
Patronal y sindicatos se sientan a negociar un modelo laboral del agrado de Bruselas
25 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Como dice De la Serna, el decreto de la estiba no es el punto y final, sino el principio. Solo que la partida debe jugarse, a su juicio, en el campo de la negociación sindical. Por eso se ha retirado -entre críticas de los estibadores- y pasado el arbitraje al presidente del Consejo Económico y Social (CES), Marcos Peña, que inició su labor de mediación subrayabando su escaso margen.
El partido entre los representantes sindicales -con La Coordinadora al frente y con UGT, CC. OO., CIG y CGT a su lado- y la patronal, Anesco, se retomará el martes. Ese día las empresas estibadoras quedaron emplazadas a poner sobre la mesa las necesidades de mano de obra que tienen según qué puertos y analizar las posibilidades de subrogación de trabajadores. La parte social quiere que haya sitio para todos. La patronal solo para parte.
En algo coinciden uno y otro bando: en que los acuerdos que se adopten deben hacerse extensivos a los futuros operadores para garantizar la igualdad de condiciones entre nuevos y antiguos.
Y justo en el punto álgido del conflicto, el día 7, desembarca en España Violeta Bulc, dentro de esa especie de gira en la que Juncker ha metido a sus comisarios. El Gobierno dice que es casualidad, que no viene a hablar de puertos, pero tanta coincidencia ha levantado suspicacias en la estiba.
López Veiga no retirará denuncias si hay estibadores vandálicos
El presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo, Enrique López Veiga, advirtió ayer de que si la huelga de estibadores convocada a partir del 6 de marzo se alarga en el tiempo «afectará mucho» al grupo de automoción PSA, y, en general, a la economía de la ciudad. Insistió en que no tolerará «actos anómalos o vandálicos» y que no retirará ninguna denuncia contra los que los cometan para protestar por la liberalización de la estiba.
También volvió a culpar a los operarios del puesto de inspección fronteriza (PIF) -que se escudan en que tienen que cumplir el protocolo- de la «fuga masiva» de contenedores al puerto luso de Leixões (entre 50.000 y 60.000 toneladas), y les reprochó sus críticas a la terminal portuguesa, que está «excelentemente bien gestionada». Al término de la reunión del consejo de administración del Puerto, López Veiga reconoció que «hay situaciones administrativas» con respecto al funcionamiento del PIF que «son complejas de resolver».