitraismo. Pero sí se constataron conchas de moluscos, ostras... que nos explican que estamos ante un banquete mitraíco como una comunión cristiana que acababa con una gran comida. Luego hemos hallados huesos que se utilizaron para coser, para alfileres o horquillas para los peinados de las mujeres. Había toda una artesanía del hueso, especialmente del metacarpiano del vacuno. Aun no tenemos una planimetría del edificio, lo que nos permitiría saber cuántas personas participaban en el rito, pero creemos que fue un templo de tipo mediano.

«Hubo muchos intereses en el yacimiento, pero los vicerrectores confiaron en mí»

Desde aquel abril del 2000, cuando comenzó la excavación, y hasta este jueves que defendió la tesis en la Facultade de Humanidades ante tres grandes expertos de universidades del país, hubo varias vicisitudes en la vida de Celso Rodríguez que lo pusieron en el lugar adecuado y en el momento oportuno. «A nivel personal estoy agradecido a la USC y a todos los vicerrectores porque apostaron por mí, cuando la excavación pudo hacerla otra persona».

Celso Rodríguez es natural de Bande, por lo que no formaba parte de la tradición arqueológica de la ciudad. Comenta entre risas cómo su mujer aprobó dos oposiciones, al INEM y a la Seguridad Social, y por un error no la llamaron a tiempo para la plaza de Ourense del INEM, y acabó en Lugo. Y la segunda casualidad fue el momento: «Nunca había excavado en Lugo, pero era un momento arqueológico con muchas actuaciones, incluida la construcción de las autovías, entonces me llamó Darío Villanueva y empecé, con una ilusión tremenda, quedaron encantados y me volvieron a llamar».

Rodríguez Cao destaca el papel que jugó Villanueva como impulsor del resurgir de la rehabilitación de la zona y de luchar por la excavación, y agradece la confianza de todos los vicerrectores que pasaron por el cargo: «Había muchos intereses pero confiaron en mí, por lo que luego yo ya hice una apuesta personal por esta excavación, con trabajos y actividades desinteresadas».

Ahora, con la tesis, que tuvo el apoyo de Dolores Dopico y Mercedes Torres, y que será publicada por la USC, Cao espera que sirva para ayudar a poner el museo del mitreo y a la ciudad en el nivel que cree que se merece.