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La villa de Portomarín, situada en la provincia de Lugo, en las márgenes del río Miño y dentro de la Ribeira Sacra, conserva las características de la tradicional villa gallega, con soportales, calles empedradas y casas de baja altura, lo que la hace dueña de un encanto especial. Se encuentra a 25 kilómetros al sur de Lugo capital y es uno de los puntos centrales del Camiño Francés a su paso por Galicia.

Paisaje, historia, patrimonio de diferentes épocas, recursos naturales, rutas de senderismo y gastronomía con productos singulares configuran el Portomarín actual, con el sello de una tradición milenaria, como se puede disfrutar con la ruta para ver el yacimiento de Castromaior, ocupado hasta el siglo I d.C.

Yacimiento de Castromaior, en Portomarín
Yacimiento de Castromaior, en Portomarín ALBERTO LÓPEZ

Los motivos para visitar Portomarín son varios. La propia villa tiene el encanto del pasado medieval, jalonado por la imagen más icónica del municipio, presidiendo la plaza del centro: la iglesia de San Nicolás, antiguo templo de San Xoán, románico construido entre el siglo XII y el XIII. Levantada por la orden de San Juan de Jerusalén, esta iglesia-fortaleza tuvo bajo su control el puente que atravesaba el Miño y el cuidado del hospital de peregrinos.

Esta iglesia, al igual que otros monumentos, como la iglesia de San Pedro o los pazos del Conde da Maza (XVI) y Pazo dos Pimenteles (XVII), fueron trasladados piedra a piedra con la construcción del embalse de Belesar, en 1962, anegó el viejo Portomarín, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1946. Cuando el nivel del embalse es bajo, están visibles los restos de las antiguas edificaciones y el muelle y el primitivo puente.

Estructuras del viejo Portomarín cuando el embalse de Belesar está bajo
Estructuras del viejo Portomarín cuando el embalse de Belesar está bajo REBECA

Un paseo junto al Miño para descubrir esos restos antiguos, o divisar el embalse y la villa desde algunos de los miradores junto al Miño, son dos atractivos y postales que turistas y peregrinos se llevan de Portomarín. La villa, además, cuenta con tres parques en los que disfrutar del descanso, el deporte o el pícnic junto a árboles centenarios. 

Portomarín es reconocido por tres productos: el aguardiente, la tarta de Ancano de almendra y los platos a base de anguilas, entre ellos la empanada. Nadie que visite el municipio se puede olvidar de probarlos o de comprarlos como regalo.