De las vías del tren al jardín de su casa: la última parada de las traviesas de madera

LUGO CIUDAD





La lucense Decogarden tiene a la venta el material retirado por ADIF con precios que oscilan entre los 15 y los 29 euros la pieza
19 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Jardines, cenadores o vallados. Esa es la última parada del particular viaje de cientos y cientos de traviesas retiradas de las vías del tren. Un final práctico, como una segunda vida, para trozos de madera que en otra época fueron símbolo del progreso y la modernidad.
En Castelo, al lado de la ciudad de Lugo, se sitúa Decogarden Jardinería, una firma que desde hace tiempo recurre a las traviesas del tren para crear jardines y ambientes, y que también las vende a los particulares que las necesitan. «Na empresa usámolas dende sempre. Como agora se mercan por lotes grandes e nós non necesitamos tantas, as que non nos fan falla promocionámolas para os particulares que as queiran», explica Alejandro de la Fuente.
La inmensa mayoría de las traviesas que almacenan salieron de vías del tren española, aunque de vez en cuando también tienen acceso a algún lote procedente del extranjero, cuyos portes siempre son más caros. «De vez en cando Adif sácaas a subasta en lotes e nós mercámolas, pero non hai moito acceso a este tipo de material e cada vez queda menos porque as que se instalan dende hai tempo son de cemento, non de madeira».
Las traviesas, un bien camino de la extinción, tienen múltiples usos, desde macetas o jardineras a cierres de fincas, muros de contención o vigas para cenadores. Cualquier uso que uno se pueda imaginar en exteriores es válido, pero ninguno en interior. El motivo está en los productos que se les aplicaron, que impiden que puedan ser utilizadas dentro de viviendas o instalaciones.

Tamaños y precios
Las traviesas que pueden adquirirse en Decogarden tienen dos tamaños estándar que se corresponden con los anchos de vía. Las más habituales son de 2,60 metros, pero las hay también de 2. «Hainas de moitas madeiras, de pino, carballo, faia ou xatoba, pero a xente soe demandar carballo sobre todo», describe Alejandro. Aunque los materiales son diferentes, explica que su durabilidad, por los productos que se les aplicaron, es similar. «Aguantan perfectamente 50 ou 60 anos», apunta.
En cuanto a los precios, van en función de la calidad. Las de primera, por ejemplo, cuestan 29 euros la pieza, mientras que las de segunda categoría están en 20 euros y las de tercera rondan los 15.
Seguir el rastro de su procedencia no es fácil. En ocasiones ADIF da algunas pistas de a qué línea pertenecieron, pero son casos puntuales. «Pode haber travesas de ata medio século de vida. Hai que ter en conta que dependemos do que Adif vaia desmontando para que haxa oferta», recuerda Alejandro.
Y aunque ahora, precisamente, se está renovando la línea Lugo-Monforte, no habrá traviesas de pasado lucense que acabarán en el jardín de alguna casa. «Xa preguntei, pero son todas de cemento», confiesa el experto.
Entre las bondades de las viejas traviesas está el punto rústico que añaden a la decoración, que es, precisamente, lo que muchos clientes demandan. «Para exteriores é un elemento interesante, aporta un toque rústico. Logo, está quen busca finalidades máis prácticas, como pode ser facer un muro de contención moi sinxelo que se pode crear só cunha motoserra e que ademais loce», desgrana el empresario.
Aunque hay clientes que cuando acuden a su negocio se quedan sorprendidos y preguntan por las traviesas, para comercializarlas Alejandro recurre a la modernidad. «Téñoas anunciadas en páxinas de Internet». La puerta de entrada a los jardines de los viejos peldaños del tren.
