
Se verá alterado el reparto de especies migratorias como la xarda
08 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Aventurar cómo será la pesca gallega después del brexit es materia pura de porra y apuesta. Hay más «incógnitas e incertidumbres» que certezas en el arranque de un proceso que podría no acabar de concretarse antes de un decenio, según el catedrático de Derecho Internacional José Manuel Sobrino, que ha analizado para la Xunta las posibles repercusiones en la pesca gallega de la salida del Reino Unido.
El panorama que se presenta tras la marcha del Reino Unido fue materia de debate en el Congreso sobre Sostibilidade Social e Económica do Sector Pesqueiro inaugurado ayer en A Coruña y, si bien, hay amplia coincidencia en que para Galicia supone una oportunidad, también hay consenso en que una buena negociación es clave para disipar todo lo que se vislumbra de amenaza. Así, los ponentes abogaron por un diálogo de «guante blanco» más que por unas «negociaciones combativas» que podrían cerrar muchas puertas a la flota gallega. Porque es cierto que España tiene el mercado, pero no lo es menos que la OMC (Organización Mundial de Comercio) prohíbe los aranceles punitivos y, por tanto, la capacidad de gravar la entrada de productos es limitada. Y que es cierto que al marcharse uno de los Veintiocho se verá alterado el reparto de cuotas, pero también se perderá una parte importante del caladero donde faenan barcos gallegos con bandera española y embarcaciones de capital gallego con bandera británica.
La directora xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez, señaló que, aunque solo 69 unidades faenan en aguas comunitarias o internacionales, el brexit tendrá impacto en las otras 4.000 embarcaciones de bajura: «O problema tamén chegaría aos que de vez en cando traballan nesas augas, os do pincho de superficie ou os boniteiros, tamén os que pescan nas Malvinas e incluso ás embarcacións de baixura», puesto que verán alterado el reparto de especies migratorias como la xarda, de gran importancia en determinados segmentos de flota.
En este sentido, en el congreso se apuntó la idea de aprovechar que el Reino Unido sale de la política común pesquera y altera una estabilidad relativa que en Europa nadie quiere cambiar, para abandonar de una vez por todas el sistema de TAC (totales admisibles de capturas) y cuotas por otro basado en esfuerzo y días de pesca que es el que pretenden implantar los británicos.