Billetes y monedas digitales: el momento de la verdad

Pedro Mas Ciordia SANTANDER PRIVATE BÁNKING GESTION, SGIIC

MERCADOS

18 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante los últimos años se ha hablado mucho del acrónimo CBDC (Central Bank Digital Currency); es decir, la futura moneda digital de los bancos centrales y, en concreto, del proyecto del euro digital en el que está inmerso el Banco Central Europeo (BCE).

El proyecto del BCE, y de casi todos los bancos centrales, consiste en una alternativa digital a los billetes y monedas. En otras palabras, en la creación de «dinero digital de primera línea», que hoy en día es inexistente. Todo este asunto está generando un gran debate dentro de la industria financiera.

Es posible que la primera pregunta que se haga cualquier lector sea ¿no existe ya el euro digital? Cuando vamos a pagar un bien o servicio tenemos dos opciones: hacerlo con billetes y monedas o contra nuestra cuenta corriente, movilizada esta última por diferentes opciones tecnológicas como la transferencia, Bizum, la tarjeta, etc.

¿No es esta segunda opción un euro digital?

La respuesta es afirmativa, pero con matices dado que es un dinero distinto. Los billetes y monedas son emitidos por el BCE, mientras que las cuentas corrientes son instrumentadas por un emisor privado, que crea dinero a través del mecanismo denominado multiplicador monetario. Por tanto, un billete es un derecho de cobro sobre un emisor de mayor solvencia, un banco central, que la cuenta corriente, cuyo emisor es un banco privado.

Los billetes y monedas, junto con las cuentas que los participantes del sistema financiero tienen abiertas en el banco central, son lo que se conoce como base monetaria, dinero de «primera línea». Este dinero de primera línea es el que permite el funcionamiento del sistema de pagos de un país, a través de las cámaras de compensación, y de la política monetaria del mismo. En cambio, el dinero que tenemos en los bancos forma parte de la llamada oferta monetaria, pero no de la base monetaria.

Con independencia de los tecnicismos, no creo que cuando alguien realiza transacciones económicas piense en las diferentes tipologías de dinero, primando en todo caso la comodidad y la rapidez. Para el usuario de a pie … todo es lo mismo.

No sé si esta moda es consecuencia del menor uso del efectivo por el auge del comercio electrónico, la explosión de los criptoactivos y las stablecoins o una mezcla de todo, pero ha implicado que prácticamente todos los bancos centrales del mundo estén inmersos en procesos parecidos. Según Atlantic Council, think tank americano, en el 2023 ya había 130 países estudiando una versión digital de su moneda. Estos países representan la mayor parte del PIB mundial. De hecho, ya existe alguna experiencia real. Bahamas lanzó el Sand Dollar en el 2021 y China el e-Yuan en el 2020.

En nuestro caso, el eurosistema inició en octubre del 2021 una fase de investigación para analizar las opciones y modelos de distribución de un euro digital, la alternativa digital del billete y la moneda física.

El 18 de octubre del 2023, el Consejo de Gobierno del BCE decidió pasar a la siguiente fase del proyecto de un euro digital. Esta fase se inició a principios de noviembre del año pasado y durará dos años. Durante esta fase se elaborarán las normas de funcionamiento y se seleccionarán los proveedores que podrían desarrollar la plataforma e infraestructura necesaria. Durante esta fase se realizarán las pruebas necesarias que satisfagan los requisitos del eurosistema.

Cuando concluyan los dos años, el Consejo de Gobierno decidirá si pasa a la siguiente etapa, que consistiría en preparar su salida definitiva.

El 18 de julio del 2021 publicaba un artículo en este mismo medio titulado El euro digital: un mar de dudas. Algunas de las dudas manifestadas entonces ya se han aclarado, otras siguen sobre la mesa, aunque tenemos indicios del resultado. Hagamos un resumen de la situación actual.

¿Qué argumentos hay detrás de todo esto si el usuario de a pie difícilmente parece apreciar la diferencia?, ¿hay un nicho de mercado para el euro digital?

Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, argumenta que, en líneas generales, el usuario no diferencia, pero en momentos puntuales (crisis financieras) sí lo hace. Sin embargo, esta apreciación podría ser matizada dada la existencia del Fondo de Garantía de Depósitos, cuya cobertura en el caso español son 100.000 euros por titular. Por tanto, no parece que haya mucha diferencia entre el dinero físico, emitido por el banco central, y el privado digital, emitido por un banco privado, para los primeros 100.000 euros. Complemento al dinero más puro, billetes y monedas, para facilitar aún más los medios de pago.

Siempre es más seguro el dinero en manos de un banco central que de un banco privado. Según Fabio Panetta, «las actuales alternativas digitales de pago no son paneuropeas», no hay medios de pago digitales que se puedan usar en toda la zona euro. Por ejemplo, no todos los comercios aceptan tarjetas de crédito. Además, su uso puede ser caro, y el riesgo real, como hemos comentado y también matizado, es algo distinto. Además, para el comerciante, el abono no es inmediato y sí lo sería en el caso del euro digital. Es la alternativa real digital paneuropea al billete y la moneda y una opción muy deseable en los viajes dentro de la zona euro.

