Rocío Malfeito, jefa de Geriatría del HULA: «La demencia es más difícil de detectar en los entornos rurales»
LUGO
El hospital de Lugo es, junto con el de Vigo, el único con este servicio, a pesar de que la población gallega está cada vez más envejecida
21 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Rocío Malfeito es la jefa del Servizo de Xeriatría del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo (HULA). En total, la unidad cuenta con nueve geriatras, desbordados por el envejecimiento continuo de la población, que afecta especialmente al área sanitaria lucense. Malfeito explica que cada vez llegan más pacientes con alteraciones de conducta, pero habla también del papel fundamental que juegan los familiares de los enfermos, así como de las necesidades del servicio. Solo hay dos hospitales en Galicia con Servizo de Xeriatría, y uno es el HULA.
—Hace un año eran nueve profesionales con muchos pacientes, ¿como están ahora?
—Seguimos siendo nueve. En hospitalización tenemos entre 40 pacientes en verano y algo más de 60 en invierno. En consulta hay una persona que atiende a unas 15 personas, pero cada geriatra tiene también su consulta de media mañana y dedica otra media mañana a atender la planta.
—La carga de trabajo aumenta, y la población envejece.
—Sí, hay que hablar también del hospital de día de geriatría en el que estoy yo junto con otra compañera, que está de baja. Es un servicio de urgencias para el paciente frágil. En lugar de entrar por urgencias vienen aquí. Funciona de ocho de la mañana a tres de la tarde, aunque lo ideal sería que funcionase hasta las 20.00 horas. Aquí se atiende al paciente mayor, se le hacen aquí pruebas, diagnóstico y tratamiento. Funciona bastante bien y es desde donde llegan los pacientes de las residencias, que se multiplicaron con motivo de la pandemia. Hemos pasado de llevar cuatro residencias a 44, pero con el mismo personal. Ahora mismo se encarga una enfermera y yo.
—¿Está previsto aumentar la plantilla?
—Lo hemos pedido en marzo y el Sergas nos dijo que sí, pero seguimos esperando. Cada vez hay más demanda del servicio, el envejecimiento y las enfermedades crónicas están ahí y cada vez se diagnostican más enfermedades neurodegenerativas. Todo aumenta, pero con el mismo personal.
—¿Alguna enfermedad neurodegenerativa que aumente exponencialmente?
—Nosotros vemos muchísimas demencias en general. Todo el mundo nos pregunta si tiene alzhéimer, pero realmente hay muchos tipos de demencia. Vemos, por ejemplo, mucha demencia vascular, que está asociada a factores de riesgo cardiovascular como la tensión, el colesterol, la diabetes... Lo más característico de este tipo de demencia es que fluctúa y hay picos. Suele asociarse también a los trastornos de conducta.
—¿Cuál es la principal dificultad con los pacientes geriátricos?
—Realmente, el problema es que no hay un diagnóstico precoz. A veces las familias piensan que determinados comportamientos son normales y están asociados a la edad, pero se equivocan. Pueden ser síntoma de una enfermedad neurodegenerativa irreversible y progresiva. Si se detectase antes se podrían controlar los factores de riesgo cardiovascular, quitarles alcohol y tabaco, que hagan ejercicio activo... Que hubiese centros públicos y no privados para la estimulación cognitiva también sería muy beneficioso para ellos. No hay recursos sociales, y aunque hayamos visto un crecimiento desde la pandemia todavía estamos a años luz de que esto mejore. Es muy importante que las familias lo detecten rápido y que vayan al médico de atención primaria para que desde allí lo deriven.
—¿Cómo distribuyen los pacientes?
—Para no multiplicar consultas hemos hecho una separación. Los pacientes muy jóvenes van a neurología; los que han tenido un problema psiquiátrico, a Psiquiatría y a nosotros nos llegan los pacientes mayores de 75 años, con muchas enfermedades y fármacos que de repente empiezan con un deterioro cognitivo.
—¿Qué probabilidad tienen los mayores de 80 años de tener alzhéimer u otras demencias?
—La probabilidad es muy alta, de un 31 % en Galicia.
—¿Hay tratamientos?
—Lo principal es la prevención y un diagnóstico precoz. Es decir, hábitos de vida saludables y control de los factores de riesgo cardiovascular.
—¿Hay retraso en el diagnóstico en alguna zona de la provincia en particular?
—En entornos rurales es más difícil de detectar por desconocimiento. Muchas veces piensan que ciertos despistes ocurren por la edad y nos llegan muchos pacientes con alteraciones de conducta, que sacan un cuchillo, se pierden, quieren tirarse por la ventana... Probablemente todos tengan una demencia. Estas alteraciones son muy difíciles de manejar si el diagnóstico se retrasa.
—¿A los pacientes les cuesta asumir la enfermedad?
—Si el deterioro cognitivo es muy inicial ponen todo de su mano y si vemos que no lo hacen, el deterioro es avanzado y ya no se dan cuenta de lo que les pasa.
«La demencia la sufre tanto el paciente como el familiar, que está sobrecargado»
—¿Los pacientes llegan a Xeriatría acompañados?
—Lo más importante de esta enfermedad es que la sufre tanto el paciente como el familiar, que tiene una sobrecarga brutal de trabajo. Además de tener su vida laboral y familiar, suma el cuidado de su padre o su madre. Es un trastorno porque necesitan una supervisión continua y no todo el mundo tiene economía suficiente para pagar un centro de día o una residencia. Nosotros intentamos que el paciente esté en su entorno, en su casa, pero todo depende de la capacidad que tenga el familiar y también de su economía para ponerle un cuidador en el domicilio.
—¿Se sienten apoyados?
—En la hospitalización hay pacientes que tienen un apoyo importante y otros, están solos. Con la pandemia mejoró la emergencia social, conseguimos recursos de forma más rápida, sobre todo en pacientes que no tienen a nadie. También hay un servicio de Humanización en el HULA, con voluntarios que están con nuestros mayores.
—¿Está previsto cubrir otras zonas del área sanitaria?
—Se contrataron dos geriatras en junio, que de momento trabajan para Medicina Interna por cuestiones organizativas, pero la idea es que desde octubre hagamos una reorganización para atender a la población envejecida de la costa de Lugo.
—¿A qué edad empiezan las demencias?
—Pueden aparecer a los 40 o 50 años, pero la media en el hospital de día es a partir de 70, mientras que en hospitalización la edad media es de 85 años. La OMS hablaba de ancianos a partir de los 65; ahora es a partir de los 70.
—¿Cuáles son los secretos para un envejecimiento activo?
—Tienen que estar actualizados para evitar atrofiarse. Jugar la partida, leer el periódico... Todo contribuye y, a largo plazo, marca una diferencia..