Aparecen marcados numerosos ejemplares en este espacio protegido de Becerreá, aunque de momento la Xunta no ha recibido un permiso de corta
08 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Los visitantes que en los últimos días se hayan acercado hasta el mágico bosque de Os Grobos, en Agüeira, Becerreá, se habrán llevado una sorpresa al ver que al menos unos veinte ejemplares de los árboles más cercanos al laberinto de rocas kársticas han aparecido marcados con señales rojas, algo habitual antes de que los maderistas actúen a instancias de los propietarios para la corta de árboles y sepan, en concreto, qué ejemplares tienen que talar. En ocasiones, simplemente son señales de los propietarios para marcar los ejemplares que pertenecen a sus fincas.
Por el momento, desde la Xunta de Galicia no tienen constancia de una petición para realizar una corta en este bosque de frondosas, que además forma parte de la Red Natura Cruzul - Agüeira, es LIC y Zona de Especial Protección dos Valores Naturais Cruzul-Agüeira, y de la Reserva da Biosfera de Os Ancares Lucenses e Montes de Navia, Cervantes e Becerreá.
Los árboles marcados son negrillos, chopos y algunos castiñeiros, que más allá de su valor ambiental, la corta de los mismos supondría una modificación del paisaje que pueden admirar las personas que visitan este enclave tan especial, pegado a la N-6. Según consta en el Catastro, en un entorno de 20.000 metros cuadrados donde se sitúan Os Grobos, hay al menos una docena de parcelas diferentes.
La ley en Galicia marca que cuando los montes formen parte de espacios sujetos a algún régimen de protección o estén afectados por legislaciones de protección del dominio público serán precisas las autorizaciones. Como excepción, se señala que serán posibles los aprovechamientos de pinos, eucaliptos o acacias mediante declaración responsable, siempre previa aprobación de órdenes reguladoras de las consellerías competentes.
Con lo cual, si los propietarios de estas parcelas desean realizar cortas podrán hacerlo, aunque para ello necesitarán de una autorización específica, previa evaluación de cuántos ejemplares, qué tipos de árboles y qué daños podrían producir.
En este sentido, si se llegase a producir la tala de los árboles marcados en este bosque -que durante los años setenta sirvió de escenario para el rodaje de la famosa película de Pedro Oleo «El bosque del lobo» (1970) o más recientemente la gallega «Longa noite» (Eloy Enciso, 2019)- surgiría un debate sobre los derechos que tienen los dueños sobre sus propiedades y la preservación de paisajes naturales con especial encanto para los visitantes