La niña de 7 años hallada muerta en su casa de Cospeito pudo haber sido asfixiada

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

COSPEITO

TODOS CON EL DORSAL 403 EN RECUERDO DE LA NIÑA. En los juegos escolares de la Mancomunidade da Terra Chá, celebrados ayer en Cospeito, se guardó un minuto de silencio y todos los niños pusieron en sus dorsales un número de pequeño tamaño en recuerdo de la fallecida, que tendría que haber participado en esas pruebas, precisamente, luciendo el 403 en su equipamiento
TODOS CON EL DORSAL 403 EN RECUERDO DE LA NIÑA. En los juegos escolares de la Mancomunidade da Terra Chá, celebrados ayer en Cospeito, se guardó un minuto de silencio y todos los niños pusieron en sus dorsales un número de pequeño tamaño en recuerdo de la fallecida, que tendría que haber participado en esas pruebas, precisamente, luciendo el 403 en su equipamiento Carlos Castro

Los investigadores hallaron en la habitación el pijama de la madre con restos de sangre

10 may 2019 . Actualizado a las 11:52 h.

La niña de 7 años de edad que a las ocho de la mañana del pasado viernes apareció muerta en extrañas circunstancias en su casa de la parroquia de Muimenta, en el municipio lucense de Cospeito, pudo haber sido asfixiada. Aunque en un primer momento la menor no presentaba signos aparentes de violencia en ninguna parte del cuerpo, cinco días después, y sin detenciones, los datos acaban aflorando a pesar del secreto de sumario que la jueza de Vilalba sigue prolongando. La pequeña tenía lesiones en la boca y en determinadas partes del cuello y de la cara, que pudieron deberse a una asfixia mecánica que alguien le aplicó tapándole la boca.

El hecho de que pudiese estar intoxicada previamente por pastillas o por algún cóctel de medicamentos pudo haber hecho que la resistencia de la niña fuese mínima, y por tanto la asfixia pudo no haber dejado las huellas que tendría alguien que es asaltado en plena consciencia y lucha contra el objeto que le tapa la cara. Tras ser asfixiada, pudieron haberle limpiado sangre que quedó sobre el rostro, que en estos momentos podrían estar cotejando con restos que aparecieron en el pijama de su madre. Ambas dormían juntas en su cama esa noche de forma excepcional.

En un primer momento parece que esta prenda no había sido localizada, pero acabó apareciendo debajo de la cama en la que esa noche durmieron madre e hija. Algunos días antes de los hechos, la madre, que está separada del padre de la niña, había roto con una pareja con la que llevaba algún tiempo conviviendo. El hombre abandonó la vivienda familiar de Muimenta recientemente, por lo que la niña no dormía con su madre habitualmente.

Un líquido negruzco

Las lesiones en la boca y cuello son indicios que se investigan junto a otros hallados en un primer momento, entre ellos la botella de agua de la niña con un líquido de color negruzco en su interior, que se analiza con el fin de averiguar si podría ser un cóctel de pastillas trituradas y mezcladas con alguna sustancia como cola para adulterar el sabor. Los investigadores se llevaron también pastillas y medicamentos que utilizaba la madre, porque pasaba por un momento de enfermedad psicológica. De hecho, durante las horas en las que se efectuó el registro en la casa, con su hija ya muerta, la madre estaba como ausente, sin parecer consciente de lo que había ocurrido, a pesar de que ella misma le había anunciado a la abuela que la niña estaba muerta en cama. La madre incluso dijo a los agentes que se quería suicidar. Su estado mental la mantiene todavía ingresada en la unidad psiquiátrica del hospital de Lugo.

A la espera de conocer el informe toxicológico, todo apunta a que la niña pudo haber sido intoxicada con medicamentos y después asfixiada, aunque cuando llegaron los sanitarios del 061 creyeron que aún tenía algo de vida, y por ello intentaron reanimarla.

Otras muestras que recogieron los investigadores en el domicilio de Muimenta fueron sábanas de la cama y otras prendas de la niña y de su madre que pudieron encontrar en varias habitaciones. Todo para cotejar las sustancias que puedan tener impregnadas con otras similares que se detectaron en el cadáver durante la realización de la autopsia.

Hermetismo absoluto

Mientras tanto, las pesquisas para esclarecer lo ocurrido continúan su curso. Los investigadores han concluido la toma de declaraciones, la autopsia se practicó el sábado por la mañana y posteriormente aún fueron a recoger nuevas pruebas en la vivienda, como el pijama con manchas de sangre que estaba bajo la cama.

A pesar de que los investigadores disponen de muchas pruebas e indicios, la jueza, teniendo en sus manos los diferentes informes que ha solicitado, continúa con el caso bajo secreto de sumario y sin ordenar detenciones. La madre de la menor sigue ingresada en el pabellón de psiquiatría del Hospital de Lugo y bajo la vigilancia de psiquiatras. Mientras, la abuela, la otra persona que estaba en la vivienda esa noche, declaró y quedó libre a las dos horas.

A la madre le permiten recibir algunas visitas en el hospital y está acompañada por familiares, pero no dejaron que fuese al entierro de la hija el pasado domingo.

Una localidad entre la consternación y el recuerdo

Mientras las investigaciones siguen su curso, los vecinos de la parroquia de Muimenta y de los pueblos vecinos siguen consternados y no se sacan de la cabeza a esa niña risueña y feliz. Con la llegada a cuentagotas de informaciones, aumenta la conmoción entre todos. Y es que las pesquisas acerca de la trágica y extraña muerte causaron a los residentes de esta pequeña localidad un impacto que continúa intacto días después de que se hubiesen conocido los hechos. Los mayores tratan de recuperarse del impacto, igual que los niños que compartían con ella aula o patio en el colegio al que asistía.

La familia afectada es muy conocida en la parroquia. El abuelo materno tuvo un taller mecánico en el bajo de la casa donde vivía la niña y la hija del dueño (madre de la menor) también trabajó durante una temporada en las instalaciones. No fue el único establecimiento de la familia, puesto que la abuela materna, durante algún tiempo, estuvo al frente de una tienda relacionada con la artesanía y con la decoración. Esta mujer, que vivió en primera persona lo ocurrido el viernes, es muy querida en el pueblo y todos la definen como muy participativa y colaboradora en las actividades comunes. «Adoraba á súa neta e levábaa a todos os sitios que podía. Ultimamente non saía tanto con ela porque a nai non lle deixaba. Proba diso veuse o día da Festa da Filloa, que a nena non se presentou», dice un vecino.

En medio de la consternación no dejan de sucederse los actos de recuerdo. Ayer se le brindó a la pequeña un homenaje y un minuto de silencio en el campo de fútbol A Fonte, de Cospeito, que acogió durante toda la mañana las pruebas de atletismo Xogos da Mancomunidade. En el evento se reunieron más de 200 menores procedentes de Abadín, Castro de Rei, Cospeito, Outeiro de Rei y A Pastoriza para celebrar las actividades previas al día grande, que se celebrará este sábado.

En dichas pruebas tendría que haber participado la menor fallecida el pasado viernes en su vivienda de la parroquia de Muimenta. En su memoria, los más de 200 competidores guardaron un minuto de silencio antes de empezar las actividades y a continuación lucieron junto a su dorsal el número 403, que estaba asignado a la pequeña fallecida.

El día principal de estas actividades tendrá lugar el próximo sábado, día 11, y se espera que también homenajeen a la menor.