
El Mazda CX-5 llegó al mercado en el 2012. Desde entonces se han vendido más de un millón y medio de unidades y el año pasado se ha renovado en su totalidad. Su objetivo es convertirse en uno de los SUV más equilibrados dentro de los recreacionales que miden cuatro metros y medio.
14 ene 2018 . Actualizado a las 10:04 h.Hemos probado la motorización diésel del Mazda CX-5 de 2.2 litros de cilindrada, cuya potencia alcanza los 150 caballos. Unas cifras que sorprenden cuando le añadimos el consumo logrado, que estuvo en el entorno de los 6 litros en ciclo mixto. Todo ello gracias a un motor muy redondo, silencioso y sin apenas vibraciones que se combina perfectamente con una caja de cambios manual de 6 velocidades muy precisa en su manejo. La respuesta del motor, en lo que a recuperaciones se refiere, se realiza a partir de las 1.800 revoluciones, algo que se agradece mucho a la salida de las curvas, en el inicio de los adelantamientos o en la propia ciudad, cuando abusamos más de la segunda o la tercera velocidad. Las prestaciones que anuncia el fabricante dicen que puede alcanzar una velocidad máxima por encima de los 200 kilómetros por hora y acelerar de 0 a 100 por debajo de los 10 segundos.
Pero lo mejor de este modelo queda resumido en su conjunto global. En sus 4,5 metros de longitud y 1,8 de anchura, los ingenieros de Mazda han logrado una perfecta simbiosis entre coche y conductor. Según sus diseñadores se trata de aplicar el concepto Jinba Ittai, permitiendo así un diseño dinámico y una respuesta extraordinaria a la hora de conducirlo.
Nuestra unidad equipaba el acabado Zenith con cuero negro y un amplio equipamiento en seguridad y confort. Precisamente lo que más nos gustó fue la actuación de los sistemas de seguridad a la hora del uso diario del coche. El indicador del cambio de carril resulta eficaz, mientras el que nos indica que estamos entre las líneas no es nada intrusivo. También es muy acertado el Head Up Display que nos facilita la información reflejada sobre una pantalla sin tener que desviar la vista, y además el cambio de luces de largas a cortas de forma automática es muy rápido.
Al volante, el CX-5 nos ha gustado como uno de los mejores de este segmento en donde la competencia es muy dura. Nada más entrar, los asientos resultan cómodos, al tiempo que los mandos están a nuestro alcance y resultan muy intuitivos de manejar. En el centro, una pantalla de 7 pulgadas con un mando giratorio en la consola nos permite manejar numerosas funciones del coche. Quizá esta se queda un poco pequeña si la comparamos con otras que ofrece la competencia.
El CX-5 se muestra muy silencioso tanto en carretera como en ciudad, a lo que colabora un buen equipo de sonido Bose de 10 altavoces. Su chasis es eficaz y apenas torsiona si lo obligamos en curvas, mientras que la suspensión ha mejorado mucho y los frenos permiten apurar más.
Si estamos pensando en un SUV de 4,5 metros debemos tener en cuenta este modelo, ya que a pesar de no sorprender por su aspecto exterior, ni siquiera por el interior, su conjunto global está muy conseguido y todo por un precio de 36.301 euros con muchas opciones incluidas.