Regreso a Lucus Augusti, tres años después

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

Las legiones romanas tomaron la ciudad frente a los castrexos y por delante quedan tres esperados días de fiesta de recreación

09 jun 2022 . Actualizado a las 23:31 h.

Corría la segunda mitad del siglo II cuando el Imperio Romano se vio asolado por una epidemia que se cobró la vida de cinco millones de personas. La llamada plaga antonina azotó con virulencia al imperio durante varios lustros. Más de 1.800 años después, el coronavirus puso en jaque a todo el planeta, pero en esta ocasión la ciencia ha permitido que la particular peste del siglo XXI se aplaque en solo dos años. El tiempo, más o menos, que la llama del Arde Lucus ha permanecido resguardada y a la espera de volver a brillar.

Este jueves, tras dos ediciones sin celebración, volvieron a sonar los tambores en el puente romano. Fuertes y vigorosos. Se escucharon las órdenes de Caio Antistio El Viejo. Se sorprendieron los castrexos mientras realizaban sus quehaceres en las inmediaciones del Miño. Se negoció la entrada y los romanos tomaron la ciudad. Lugo volvió a dejar paso a Lucus Augusti por todo lo alto y durante tres días enteros, romanos y castrexos se repartirán la calle.

Las ganas que había de recuperar la fiesta de recreación histórica se percibían en las caras. Esas que durante tanto tiempo se han medio ocultado bajo mascarillas, y que este jueves, junto al puente romano, sonreían bajo los brillantes yelmos romanos. Lanzas y escudos, pero también túnicas y pieles, salieron de los baúles, lo mismo que los pantalones, las sobrecamisas o las fíbulas castrexas.

Tres días de fiesta en la calle

Con la bendición de las tropas romanas en las termas, que en su día probablemente fueron el primer edificio oficial de la Lucus Augusti, allá por el siglo I, y con el encendido del fuego sagrado de Vesta a los pies de la Praza Maior, se abrió la veda a un Arde Lucus que se prolongará hasta el domingo y que en la agenda del primer día tenía también una bacanal romana.

Con la climatología anticipándose benévola, la ciudad se prepara para una edición histórica de su gran fiesta de la primavera, ya que el otoño está reservado para el San Froilán.

Cada rincón del casco histórico (y buena parte del resto de la ciudad) se ha engalanado para la ocasión con banderolas y estandartes colgando de balcones y ventanas, y las instalaciones están ya listas para que lucenses y visitantes se sumerjan en el Imperio Romano y en el universo castrexo. Empalizadas, mercados, el circo, bodas y bautizos celtas o teatro son solo algunas de las actividades que permitirán viajar al pasado y honrar a los habitantes del lugar hace siglos y siglos. Ponerse incluso en su lugar, conocer, de otra manera, sus costumbres y sus gustos, y disfrutar de un tiempo ajeno del que en la ciudad se conservan valiosos vestigios.