Tráfico local y pesado sustituye al de largas distancias en vías nacionales

X.M.PALACIOS / S.VARELA VILALBA, LUGO / LA VOZ

RÁBADE

SUSO PENA

La N-VI o la N-634 conservan su importancia tras la apertura de autovías

21 oct 2018 . Actualizado a las 13:28 h.

A diario, en el polígono industrial de Rábade entran y salen más de 300 camiones; en el de Vilalba, más de 100. No son cálculos exactos sino estimaciones -las de Rábade, aportadas por el alcalde, Francisco Fernández Montes, y las de Vilalba, por el presidente de la asociación de empresarios, Álvaro Fraga-. De todos modos, son dos cifras que sirven para explicar la importancia de esos parques empresariales y el tránsito de las vías por las que se accede a ambos recintos.

Por Rábade pasa la autovía del Noroeste (A-6); por Vilalba, la del Cantábrico (A-8) y la de Ferrol (AG-64), que tienen una intersección en A Grandisca, a unos dos kilómetros del centro de la villa. Sin embargo, ninguno de los dos polígonos cuenta con acceso directo a esas autovías, por lo que el tráfico pesado que entra y sale debe circular varios kilómetros por carreteras convencionales.

Los camiones que llegan al polígono rabadense salen de la A-6 en las afueras de la localidad, en Outeiro de Rei o en Begonte, aunque esa tercera opción parece menos usada que las otras dos. Los que acceden al polígono de Sete Pontes (Vilalba) suelen abandonar la A-8 o la AG-64 en la rotonda de A Grandisca y circular luego por la carretera Vilalba-As Pontes (LU-861), que tiene su inicio justo al lado del polígono. Pero también, apunta Álvaro Fraga, hay camiones que llegan al polígono vilalbés tras salir de la variante de la N-634, distante solo unos centenares de metros de la principal entrada al parque empresarial de la capital chairega.

El polígono de Guitiriz, situado en la parroquia de Santa Mariña de Lagostelle, tiene menos movimiento, pero está al lado de la N-VI. La falta de un enlace directo con la A-6 -reclamado por el Concello, incluso con un acuerdo plenario de la corporación, aunque sin éxito- también supone que los vehículos que entran y salen utilicen la carretera nacional tras haber dejado la autovía en el acceso del casco urbano o en el de O Porto Vello.

También el polígono de Begonte está junto a la N-VI, aunque además tiene al lado un acceso a la autovía del Noroeste. Sin embargo, la proximidad con la A-6 no excluye un movimiento de camiones similar al de Rábade, aunque con un volumen de tráfico bastante inferior en este caso. El alcalde, José Ulla, reconoce, por ejemplo, que hay vehículos que se incorporan a la autovía en Rábade o en Baamonde tras recorrer varios kilómetros de la N-VI, sin olvidar otros desplazamientos, los de quienes acuden a comer a restaurantes de Carral o de Baamonde, que también se realizan por la carretera nacional.

Quedan lejos los tiempos en los que los viajes de Madrid al noroeste o de Lugo a A Coruña tenían como única posibilidad la de usar la N-VI, en tanto que la N-634 era vía de tránsito obligatorio para salir del norte de Galicia hacia Asturias. La construcción de la A-6 y de la transcantábrica prácticamente dejó a esas dos carreteras sin ese tráfico, pero no sin la condición de vías necesarias en muchas comarcas.