La NASA enviará este año una misión al espacio para tratar de investigar un asteroide que se cree que puede tener una ingente cantidad de oro o níquel, una roca vale más que todo el PIB mundial
09 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El espacio exterior puede convertirse en la mayor y más rentable mina del mundo. De hecho, algunas de las organizaciones y empresas con más posibles ya han puesto el ojo sobre alguno de los cuerpos que viajan alrededor de nuestro planeta Tierra. Y hay uno que ahora mismo está captando de manera especial todas las miradas. ¿La razón? Puede hacer muy rico a quien consiga aterrizar sobre él, explotarlo y regresar de vuelta cargado con las materias primas. Se trata de Psyche-16, un asteroide descubierto ya en el año 1852 por el astrónomo italiano Annibale de Gasperis pero que no ha sido hasta casi 200 años después cuando los terrícolas han hallado el inconmensurable valor que guarda en su interior.
Esta roca, cuyo diámetro es superior a los 220 kilómetros, podría llegar a valer cerca de 10.000 trillones de dólares. Y dicho así, muchos podrían pensar que se trata de una cifra más. Pero lo cierto es que, mirándolo con perspectiva, el valor de este pedrusco es muy superior a la suma de todo el PIB mundial, tal y como recogen diversos estudios publicados en revistas científicas y económicas.
¿Qué tiene de especial Psyche-16? Los expertos que lo han estudiado en los últimos años creen que este asteroide está (inusualmente) compuesto por kilos y kilos de metales preciosos como el níquel o el hierro. Pero también de otros de gran valor como el oro. Eso sí, no hay nada seguro y es necesario analizar de cerca el pedrusco para saber realmente qué guarda en su interior. Este cuerpo celeste se encuentra dentro del cinturón principal de asteroides, concretamente entre los planetas Marte y Júpiter y tarda un lustro en orbitar alrededor del sol. La ubicación de este asteroide —el más grande registrado hasta la fecha del tipo M, una clasificación que aúna a los cuerpos que son de tipo espectral metálico— hace prácticamente imposible su estudio a conciencia desde la Tierra y a través de los telescopios espaciales. De hecho, si se observa desde estos aparatos poco más que una mancha borrosa se puede ver.
Pero los científicos tienen sospechas fundadas de que el verdadero valor del asteroide es lo que no se ve. Lo que Psyche-16 guarda en su interior. Y, ante unos beneficios que pueden ser realmente jugosos, hay quien ha decidido dar un paso adelante. En el 2017, la NASA anunció que la humanidad «se beneficiaría de una mirada más certera acerca de este asteroide». Con este objetivo por bandera, decidieron comenzar a trabajar para mandar una misión al objeto. En un principio, el calendario que manejaban había fijado el 2022 como el año en el que se daría el pistoletazo de salida a este viaje espacial. Pero las cosas se torcieron en los despachos de la NASA debido a «problemas de desarrollo». Hace unas semanas, la NASA movía ficha y anunciaba la nueva fecha de lanzamiento de su misión. Será en octubre de este mismo año y supondrá el primer paso hacia la futura explotación del pedrusco y, lo que es más interesante, una primera aproximación a la minería espacial, una industria que puede resultar muy interesante por los recursos ilimitados que ofrece y, sobre todo, porque puede suponer una vía de escape para evitar seguir destrozando nuestro propio planeta con una explotación desenfrenada de los ya escasos recursos existentes. «Este movimiento en sí mismo muestra lo escasos que son los metales y minerales en nuestro planeta. Y en el futuro vamos a necesitar muchos más metales preciosos. Primero comenzamos con la excavación de metales en el suelo, ahora estamos ya reciclando y el siguiente paso será transportarlos desde el espacio a la Tierra», resume Daniel Marburguer, director de Coininvest, empresa especializada en la compraventa de materiales preciosos.
Un viaje de varios años
La NASA no obtendrá resultados inmediatos. Habrá que esperar varios años para saber si el asteroide es tan rentable cómo se cree. Los cálculos que manejan en la organización estiman que se tardará unos cinco años y diez meses en alcanzar Psyche-16, se hará a través del sistema de propulsión Hall solar-eléctrico que llevará la nave. Después, el plan es que los sistemas orbiten alrededor del asteroide durante unos 26 meses para analizar de cerca su composición, gravedad, densidad y, lo que es más interesante, cuál es su estructura interior. El coste de la misión supera los 900 millones de dólares pero, si los resultados salen como se prevé, el beneficio superará con creces la inversión inicial.
Estados Unidos ha sido el primero en lanzarse a la exploración de estas nuevas vías, pero no es la única. Porque países como China o Japón ya están trabajando en misiones destinadas a explotar asteroides ricos en minerales con gran valor económico. De hecho, muchos han puesto también sus ojos sobre la Luna, que puede ser otro interesante escenario sobre el que desarrollar la minería espacial. «La minería en la tierra será siempre, en mi opinión, la opción más barata en comparación con el negocio de explotar metales procedentes del espacio. Primero porque la logística no tiene nada que ver. Ya existen importantes cadenas logísticas probadas dentro de nuestro planeta y es muy difícil imaginar un modo rentable de transporte al espacio y viceversa», resume Marburger. Al menos, con las tecnologías que disponemos en la actualidad. Pero si se consiguen desarrollar sistemas rentables para empezar a minar el exterior, los resultados pueden ser realmente jugosos. Es un primer paso para el hombre, que puede acabar convirtiéndose en un gran paso para toda la humanidad.
¿Un país puede apropiarse de un asteroide o de la Luna y explotar sus recursos sin control?
El espacio exterior alberga recursos prácticamente ilimitados. Y son muchas las empresas que no quieren quedarse atrás ante la promesa de interesantes beneficios. Se han fundado compañías para la investigación de asteroides y otros cuerpos en países como Estados Unidos, Reino Unido o incluso Luxemburgo. Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿de quién es el espacio? ¿Puede alguien agenciarse un asteroide?
Los tratados internacionales aprobados en el año 1967 recogen que ningún país o individuo puede reclamar los derechos de propiedad sobre ningún objeto celeste. Pero en estos textos, que quizás deberían ser actualizados a tenor del despegue tecnológico de los últimos años, no se recoge nada sobre la posibilidad de explotar los recursos de estos asteroides. Es una especie de vacío legal.
Legislación específica
Poco a poco, algunos países han ido desarrollando legislación específica. La primera, como tantas otras veces, ha sido Estados Unidos, que aprobó en el 2015 la Ley de Competitividad de Lanzamientos Espaciales Comerciales, a través de la que se autoriza a sus ciudadanos a explotar los recursos espaciales. Poco después se lanzó a la piscina Luxemburgo, con una ley muy parecida que añadía otra posibilidad: que no solo explotaran asteroides sus ciudadanos, sino aquellos extranjeros que registraran una sociedad en el país y obtuvieran una licencia específica. Poco a poco se han ido sumando otros países como Emiratos Árabes y Japón.
Con tanto dinero en juego, es posible que la próxima guerra se libre por los recursos espaciales. Porque no solo estamos hablando de minerales escasos y valiosos. También hay en juego otra materia prima de gran valor y que empieza a convertirse en un problema aquí: el agua. El primer país que sea capaz de explotar todo lo que hay fuera de nuestro planeta, tendrá mucho qué decir en el tablero de juego internacional.