Decenas de amigos y familiares arroparon en el juzgado de guardia a los dos detenidos. La jueza justificó el ingreso en prisión de ambos para evitar que las declaraciones de los testigos «se empañen» o los implicados intenten obstruir la Justicia, «desvirtuando las escasas fuentes de prueba de que se dispone en estos momentos».
El problema ahora radica en que la Policía Local solo practicó la prueba de alcoholemia a Samuel Fiuza (dio negativo), pero no a Makelele, que huyó tras el accidente y regresó tiempo después. El propietario de un bar declaró ante la instructora del caso que Jorge Luis bebió «dos tequilas con Red Bull» antes del siniestro, cuestión que niega el acusado, quien admite que ingirió esta bebida, pero después de la tragedia.
De todos modos, el juzgado ordenó que ambos conductores fuesen sometidos a un examen del médico forense para la extracción de sangre y orina para su análisis con el fin de detectar drogas o alcohol. Estos podrían abrir la puerta a la imputación de otro delito por la conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas.
La jueza también duda de la versión de Makelele sobre su desaparición tras el accidente y posterior regreso. El acusado relató que tras recibir el golpe saltó su airbag, que paró unos segundos, abrió la puerta y vio cómo colisionaban «brutalmente» dos vehículos.
La jueza no entiende por qué Makelele aparcó su coche en la tercera Travesía de Numancia, «lugar escondido y recóndito», y añade que tal conducta «es incongruente con la actuación de cualquier implicado en un accidente que no ha tenido la culpa de los hechos».
Testigo, no partícipe
A la instructora del caso también le parece raro que este acudiese a la Policía Local y se presentase a ellos como un testigo sin manifestar que su coche también tenía daños. «Peor aún, negó ser el propietario de ningún Audi A3, manifestando que él circulaba en un ciclomotor», reza el auto judicial sobre el siniestro que le costó la vida a Manuel García Lemos y Dolores Iglesias Hermida, un matrimonio que deja dos hijas y que era muy conocido en Vigo.
Makelele tiene 20 años y trabaja como repartidor de pizzas. Se compró el Audi A3 de segunda mano en un concesionario de Lugo y tiene seguro. Vive con su compañera y su hijo en común. Fue absuelto de un delito de robo con violencia por el que fue detenido cuando tenía 18 años. Samuel, de 20 años, trabaja en el sector de la rehabilitación de edificios y es propietario del BMW.