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Pincheiros de Burela matan el anisakis en las vísceras que devuelven al mar

s. s. BURELA / LA VOZ

SOMOS MAR

Xaime Ramallal

Emplean tecnología gallega en un proyecto pionero en la flota europea de Gran Sol

05 ene 2018 . Actualizado a las 11:30 h.

Depende de las especies y del caladero, pero los parásitos pueden ser un problema de seguridad alimentaria si se consume pescado sin cocinar o sin congelar previamente, y lo son para el medio marino porque cada vez proliferan más. Dentro de la guerra abierta contra el más conocido de ellos, el anisakis, dos pincheiros de Burela inician una nueva batalla. El Raúl Primero y el Nuevo Ebenezer son los primeros palangreros de fondo que pescan merluza en los caladeros de Gran Sol en probar equipos homologados de tecnología gallega que matan el anisakis en las vísceras del pescado. Serán los únicos que las devolverán al mar sin un gusano que contaminaría a los peces que se las comieran.

Contribuirán a reducir la carga parasitaria del ecosistema marino actuando en uno de los flancos de la lucha contra el anisakis. Eso sin perder de vista el frente de la batalla: procurar que el pescado llegue al consumidor final sin ese parásito. De ahí los esfuerzos en formación y concienciación de las tripulaciones para mejorar del eviscerado de los pescados, mimándolo a bordo.

Diseñados y construidos por la firma gallega Marexi, los equipos de tratamiento de las vísceras Tedepad instalados en los dos pincheiros de Burela han sido adquiridos por iniciativa de la Organización de Productores Pesqueros de Lugo (OPP-7). Es el primer paso de un proyecto piloto, financiado con fondos europeos, que continuará este año con la adaptación de otros dos Tedepad a palangreros burelenses de fondo más pequeños.

Funcionamiento

Los Tedepad son automáticos, funcionan con electricidad, emiten microondas, solo emplean agua y aire y cuentan con sistema de autolimpieza, explicó ayer en el puerto de Burela Iñaki Miñino, director de Marexi.

A bordo del Raúl Primero detalló que, en lugar de tirar las vísceras al mar, los marineros las depositan en el equipo. En el caso de los pincheiros de Burela, cuando el depósito alcanza catorce litros de capacidad las baja al módulo reactor. Ahí calienta las tripas hasta 80 grados y extermina los parásitos. Después, las vierte al mar. Toda su actividad se registrará, para analizar y valorar resultados.

Ayer, en Burela, Sergio López, gerente de la OPP-7, destacó que con ese proyecto piloto quieren «resolver o grave problema da xestión das vísceras». Mercedes Rodríguez, directora xeral de Pesca, aplaudió esa «aposta pola innovación e a calidade» de la flota de Burela. Al acto también asistieron Abelardo Basanta y Miguel Neira, presidente y gerente de Armadores de Burela, así como los propietarios de dos pincheiros burelenses que son pioneros en la Unión Europea.