En busca de la estabilidad laboral

MERCADOS

Sandra Alonso

La mayoría de los trabajadores que deciden preparar una oposición proceden de la empresa privada y optan por el sector público en busca de seguridad laboral y unas mejores condiciones

15 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Una oferta histórica. Ese es el lema que se lleva repitiendo desde hace un par de años dentro del ecosistema opositor. Pero este año, con más razón. El Gobierno daba luz verde en el mes de julio a la que ya es la mayor oferta de empleo público de la historia. Ni la ausencia de unas cuentas públicas ha impedido al Ejecutivo central aprobar la convocatoria de nada más y nada menos que 40.146 plazas este año, un número que supone rebasar las 39.574 aprobadas el año pasado. Y esto, teniendo en cuenta los números del 2023, porque si se analiza la primera convocatoria realizada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que ascendió a los 23.062 empleos públicos, la actual supone prácticamente doblar las cifras.

Ante esta jugosa oferta, son muchos los que han decidido estos últimos meses dar el paso y empezar a prepararse para afrontar uno de los exámenes que les permitirá conseguir un trabajo en alguno de los diferentes equipos que forman parte de la red del Estado. Y lo hacen cargados de razones. La principal motivación, según una encuesta de Adams —empresa dedicada a la preparación de oposiciones— es la seguridad y la estabilidad laboral, una razón que esgrimen un 43 % de los encuestados por estos expertos. En la misma línea se mueve la según razón de peso que lleva a muchos a dar el paso y sentarse a estudiar para preparar una oposición: mejorar las condiciones laborales, algo que alegan un 34 %. También defienden que, entrar a formar parte de la plantilla del Estado, les permitiría avanzar en cuestiones como la empleabilidad o la conciliación. «Hace unos años podíamos ver que los que llegaban a nuestras academias para preparar estos procesos era gente que venía desempleada. Pero ahora las cosas han cambiado y se nota que hay más trabajo. Eso sí, los que vienen tienen empleo, pero suelen ser puestos de trabajo precarios», explica Carmen Amor, directora de los centros Adams en Galicia, quien además asegura que lo que buscan principalmente es estabilidad y llegan con la intención de, en un principio, poder combinar la formación y la preparación de la oposición con su trabajo.

Con esto, no sorprende saber que casi la mitad de la gente que acude a las academias a buscar una nueva oportunidad laboral procede del sector privado: un 45 % de los opositores son empleados de empresas privadas. Pero también hay funcionarios buscando nuevas oportunidades: un 22 % ya son empleados públicos que pretenden mejorar su situación o acceder a nuevos cuerpos. Casi dos de cada diez (un 16 %) son estudiantes y solo un 6 % proceden de las oficinas del servicio público de empleo, es decir, están en paro. Un 5 % de los que se ponen a estudiar son autónomos y un 4 % interinos, mientras que un 2 % son trabajadores domésticos no remunerados.

La mayoría son mujeres

Otro dato que sorprende es el referente al sexo. La mayoría de las que se deciden a dar el paso son mujeres (un 55 %), frente al 45 % de hombres y en cuanto a la edad, la tarta se reparte de manera más equitativa. Los grupos mayoritarios, eso sí, son los que van entre los 25 y los 34 años (que son un 29 % de los opositores) y el comprendido entre los 35 y los 44 (otro 29 %). Los extremos (los de 16 a 24 años y los de 45 a 54 años) son quizás los menos numerosos, pero en ambos casos se quedan con un nada desdeñable 21 % de los opositores que llegan a las academias en busca de una nueva oportunidad. «Además, la mayoría tienen estudios superiores», explica Carmen Amor.

«Cuando empezó la pandemia, tuvimos mucha gente que se había visto afectada por un ERTE o que estaba desempleada y que veían que, ante la posibilidad de tener el 100 % de su tiempo para dedicarlo a estudiar porque su empresa había cerrado, decidieron empezar a preparar una oposición. Ahora, las circunstancias son diferentes. La mayoría tiene trabajo, pero no a jornada completa, o tiene un horario complicado, hijos a su cargo y no se puede conciliar, busca estabilidad… y este es el perfil que nos suele llegar ahora», relata Amor.

