La Gran Apuesta

PEDRO MAS CIORDIA

MERCADOS

WARREN BUFFET (BERKSHIRE HATHAWAY). Fortuna de 75.600 millones. El magnate financiero ha aportado a la filantropía el equivalente al 35 % de su fortuna; lo que se traduce en unos 21.500 millones de dólares.
WARREN BUFFET (BERKSHIRE HATHAWAY). Fortuna de 75.600 millones. El magnate financiero ha aportado a la filantropía el equivalente al 35 % de su fortuna; lo que se traduce en unos 21.500 millones de dólares. LUCAS JACKSON | Reuters

24 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Longbets.org es una web pública financiada por el magnate Jeff Bezos donde se pueden realizar apuestas, con fines filantrópicos, sobre el resultado de predicciones futuras de asuntos de interés social. En el mundo de las inversiones esta web es muy conocida por ser el canal donde se implementó la llamada «Gran Apuesta».

La Gran Apuesta es la predicción del considerado mejor gestor de todos los tiempos, Warren Buffett, apostando a favor de la gestión pasiva en vez de por la gestión activa. Sorprende que la apuesta viniese de un gestor que se ha hecho famoso por su impresionante track récord proveniente de la gestión activa. Aquello de «en casa del herrero, cuchillo de palo».

Warren Buffet retó a la industria de gestores activos más importante del mundo, los hedge funds, apostando 318.250 de dólares estadounidenses (USD) a 10 años. El dinero se invertiría en bonos cupón cero, que a los 10 años se convertirían en aproximadamente 500.000 USD. Según el Sr. Buffett, su apuesta consistía en que una cartera de fondos activos (hedge funds) hecha por al aceptante de la apuesta nunca podría superar al final del período, neta de comisiones, el comportamiento de un fondo índice del S&P 500. A tal fin se eligió un fondo de la gestora de gestión pasiva Vanguard.

Para sorpresa de casi todos, después de anunciar su apuesta, a finales del año 2007, un silencio sepulcral recorrió Wall Street. ¿Cómo era posible que los reputados y multimillonarios gestores de hedge funds permaneciesen en silencio? ¿No era una oportunidad magnífica de demostrar al mundo la bondad de la gestión activa sin límites? Al final, de los miles de gestores de hedge funds, solo uno aceptó la apuesta: Ted Seides, gestor y fundador de Protégé Partners. Los 500.000 USD que cerraban la apuesta ya estaban y, lo más importante, en diez años habría 1.000.000 de USD para obras benéficas (finalmente fue mucho más dinero, pero esa es otra historia).

Ted Seides eligió para dar cuerpo a su apuesta cinco fondos de fondos de hedge funds y la apuesta se inició el 1 de enero del 2008, acabando el 31 de diciembre del 2017. Los resultados fueron realmente decepcionantes para el Sr. Seides. La industria de hedge funds suele guiarse por la regla 2/20: esto es, 2 % de comisión fija y 20 % de comisión de éxito. Es decir, sin realizar cálculos muy sofisticados y teniendo en cuenta lo que se revaloriza la Bolsa en el medio y largo plazo, estos gestores se suelen embolsar alrededor del 40 % del ingreso bruto del fondo. Eso implica que, para batir al mercado neto de comisiones, deberían ser capaces de generar ingresos brutos muy superiores al mercado de forma consistente para poder absorber con claridad sus comisiones. La realidad de lo que ocurrió es algo poco sorprendente y muy habitual en el promedio de esta industria.

Tienen más información en las cartas a accionistas de Warren Buffett del año 2007 y 2008. Leyendo estas cartas en detalle, lo que al final emana es una clara crítica al exceso de comisiones de los gestores de hedge funds y no tanto a la gestión activa. Como dice el famoso inversor: «Gestores con retornos mediocres y los bolsillos llenos».

Los resultados de la apuesta han reavivado la discusión eterna entre gestión activa y gestión pasiva y se vuelve a hablar, de nuevo, del experimento realizado por el periodista John Stossel basándose en un libro de Burton Malkiel. Burton Malkiel fue un famoso economista de la Universidad de Princeton conocido por la publicación en 1973 de su famoso libro Un paseo aleatorio por Wall Street, obra que abrió un debate entre los profesionales de la industria sobre la eficiencia del mercado, debate que hoy en día continúa en boga.

Según Malkiel, un mono lanzando dardos a la sección de cotizaciones de un periódico financiero podría componer una cartera donde, con seguridad, el resultado no diferiría mucho del logrado por un profesional. En 1992, John Stossel, reportero televisivo, decidió llevar a cabo el experimento de Malkiel.

