El caso de la ciudad es especial, pues para no llegar a los 100.000 habitantes la cantidad de pistas disponibles está fuera de lo común
12 ene 2025 . Actualizado a las 11:25 h.La fiebre del pádel continúa extendiéndose por el país y, como no podía ser menos, por Lugo. El caso de la ciudad es especial, pues para no llegar a los 100.000 habitantes la cantidad de clubes y pistas de pádel disponibles está fuera de lo común. Concentrados principalmente en O Ceao, a los clubes de la ciudad se les unen también los de los alrededores, como el D10 de Outeiro de Rei, al que acuden muchos lucenses.
A pesar de esta gran oferta en un municipio relativamente pequeño, las pistas están siempre llenas. «Cada vez hay más gente que quiere jugar a pádel, porque es un deporte fácil que no discrimina por edad», explica Bea Trashorras, una de las socias del club de pádel Terra. Por eso, en las xuntanzas que organizan en este club se puede ver desde niños hasta personas de 80 años haciendo deporte. «Que haya tantos clubes y pistas en Lugo es un reto para todos, del que sale especialmente beneficiado el usuario, ya sea por más opciones o por más iniciativas.
En este club, una de las iniciativas principales para atraer a usuarios son los mixings que organizan: durante dos horas los jugadores van rotando de pistas para poder jugar todos con todos. «Se trata de partidos cortos de unos veinte minutos en los que se va cambiando de pareja y de rivales. Así juegas con gente con la que nunca jugarías. Las aconsejamos especialmente a gente de iniciación para que se atrevan a empezar a jugar», apunta.
Ofrecer clases y grupos de iniciación para que la gente que empieza se sienta cómoda es muy importante para hacer funcionar un club. Eso es lo que sostiene Pedro García, propietario de PádelBox y profesor desde hace una década. «La gente está muy contenta con nuestro sistema de trabajo y con los precios. A los de iniciación les dejamos palas durante un mes para que antes de comprar una propia se cercioren de si realmente les gusta el pádel», explica.
García cree que las chicas jóvenes son las que más se están enganchando, lo que explica en parte la gran demanda que hay en la ciudad. Una de estas nuevas jugadoras es Lucía Hernández, que empezó a jugar a pádel hace diez meses después de un tiempo de haber abandonado el deporte. «El pádel es divertido y ameno y el contexto social que lo rodea lo hace atractivo. Necesitas otros tres jugadores para jugar con los que te relacionas, echas unas risas e incluso tomas algo después». Otra cosa que le enganchó, cuenta, fueron las clases particulares con su profesor Alex Arribas: «Buscar un entrenador que te enseñe a jugar desde la diversión y la curiosidad, como fue mi caso, es un plus para que el pádel te empiece a llamar la atención».
«Ahora tengo muchos conocidos que juegan al pádel, cada vez más. Antes me querían meter a mí en el mundillo y ahora soy yo la que anima a todo el mundo a practicarlo», concluye entre risas.
A pesar de este auge entre las chicas jóvenes, García sigue creyendo que el caso de Lugo es «sorprendente». «Todas las pistas se cubren en las horas punta y eso es complicado en una ciudad pequeña. Está bien porque la competencia es positiva y nos obliga a todos a esforzarnos por mejorar», apunta.
El tercer tiempo
Un club de pádel no puede sobrevivir únicamente de las pistas. Es lo que sostiene García, que defiende la importancia de ofrecer clases particulares, iniciativas que atraigan a la gente y, sobre todo, la posibilidad de tomar algo al terminar el partido en la cafetería del club. «En parte, el pádel engancha tanto porque tiene un componente muy social. Permite conocer a gente, cuando terminas el partido te vas a tomar algo con los rivales o con tu pareja y estableces vínculos», asegura.
La facilidad para conocer gente que ofrece este deporte gracias al denominado «tercer tiempo», el momento de tomar algo después de jugar, es algo que Eulogio Ozón ha querido explotar en su nuevo club, AC Pádel. Se trata de la última nave con pistas que ha abierto en la ciudad y cuenta con instalaciones de gran calidad, una amplia cafetería que en los tres días que lleva abierta ya acumula decenas de clientes y una tienda oficial Adidas donde los jugadores pueden encontrar todos los productos que deseen.
Obra de Manuel Martínez arquitectos, este nuevo club, que cuenta con diez pistas y es el más grande de la ciudad, ha abierto sus puertas para «llevar el pádel a otro nivel». «Estamos muy satisfechos con el recibimiento que nos han dado. Abrimos el 7 de enero después de tres meses de obras y ya cubrimos doce pistas. De hecho, quince días antes de abrir ya teníamos reservas», celebra Ozón.
El propietario de AC Pádel ha decidido crear una aplicación propia del club para que los usuarios se registren y puedan reservar pistas con facilidad. Además, otra aplicación lanza partidos por grupos de nivel en WhatsApp. «Esto constituye una ventaja, pues al estar registrado y nivelado entras en el grupo de la gente que juega como tú», explica Ozón.
Un deporte que no exige una condición física atlética
Además del componente social del pádel, este deporte también es atractivo para las personas que quieren ejercitarse pero no están en buena forma física y para las que nunca han hecho actividad física. «Es un deporte sencillo, que pueden jugar niños pequeños y adultos de todas las edades y condiciones, y eso influye a la hora de empezar. No requiere un gran físico y eso ayuda mucho», asegura Fidel Guimarey, del club D10, el segundo más grande de la provincia.
«Ahora empieza a verse más en los medios y a la gente le pica el gusanillo, es un deporte al alcance de cualquiera que ha crecido muchísimo desde el final de la pandemia», continua. Este club de Outeiro de Rei lleva abierto una década, pero es ahora cuando más usuarios tiene. «Empieza a haber mucho crecimiento en niños. Si hace un año teníamos a diez en la escuela, ahora tenemos a cincuenta», destaca Guimarey. Entre las mujeres de 25 a 40 años también se ha puesto de moda: «Ellas son parte de que haya tantas pistas en Lugo y todas estén llenas».
Los pioneros en Lugo confirman el auge
Pádel Lugo, el antiguo Pádel Nuestro, es el club más longevo de la ciudad, con 17 años de actividad. «Fuimos pioneros y estamos muy contentos de la fidelidad de nuestros jugadores. Algunos llevan casi diez años viniendo. Empezando ahora es difícil conseguir algo así», explica Jaime Rodríguez, propietario del club.
Rodríguez ve con buenos ojos que abran nuevos clubes de pádel en Lugo, aunque considera que «el número de pistas disponibles es un poco excesivo» y duda de la viabilidad. «Ojalá me equivoque y todos sigamos por buen camino, pero me parece mucha pista», insiste antes de señalar que a pesar de la gran demanda que hay en la ciudad llenar todos los días de la semana 40 pistas es «como mínimo complicado».