Cuando uno se decide a preparar una oposición, las posibilidades que se abren son muchas. Pero hay un cuerpo que aglutina a gran parte de los candidatos. El 30 % de los potenciales funcionarios se preparan para acceder a la Administración general. Le sigue, aunque bastante lejos, la sanidad, que fue la última oposición preparada para un 18 % de los encuestados. Cifras muy parecidas (del 17 %) arrastra la educación y un 11 % se decantan por los cuerpos de seguridad. Los opositores que optan por una plaza en la justicia son solo el 9 % y cifras mucho más pequeñas tienen otras carreras como la de economía y hacienda (5 %), informática (4 %) o los servicios sociales y empleo (4 %). El ránking lo cierran los ingenieros y técnicos, que solo aglutinan un 2 %.

¿Cuánto tiempo?

En cuanto al tiempo que dedican a la preparación, la mayoría emplea entre cuatro y seis meses (más de tres de cada diez). El 28 % de los encuestados destinan más de 9 meses y un 20 %, entre 7 y 9 meses. Por otro lado, menos de tres meses solo dedicaron un 19 % de los encuestados por Adams. Eso sí, estas cifras no deben confundir: «El tiempo que vayamos a destinar a la preparación de una oposición es muy relativo, depende del tipo de prueba, del proceso selectivo, de nuestra disponibilidad de tiempo… La media es entre nueve meses y un año, mínimo, porque hace falta darle una vuelta a todo el temario y comprender y entender bien los temas», explica Carmen Amor.

De hecho, es bastante habitual que los opositores se presenten más de una vez a los exámenes. Más de la mitad —un 54 %, según los datos de las academias de Adams— se sientan a la mesa para afrontar el examen más de una vez y solo un 46 % no se han presentado en más de una ocasión.

«Antes de decidirse hay que ser crítico con uno mismo y hacer un análisis personal» 

El camino hacia una oposición no siempre es fácil y no carece de retos. Así lo muestra Adams en su campaña Construye tu camino, un proyecto documental que explora el paralelismo entre la travesía del Camino de Santiago y el desafío de preparar unas oposiciones. Aquellos que estén pensando en lanzarse a la aventura deben saber que el camino será largo y pedregoso. Tal y como explica Carmen Amor, preparar este tipo de exámenes no se resume en leer un libro y acudir a un examen: «Esto requiere estar en manos de gente especializada, de profesores que sepan aconsejarte, de ir muy enfocado, de aprovechar muy pero que muy bien tu tiempo y de optimizar el estudio, sobre todo en aquellos casos que lo compaginen con su trabajo», resume.

Esto del tiempo es básico. Y es algo que repiten mucho los preparadores: «Hay personas que dicen que tienen todo el tiempo del mundo y no consiguen aprovecharlo y hay otros que tienen menos tiempo pero que lo convierten en oro y le sacan todo el partido posible. Lo importante es que, el tiempo que tengamos, lo centremos en estudiar y no estemos divagando ni respondiendo al móvil», resume Amor.

La directora de los centros Adams en Galicia asegura que antes de decantarse por preparar una oposición hay que informarse bien: «Hay que tener claro que va a ser un camino de sacrificio y de esfuerzo. Hay que hacer un análisis personal y ser crítico con uno mismo. Es decir, pensar si vamos a poder, si esto es lo mejor para uno mismo, si nos visualizamos trabajando en eso...», insiste.

¿Qué oposición?

También hay que tener claro qué oposiciones hay y pensar cuál es la que mejor se adapta a nuestras habilidades o virtudes: «Si yo tengo habilidades informáticas, pues podré orientarme por ahí. Si soy bueno memorizando, habrá que pensar otra opción como si soy bueno en las exposiciones orales», sentencia Amor.