Sustituyó al mono por su propia pericia como lanzador de dardos contra una diana sobre la que había situado la página de cotizaciones de The Wall Street Journal. La cartera resultante de esos lanzamientos superó al 90 % de las carteras construidas por expertos financieros. Las preguntas que surgieron a continuación del experimento no se hicieron esperar: 1) ¿es el mercado financiero eficiente?; 2) ¿para qué sirve buscar «alfa» ?; y 3) ¿qué sentido tendría entonces pagar por los servicios de un asesor financiero?

Vayamos por partes, porque las respuestas no son obvias ni binarias y, por ello, se han vertido ríos de tinta al respecto. Sin embargo, las conclusiones están bastante respaldadas por la teoría económica. ¿Es el mercado de renta variable eficiente? Aquí solo hay dos posibles respuestas: a) sí, es totalmente eficiente; o b) sí, es muy eficiente.

La primera respuesta indica que no sería posible batir al mercado sin información privilegiada, dado que la información es pública y llega a los agentes financieros de manera casi instantánea, por lo que los precios reflejarían esa nueva información de inmediato. Por tanto, el mercado es totalmente eficiente y la existencia de un minúsculo grupo de inversores que sí han conseguido batir a los índices en el largo plazo solo podría ser fruto de la suerte.

Estadísticamente se puede demostrar con facilidad que los resultados de estos «genios» financieros podrían ser sólo fruto del azar. Si se partiese de 1.000 «genios» financieros y el experimento consiste en lanzar una moneda —cara, mercado al alza en el año, y cruz, lo contrario—, después de un año nos quedarían 500 «genios», después de dos años, 250, y así sucesivamente hasta llegar al año nueve con 2 «genios» financieros.

Sin embargo, se podría argumentar también que la existencia de este grupo de «genios» financieros podría no ser consecuencia del azar y ellos mismos serían la confirmación de la eficiencia del mercado. Es decir, su existencia es la constatación de que el mercado es muy eficiente y que funciona como una distribución normal para la mayoría de la gente.

Solo un grupo muy reducido de inversores puede ver lo que otros no son capaces, son los que están a la derecha de la distribución normal de rentabilidades. Su existencia es la prueba de la eficiencia del mercado.

Sea por suerte, por la excepcionalidad de esos inversores, o por una combinación de ambas, estos inversores existen (véase al Sr. Buffet) y, por tanto, la búsqueda del exceso de rentabilidad, «alfa», aunque complicada y ardua, es posible. Siendo el mercado eficiente para la mayoría de la gente, ¿cómo debe un inversor abordar la gestión de su patrimonio financiero? Tres son los mandamientos a seguir.

Primero, diversificación. este es el mandamiento principal, por mucho que a veces suene a tópico. El patrimonio financiero de un inversor debe diversificarse y, para ello, los fondos de inversión son la herramienta fundamental, lo que no invalida que la cartera pueda tener algún «satélite» en directo que complemente el factor diversificación. Los vehículos de inversión pueden ser fondos índices o ETF; es decir, no buscar «alfa» sino replicar un índice, aunque para los partidarios de la alta eficiencia del mercado, pero no total, podrían utilizarse fondos que busquen «alfa» en alguna de las temáticas que compongan.

Sin embargo, la mayor parte del exceso de rentabilidad vendrá de la composición de la cartera; es decir, de su asignación de activos, y no tanto de la inclusión de fondos «alfa». Es aquí donde la búsqueda del «exceso de rentabilidad» cobrará más importancia y donde la presencia de un asesor financiero será clave.

Segundo, gestión global: en en un mundo global, la gestión del patrimonio financiero debe ser también global, teniendo la posibilidad de acceder a todas las temáticas de inversión en cualquier lugar y posibilitar la amortiguación de la cartera a los distintos ciclos económicos.

Tercero, costes razonables: la rentabilidad, en líneas generales, se conseguirá en el largo plazo gracias a una gestión adecuada y a través de la capitalización de los retornos anuales. Los efectos de la capitalización de dichos retornos en el largo plazo son sorprendentes (aquello de que «el interés compuesto es la fuerza más poderosa del universo» que dijo Churchill) siempre que estos no hayan sido menguados sensiblemente por unos costes de gestión desproporcionados (que se lo digan a Ted Seides).

Un consejo para el inversor: póngase en manos de un profesional honesto de las inversiones que cumpla con esos tres mandamientos. En caso contrario, simplemente indicie sus inversiones.

Pedro Mas Ciordia. Santander Private Banking Gestión. Director general.