Una nueva herramienta mide la presión entre la oferta y la demanda de los pisos que entran en el circuito de arrendamiento. En Galicia, unas 30 personas se interesan, de media, por cada inmueble
06 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Mes a mes el problema del acceso a la vivienda se recrudece, con miles de familias por toda España para las que simplemente encontrar un techo bajo el que vivir se convierte en todo un quebradero de cabeza. Detrás de los alquileres por las nubes o de la vivienda a la venta con precios imposibles lo que subyace es, básicamente, una tremenda falta de oferta para una demanda que no para de crecer. Y este es el mejor caldo de cultivo para que, como marca la ley más básica del capitalismo, los precios no dejen de subir. Pero no todo el territorio español padece el problema con la misma intensidad. Hay algunas zonas en las que la tensión entre oferta y demanda es mucho más preocupante, y así lo atestiguan numerosos estudios a los que recientemente se ha sumado el Barómetro del Alquiler que elabora la Fundación Alquiler Seguro junto con la Universidad Rey Juan Carlos. Esta herramienta está diseñada, tal y como explican sus responsables, para expresar visualmente el equilibrio entre la oferta de pisos disponibles en nuestro país con la demanda. «Se trata de la primera herramienta que, más allá del precio, pone en relación oferta y demanda en cada mercado provincial buscando analizar la causa de variaciones en el precio final. Se pone a disposición del público como una novedosa herramienta para la planificación y evaluación del mercado del alquiler en España, con la que se mide la presión en cinco segmentos del alquiler: presión baja, normal, elevada, alta y muy alta», explican sus autores. Así, el grado de tensión se obtiene midiendo el número de contactos que recibe una determinada oferta de vivienda en un plazo de diez días y se analiza tanto a nivel provincial, como autonómico y nacional. De esta forma, en aquellas zonas en las que se determina una presión muy alta significará que un determinado inmueble que se pone en el circuito del alquiler recibe un elevado número de solicitudes de inquilinos que quieren habitar en él.
Según los datos que maneja el barómetro, la presión de la demanda sobre la oferta de vivienda en el conjunto de España sigue creciendo de forma generalizada. Y lo hace en la mayoría de las provincias aunque, eso sí, las más pobladas y las zonas costeras son las que registran, como es lógico, una presión del alquiler más alta. Pero los expertos también advierten que la situación se ha agravado en aquellos lugares en los que se ha desplegado con mayor intensidad la ley de vivienda o donde las Administraciones públicas se han mostrado más dispuesta a hacerlo. Y, como ejemplo, pone sobre la mesa los casos de Cataluña o el País Vasco. El ejemplo más paradigmático, según resalta el informe, es el de la ciudad condal, donde, de media, 362 personas se interesan por una misma opción de una vivienda en alquiler en diez días, lo que supone, añaden, el dato más alto de todo el país: «En Barcelona existen incluso inmuebles que tienen más de 1.000 contactos en solo diez días. Algunos casos concretos sobrepasan incluso los 2.700. Se trata de unidades que se alquilan con precios ajustados al índice, muy baratos en comparación con lo que hay en el mercado, lo que hace que las peticiones de información se disparen», señala Sergio Cardona, analista del Observatorio del Alquiler.
Los autores del informe insisten: «No debemos olvidar que el acceso a la vivienda es una preocupación en todo el país y, en gran parte del territorio, la presión se encuentra en niveles normales, lo que evidencia que, en estos lugares, el mercado tiene capacidad para dar respuesta a las necesidades de la población».
Según el barómetro, a nivel nacional, la presión está en el penúltimo nivel: alta. Es decir, existe un importante desequilibrio entre la oferta y la demanda. Sin embargo, el problema es muy heterogéneo y no afecta a todos los territorios por igual: «El precio de los alquileres sigue con la tendencia al alza y marca su máximo en el segundo trimestre del 2024. Como sucede desde el 2023, la cuota a nivel nacional se sitúa por encima de los mil euros, y alcanza, en el período analizado, los 1.106. Las diferencias entre los distintos territorios son muy marcadas. Así, mientras que comunidades autónomas como Islas Baleares superan los 1.600 euros, otras, como Extremadura, no llegan a los 560», resumen.
¿Y en Galicia?
En Galicia, el barómetro estima una presión en el segundo nivel: riesgo. Pero todavía muy cerca del nivel normal. Aquí, por cada piso que se pone en el circuito del alquiler, se encuentran 31 interesados los primeros diez días. Eso sí, el precio no ha dejado de crecer desde el 2021 y ya se sitúa en los 733 euros de media; mientras que la oferta ha seguido la estela contraria y no para de disminuir en los últimos años.
La que peor tiene las cosas es Lugo, con una presión alta, a solo un nivel de estar en la zona roja. Los precios están disparados y, mientras que en el 2021 se podían encontrar inmuebles con un coste medio de 401 euros, ahora la cifra está ya en los 548. Además, la oferta se mantiene menguante y por cada vivienda que sale, se interesan casi medio centenar de personas. A Coruña tampoco está para celebraciones. Su presión se encuentra en el límite entre la elevada y la alta —con 45 personas interesadas por cada inmueble— pero es que sus precios son muy superiores a los lucenses. El alquiler medio es de 734 euros y la oferta coruñesa se reduce de año en año de manera importante.
Algo más halagüeña es la estampa de Pontevedra, que se mantiene en el segundo nivel: riesgo (solo 26 personas por cada piso que hay ofertado). Eso sí, la nota negativa la dan los precios, con una media superior a los 800 euros. Sin embargo, la presión de la demanda sobre la oferta no es tan superior como en otros territorios.
Las cosas pintan mucho mejor en Ourense, la provincia con la menor presión de toda la comunidad. Según los datos del barómetro, allí solo se interesan una media de nueve potenciales inquilinos por cada piso que sale al mercado del alquiler tradicional. De hecho, su situación se considera normal con una oferta y una demanda bastante equilibradas. En este territorio, los precios medios se sitúan en los 624 euros.