¿Cómo afectará a los bancos, fundamentalmente a las entidades comerciales, que tienen un papel relevante en el sistema de pagos de un país?

Es uno de los grandes temores: el trasvase de saldos de cuentas corrientes de los bancos al banco central son un potencial riesgo para la estabilidad financiera, dado que afectaría a los depósitos en el sistema y podría repercutir en el mecanismo de intermediación financiera. Este incremento del balance del BCE a costa del decremento del balance de los bancos podría acelerarse en momentos de crisis bancarias. Todo esto implica que se hable de una limitación de 3.000 euros por titular en el euro digital, sugerida por el propio BCE (equivalente a 936.000 millones de euros), y también de la necesidad de una mayor financiación del BCE a las entidades financieras privadas como consecuencia de la pérdida de depósitos. El importe no está confirmado todavía, pero sí que habría limitación después de estudiar otras opciones. Por su parte, los agentes financieros competirán por el pasivo con el BCE y esto es algo nuevo que cambia las reglas del juego.

¿Qué tecnología estará debajo del

euro digital?

El actual sistema tecnológico del BCE no está preparado para un número ingente de conexiones y cuentas corrientes, dado que su tecnología no se desarrolló para eso y tampoco tienen un ejército de empleados que atiendan al público. Por eso, finalmente se ha pensado en un sistema descentralizado, en vez de uno centralizado: entre el BCE y el usuario final estarán los intermediarios financieros (fundamentalmente, bancos) y será necesaria su ayuda para la distribución y control de dichas monedas digitales. El BCE estará detrás y gestionará la cuenta centralizada agregada.

Habrá una aplicación específica del euro digital a la que pueda acceder todo el mundo, con independencia del país de residencia. A su vez, los intermediarios podrían integrar servicios en euros digitales en sus aplicaciones, con las que sus clientes ya están familiarizados. Las personas sin cuentas o acceso a dispositivos digitales también podrán usarlo a través de una tarjeta física ofrecida por un intermediario público (oficina de Correos). El precio justo por los servicios del intermediario financiero será clave para el éxito de la moneda digital. Funcionará tanto en línea como sin conexión, en previsión de situaciones con conectividad limitada, y este nunca será programable. La posibilidad de que lo fuese era otra de las dudas que existían, es decir, que pueda tener unas características definidas y, por tanto, puede usarse con limitaciones (vencimiento, limitaciones lugar, limitaciones de beneficiarios, cobro automático impuestos…).

Imagínense que en un futuro próximo podrán tener otra tarjeta, contra su cuenta corriente en el BCE y otra app financiera, ligada a un intermediario, o en la propia aplicación de su banco tener incluida esa cuenta y esa tarjeta nueva.

¿Se mantendrá el anonimato o se

requerirá verificación de titularidad?

Este ha sido siempre uno de los puntos conflictivos junto con la estabilidad financiera. La ventaja principal del efectivo físico es el anonimato, razón por la que mucha gente lo prefiere al dinero electrónico. Es una preferencia muy legítima, siempre que no choque con las actividades ilegales. Por eso, como indica el Fabio Panetta, «una cosa es la confidencialidad y la privacidad y otra distinta el anonimato».

La idea es asegurar la confidencialidad y la privacidad, y para cantidades pequeñas en la modalidad offline seguramente el anonimato. ¿Cómo se consigue la confidencialidad? Segregando la información entre los participantes de la cadena de manera que un componente de la cadena nunca tenga acceso a toda la información. Pero esta información podrá ser reconstruida por orden judicial.

En conclusión

Puesto todo lo dicho en la balanza, parece que el proceso de creación de monedas digitales será una realidad en un breve. En el caso europeo podría cristalizar alrededor del año 2027… otra cosa es el grado de aceptación que acabe teniendo.

Por una parte, hay grandes ventajas como son la inmediatez del cobro para el comerciante, así como un medio de pago paneuropeo digital, que facilitará estas operaciones dentro de la zona euro. Por otra parte, como puntos negativos, está el posible coste que cargue el intermediario, la limitación del importe y que la confidencialidad no vaya aparejada con el anonimato.

No es baladí el grado de aceptación que acabe teniendo. A su vez, todo dependerá de que el trasvase se produzca desde el dinero físico o desde las cuentas corrientes. En el primer caso, sería neutro, pero no así en el segundo, como ya hemos expuesto. Parece que la primera posibilidad no se producirá, dado que las encuestas realizadas a los ciudadanos europeos muestran la intención de estos de mantener el efectivo físico y les preocupa que se quiera abolir dicho efectivo. Muestran una clara preferencia por el anonimato. Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha afirmado que la creación del euro digital no es una opción. Es algo que hay que implementar y no viene para sustituir al dinero en efectivo.

En el caso de que fuese poco exitoso, como ha ocurrido en Bahamas y China, el BCE quedaría expuesto a un daño reputacional dado el ingente gasto de recursos realizados para la implementación del CBDC europeo.

Hagan sus apuestas… en unos años veremos el resultado.

El eurosistema inicio en el 2021 una fase de investigación para implantar la moneda digital

la creación de esta opción digital no vendrá a sustituir al dinero en efectivo

Pedro Mas Ciordia SANTANDER PRIVATE BANKING GESTIÓN, SGIIC DIRECTOR GENERAL