
La TMAX es la escúter deportiva por excelencia y parece que lo seguirá siendo. La NMAX es la moto que todos querríamos tener en el garaje, por su excelencia
12 jun 2016 . Actualizado a las 05:20 h.Es un lobo con piel de cordero, una deportiva vestida de escúter, pero una mínima observación revela elementos que solo se encuentran en motos mucho más potentes, como la horquilla invertida o los frenos con pinzas de anclaje radial de cuatro pistones. Son detalles que explican por qué la Yamaha TMAX circula en curva como si fuera sobre raíles y por qué la frenada es contundente y aporta una gran dosis de seguridad en todo momento.
Lo primero que llama la atención de esta TMAX es su sistema de encendido, ya que no hace falta introducir la llave. Basta con llevarla en el bolsillo de la chaqueta y el inmovilizador electrónico automáticamente la detecta y permite arrancar pulsando un botón.
El sonido es uno de los elementos distintivos de este maxi escúter, un bramido ronco y adictivo que puede incluso mejorarse con el opcional escape Akrapovic (de regalo actualmente con la versión sin ABS). Forma parte de la filosofía rácing de este modelo, que ofrece un propulsor de 44 caballos de potencia que entrega de forma lineal, gracias a que no existe holgura en la correa de transmisión. La sensación de aceleración continua, sin necesidad de cambiar de marchas, es patente y se confirma al mirar el velocímetro, que sube a 100, 120, 140... sin apenas darnos cuenta. La moto circula como si tuviera un imán, pegada al asfalto, y se levanta y tumba con facilidad en las curvas, a pesar de los 222 kilos con el depósito lleno.
El asiento sujeta muy bien la base de la espalda, debajo hay un gran espacio y además la guantera ofrece una toma de corriente para cargar el móvil. Las luces LED en las ópticas redondean el conjunto, que tiene un precio elevado (11.499 euros con ABS) pero está justificado por todo lo que ofrece.
Además de la original existe una versión Lux MAX, con un exclusivo lacado Nimbus Grey, plataformas brillantes de aluminio y un acabado especial; y otra Iron MAX, cuya horquilla invertida tiene un acabado dorado, a juego con las llantas y las pinzas de freno.
Yamaha NMAX
Son los ultraligeros de las dos ruedas, escúteres como el Yamaha NMAX que solo pesa 127 kilos, con un consumo irrisorio y que se convierten en los reyes de la ciudad: se meten por cualquier parte, culebrean entre los coches y los puedes subir a la acera sin ningún esfuerzo.

Yamaha ha hecho un ejercicio de simplicidad que se agradece. Nada de cuadros de instrumentos complejos, ni aparatosas pantallas. El NMAX dispone de una esfera digital muy bien situada que permite visualizar de un vistazo la velocidad y el nivel de carburante. ¿Quién necesita más? El diseño con una semipantalla de color negro es bonito, aporta agresividad a la moto y evita turbulencias.
Nada más encenderla, la NMAX revela un sonido algo ronco, señal de que estamos ante un escúter más deportivo de lo que a priori uno se imagina. Y esta sensación se confirma al dar gas, ya que sube de vueltas con alegría y decisión, y se alcanza la velocidad máxima ?sobrepasa los 100 kilómetros por hora en llano? sin pestañear. Quizá se noten un poco de más las vibraciones, pero no hay que olvidar que estamos ante un motor monocilíndrico.
La sensación de ligereza es patente en todo momento, y se nota especialmente al frenar, ya que la moto se detiene a la mínima presión de las manetas. El disco delantero/trasero hace muy bien su trabajo y el ABS no le da en absoluto un tacto esponjoso a la frenada. Así que la sensación de seguridad es elevada, a lo que contribuye también una generosa plataforma con mucho espacio para los pies.
La suspensión es algo dura, sin duda para acentuar esa filosofía deportiva y que la NMAX no se mueva en curvas. El asiento es cómodo y la suave pendiente hacia arriba hace que sujete bien al pasajero, que dispone además de un asa trasera.
Por 2.849 euros, más gastos de matriculación, Yamaha ha creado el perfecto urbanita, una moto con un buen motor, ABS y con detalles como las luces LED. Parafraseando a Mies, menos es MAX.