Javier Taibo, gerente de Egatel
20 jun 2017 . Actualizado a las 12:18 h.«Fuimos una de las primeras empresas que se instaló en Tecnópole». Habla Javier Taibo, el gerente de Egatel, un gigante del mundo de la tecnología de la comunicación. Enseguida pasa la palabra a Juan Baranda, que vivió en primera persona el nacimiento de una empresa que ha alcanzado el Olimpo. «Nosotros empezamos en un garaje, en la Avenida de Santiago de Ourense. Allí estábamos metidas seis o siete personas, ¡imagínate como podía ser!», relata Baranda. Hasta que, un buen día, vislumbraron la posibilidad de mudarse a Tecnópole, uno de los primeros viveros de empresas que se pusieron en marcha en Galicia. «Empezamos ocupando un par de nidos, y fuimos extendiéndonos hasta que acabamos llenando casi toda un ala», recuerdan desde la empresa. «El vivero nos dio la oportunidad de ir creciendo poco a poco, en función de nuestras necesidades», explican desde Egatel.
Pero Tecnólope no solo les ofreció espacios: también brinda asesoramiento y apoyo en otros muchos terrenos. «La verdad es que, en ese campo, no tuvimos que echar mano de ellos. El nuestro ya era un proyecto bastante maduro», recuerdan desde la dirección de la empresa. Reconocen, eso sí, que una vez independizados han vuelto a sus orígenes de vez en cuando. «Hemos recurrido a ellos con algunos proyectos de innovación», señalan desde la firma que, desde Ourense, está conquistando medio mundo gracias a su apuesta permanente por el I+D+i. La firma nació a principios de los 90, centrada en el sector doméstico de recepción de televisión por satélite y en el mercado profesional de microrrepetidores analógicos. Desde entonces no ha dejado de evolucionar a base de investigación e innovación, y a medida que ocupaba espacios -primero en el vivero de Tecnópole, después ya sola- su actividad se desplegaba por toda España primero, y ahora ya por medio mundo: Egatel participó en los despliegues de la TDT en México, Argelia, Tanzania...
Pero sus responsables no olvidan sus orígenes, ni las durezas del camino, ni los tiempos en los que esbozaban un sueño metidos en un garaje. Y por eso reconocen que lugares como Tecnópole «son fundamentales. Sin estos facilitadores, muchas empresas difícilmente podrían llegar a ser autosuficientes».
«Empezamos en un garaje. Allí estábamos seis o siete personas. ¡Imagínate!»