Dos de cada diez habitantes del planeta no tendrán acceso a agua potable salubre en su hogar antes del 2030. Algunos advierten que la próxima guerra mundial será por este líquido
11 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.El acceso al agua es un problema que tiene todos los visos de convertirse en quebradero de cabeza mundial. Algunos países ya sufren las consecuencias del cambio climático y el líquido elemento se ha convertido en un auténtico lujo para sus habitantes. Saciar la sed ya es en muchos lugares un signo de ostentación.
Y el asunto no tiene visos de mejorar. Un reciente informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef revela que antes del 2030, dos de cada diez personas de todo el mundo no tendrán acceso a agua potable salubre en su hogar. Los números abruman, porque la traducción de ese porcentaje supone que más de 1.600 millones de personas tendrán que pelearse por lograr algo tan vital para el día a día como es el agua.
Solo el 67 % de las personas tendrán unos servicios de saneamiento adecuados y un 78 % contará con unas instalaciones básicas para lavarse las manos. La otra cara de la moneda la protagonizan 1.900 millones de personas, que no tendrán acceso a estas instalaciones y, por tanto, quedarán expuestos a todo tipo de enfermedades que se podrían solucionar con un poco de agua.
El informe, titulado Progresos en materia de agua para el consumo, el saneamiento y la higiene en los hogares, pone el foco en un problema que no debe pasar desapercibido. Aseguran los expertos de la OMS y de Unicef que si se quiere conseguir el acceso universal a fuentes de agua potable gestionadas de manera segura antes del 2030 queda mucho trabajo por hacer. Porque será necesario multiplicar por diez el índice actual de progreso en los países menos adelantados.
No es solo un problema que afecte a los países con menos recursos. El covid-19 ha demostrado que esto se trata de un problema global. Porque la pandemia ha puesto de relieve la urgente necesidad de garantizar que todo el mundo tenga acceso a una higiene de manos adecuada. Las olas que se generan al otro lado del mundo también son un peligro para los que estamos aquí. «Las inversiones en agua, saneamiento e higiene deben ser una prioridad mundial si se quiere poner fin a esta pandemia y crear sistemas de salud más resilientes», explicó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La escasez de agua es un problema actual para los países en vías de desarrollo. Pero se va a convertir, antes de lo que muchos se imaginan, en un problema también para los más ricos.
La oenegé Ayuda en Acción lo advierte en varios de sus estudios. El aumento demográfico y las consecuencias del cambio climático son una bomba de relojería. Estos dos factores acabarán generando cada vez más conflictos por el uso y gestión del agua. De hecho, varios estudios, explican desde la asociación, advierten que los enfrentamientos crecerán entre un 75 y un 95 % en el próximo siglo a causa de la escasez del líquido elemento.
El agua, ese suministro que parece tan barato y al que estamos acostumbrados a tener fácil acceso, se codea ya con materias tan valiosas como el petróleo o el oro. Con una importante diferencia entre unos y otros. Los humanos podemos vivir sin oro o sin petróleo. Pero no sin agua.
Y un signo del valor que tiene este líquido es que desde el pasado mes de diciembre, el agua en California cotiza en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street. En este mercado, los compradores no se hacen con un producto físico. Las operaciones están basadas en la adquisición de derechos sobre una cantidad de agua en un futuro a un precio fijo.
Algunos expertos financieros vieron el filón de esta materia hace ya algunos años. Convertir el agua en un bien con el que especular es una decisión controvertida y peligrosa. Pero gurús como Michael Burry llevan ya un tiempo invirtiendo su fortuna en todo lo que tenga que ver con explotar el agua. A muchos no les sonará este nombre, pero Burry se convirtió en la anterior crisis económica en una de las mayores eminencias entre los corrillos de Wall Street.
Una inversión de futuro
Antes de que la anterior época de vacas flacas hiciera saltar por los aires toda la economía mundial, este neurólogo de formación gestionaba el fondo Scion Capital LLC, el primero que detectó que las hipotecas subprime tenían todas las papeletas para arrastrar a los países a una crisis económica brutal. Su predicción le permitió llenarse los bolsillo y, tras retirarse de los parqués durante una época, decidió volver a aparecer en el ruedo. Lo hizo con una nueva bandera: el agua. Berry lleva ya un tiempo invirtiendo sus fondos en el líquido elemento, un bien que él mismo asegura nunca dejará de tener demanda y no tiene sustituto conocido: «Agua fresca y potable es algo que todos damos por sentado que habrá en abundancia, pero no está garantizado. El agua será un bien político».
O los Gobiernos se ponen serios con este tema o el futuro podría parecerse cada vez más a la película Mad Max. De hecho, en países como Jordania la escasez de agua se ha convertido en norma y muchos ciudadanos se ven obligados a empaquetar su vida entera para buscar nuevos lugares donde refugiarse viendo la imposibilidad de acceder a un bien que es básico para poder sobrevivir. El agua ya es un quebradero de cabeza para todos ellos.