Para cumplir su promesa de reconstruir los servicios públicos, el primer ministro Keir Starmer se podría ver forzado a romper otra: la de no aumentar los impuestos. Un estudio del Instituto de Estudios Fiscales (IFS, por sus siglas en inglés) reveló que para mejorar la sanidad y la educación, el Gobierno laborista requerirá de unos 25.000 millones de libras (29.800 millones de euros) al año. Para conseguir estos fondos, la ministra de Economía, Rachel Reeves, está evaluando la posibilidad de elevar el impuesto a las ganancias de los capitales del 33 % actual hasta el 39 %, reveló el diario «The Guardian». Este tributo a la riqueza lo pagan unas 350.000 personas y se aplica a la venta de activos, incluidas segundas viviendas y acciones, pero a tasas significativamente más bajas que los salarios.