Un altar en O Cebreiro para los peregrinos que afrontan el duelo: «Cada vez máis xente escolle o Camiño para superalo»
LUGO
El cura de la entrada del Camino Francés a Galicia habilitó una repisa donde los caminantes acumulan fotografías de sus seres queridos
11 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Detrás de cada peregrino hay una historia y, cada vez con más frecuencia, otra persona. El Camino de Santiago siempre fue un recurso para homenajear a seres queridos fallecidos y especialmente después de la pandemia se ha convertido en «una terapia». Es tal el número de caminantes que hacen la ruta por este motivo que el párroco de O Cebreiro, Francisco Castro, decidió instalar un altar especial para ellos. Está dedicado «a tódolos peregrinos que camiñan na eternidade».
La Igrexa de Santa María do Cebreiro no es como el resto de templos del Camino Francés. Es una parada obligatoria para todos los caminantes que pasan por O Cebreiro, por su historia y también sus leyendas. Así que el guardián de esta iglesia, Francisco Castro, tampoco es un cura más. Es un hospitalero.
Miles de peregrinos entran a diario a esta iglesia y conversan con Castro sobre las razones que los llevan a subir hasta la cima de la montaña lucense. Una de las más recurrentes es estar pasando un duelo. «Despois da pandemia viña moitísima xente que facía o Camiño porque morrera algún familiar seu de covid», recuerda Castro. El Camino se posicionó como una buena manera de afrontar ese duelo, por estar al aire libre, en la naturaleza y dar tiempo para pensar y asimilar lo sucedido.
Ante la creciente necesidad de los caminantes de hacer la ruta jacobea por un ser querido fallecido, el cura de O Cebreiro decidió crear un espacio propio para los que peregrinan por otra persona. «Agradéceno moito». En la nave izquierda de la iglesia, el párroco instaló un cartel en el altar especialmente dedicado a los fallecidos. «A tódolos peregrinos que camiñan na eternidade» es el mensaje que lo indica, escrito en seis idiomas. Lo acompaña una flecha de flores realizada por una especialista en botánica para que se conserven.
Espontáneamente, en una piedra que sobresale de la pared del templo, los peregrinos fueron depositando fotografías de sus familiares con las que viajaban y que ahora se quedarán para siempre en O Cebreiro. Decenas de caras de todas las partes del mundo posan en imágenes o postales: «Non só é de xente devota cristiá, tamén hai persoas doutras relixións ou daqueles que senten a maxia do Camiño».
Entre las fotografías hay homenajes entrañables pero también historias desgarradoras. Como, por ejemplo, la imagen de un joven de 14 años que fue dejada por su madre, que decidió hacer el Camino después de su fallecimiento.
Compostela para el difunto
Francisco Castro explica que hacer el Camino de Santiago por un fallecido es una realidad tan frecuente que muchos caminantes incluso sellan dos compostelas. «Existe unha compostela ‘vicaria', de xeito que fan o Camiño e a outra persoa recíbea a título póstumo», asegura. Al contar con lugares en los que se da espacio propio a los homenajeados, los peregrinos sienten que están cumpliendo con su meta por partida doble.
Peregrinos fallecidos
Hay otra dimensión del duelo en el Camino de Santiago que destaca Francisco Castro y que es el que pasan los familiares del peregrino fallecido. «Tódolos anos hai varios casos de camiñantes que perden a vida por causas naturais facendo o Camiño», detalla. Concretamente en O Cebreiro suele ocurrir en la subida anterior hasta el pueblo. Castro destaca que también es muy duro para sus seres queridos enterarse de que fallecieron precisamente mientras estaban intentando superarse. Por eso, defiende que el homenaje del aclamado altar de O Cebreiro también es para ellos.
Es un homenaje, un método para asimilar la muerte o para «reconectar» con el fallecido
Los ejemplos de peregrinos que cruzan la provincia de Lugo por el Camino en memoria de otras personas son múltiples. Una gran mayoría lo hacen como homenaje, como fue recientemente el caso del lucense Jacobo Goás, que decidió recaudar fondos para investigar la enfermedad que terminó con su hermano, el insomnio letal fatal. También escogen la ruta entidades o asociaciones de lucha contra el cáncer, así como afectados. Este homenaje se hace incluso por animales, como hizo al asturiana Amaya Ferrer, que dio a conocer su historia de cómo llevó a cuestas la cenizas de su perra Kyla por el Camino Primitivo.
En otros casos, la ruta sirve para asimilar el duelo. Lo cuenta por ejemplo el peregrino surcoreano Ahn. Hizo el Camino Francés en julio tras necesitar pensar en la muerte de su madre. Falleció hace tres años pero las largas horas de trabajo no le permitieron procesar su pérdida, así que se echó a andar para tener tiempo para pensar. Por otra parte, durante las horas de caminata, explica Francisco Castro, las personas que pasan un duelo «séntense acompañadas dos seus familiares». El párroco cuenta el caso de una peregrina que perdió a una hija en el parto: «Cada ano fai un tramo do Camiño e di que se vai de vacacións coa súa filla, porque volve conectar con ela».