Ana Santiso, ilustradora afincada en Cervantes: «Vivir en el rural va a convertirse en tendencia»

Ivet Núñez
Ivet Núñez LUGO / LA VOZ

BECERREÁ

La ilustradora Ana Santiso posa frente a su mural en Becerreá
La ilustradora Ana Santiso posa frente a su mural en Becerreá Ivet Núñez

La muralista defiende las posibilidades que ofrece la montaña de Lugo para crear y reclama a la administración que tome medidas para atraer a más personas a la zona

24 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Encontrar trabajo en la montaña de Lugo no es una tarea sencilla. De hecho, es uno de los principales impedimentos que encuentran aquellos que quieren establecerse en la zona. Sin embargo, en el caso de la ilustradora Ana Santiso (Touro, 1981), que reside en Vilar de Cancelada (Cervantes), sucede justo lo contrario: tiene muchos más encargos en municipios del rural que en grandes ciudades. «Mi caso es realmente sorprendente y fuera de lo común», explica mientras posa frente a uno de los últimos murales que ha pintado en Becerreá, el de la librería de Mae Coll, y rememora sus inicios en el mundo del arte.

—¿Cuándo supo que quería dedicarse al arte?

—A los dieciocho años, cuando elegí la carrera de Bellas Artes, aunque dibujaba desde que era una niña. Es cierto que de pequeños dibujamos todos, pero solo algunos seguimos haciéndolo toda la vida. He vivido en muchos sitios e hice parte de mi formación como artista en Barcelona, donde comprobé que no me gustan las grandes ciudades. Fue allí donde surgieron las ganas de instalarme en la naturaleza al volver a Galicia.

—¿Vivir en el rural es una ventaja para crear?

—No sé si una ventaja, pero lo que es seguro es que no he notado diferencias entre vivir en la ciudad y en el rural en cuanto a flujo de trabajo. Es un punto a favor estar aquí, porque hay menos muralistas e ilustradores y la gente te conoce más. Además, en esta zona hay bastantes proyectos culturales para la poca población que tiene y se siente una especie de energía. La gente responde muy bien y le ilusionan las iniciativas culturales.

—¿Qué cree que tiene esta tierra que tanto atrae a gente de otros lugares?

—Es muy bonita y ofrece tranquilidad para crear y un ambiente natural para los niños. A los más pequeños les da mucho vivir aquí, porque les permite criarse en unos valores que en la ciudad quizá se han perdido un poco.

—Tiene murales en media Galicia, uno de los cuales aquí mismo, en Becerreá. ¿Cómo surge tanto trabajo en lugares que por desgracia sufren una sangría de población?

—Porque vivo aquí, en el rural, y el boca a boca funciona. Sin embargo es extraño porque mis colegas suelen trabajar más en ciudades. Yo salvo excepciones, la mayoría de trabajo que hago es en el rural. El de Becerreá, de hecho, surgió porque vivo en el mismo pueblo que la dueña de la librería. Además vio otras cosas que ya había hecho en el colegio de Becerreá, en el centro social y en la escuela de Cervantes, y le gustaron. Como digo, el boca a boca funciona mucho aquí.

—¿Es fácil conciliar el trabajo con la crianza en el entorno rural?

—No es fácil, pero tiramos mucho de las abuelas para cuidar a las niñas cuando lo necesitamos. En la ciudad quizá es más sencillo, porque puedes encontrar más gente para que te ayude. Aquí es más complicado encontrar ayuda para casa, pero la familia siempre te saca de apuros.

—¿Recomienda asentarse en el rural para empezar una familia?

—Sí, mucho. Cuantos más seamos más fácil será todo. Creo que venirse a vivir aquí se volverá tendencia. La gente en las ciudades está muy ahogada, tienen poco margen para llevar una buena vida por la presión económica y la falta de tiempo. En el rural lo que falta es oferta laboral, pero para la gente que trabaja a distancia es ideal y para las familias también. El autobús del colegio, por ejemplo, llega hasta casa para recoger a los niños y los devuelve por la tarde sin que los padres tengamos que desplazarnos, es realmente cómodo. Veo venir gente y familias poco a poco y creo que se puede repoblar la zona. Los precios de las viviendas son muy asequibles al ser una zona castigada por la despoblación y solo falta que los gobiernos trabajen para que haya más oferta laboral y de vivienda. Necesitamos que tomen medidas específicas para las características de estos lugares, porque de este modo mucha más gente se animaría a dar el paso de mudarse aquí.

—¿Tiene nuevos proyectos en mente de los que nos pueda hablar?

—Lo siguiente que tengo previsto es un mural en Touro, donde nací. También algún proyecto en hoteles y mi trabajo habitual con la colección de arte digital que tengo con otros artistas llamada Mythical Beings. Son ilustraciones mías para una colección tipo álbum de cromos pero en versión digital y relacionadas con la mitología de los cinco continentes. Empezamos en el 2018 y seguimos tratando de seguir adelante.

—¿Volveremos a ver sus ilustraciones vinculadas al mundo editorial?

—Por ahora no. Los murales tienen más reconocimiento que las ilustraciones para editoriales y además el ritmo que llevan en este sector no da pie a hacer buenas obras, ni por el tiempo que te dan ni por lo que pagan. Es un mundo muy exigente y poco agradecido a nivel de reconocimiento y satisfacción personal. De momento continuaré centrada en los murales y las ilustraciones para la colección.