La versión GTI de 130 caballos compitió en su día con el Golf GTI y el Kadett GSI en la lucha por las ventas de deportivos medios. La unidad francesa de la familia Villar, de Ourense, con matrícula de 1989, circula a diario.
23 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El Peugeot 309 estuvo a punto de no existir y, sin duda, como decía el eslogan de comercialización de la casa francesa en su día, «es otra historia», por su nacimiento y desarrollo.
Comenzó siendo un proyecto de Talbot para sustituir al Horizon en un momento en el que Peugeot se había hecho cargo de la marca anglo-francesa y no se sabía muy bien qué hacer con el nuevo modelo, denominado Arizona. Se barajó incluso dejarlo aparcado y descartar su producción al desaparecer Talbot como marca, pero finalmente acabó siendo el Peugeot 309, un coche de dos volúmenes y medio para sustituir al 305, modelos que coexistieron un tiempo, y que compartió motores y piezas con el hermano pequeño, el 205, con el que se llegaba «al fin del mundo».
Fue el único modelo que llevó el número 9 en su nomenclatura, reforzando aquello de ser otra historia. Llegó a gozar de una buena acogida, con unas ventas que superaron el millón y medio de unidades, y tuvo una versión deportiva, el GTI, que, pese a ser el patito feo entre los más veloces de gama media, demostró ser un auténtico campeón. Se enfrentó al Golf GTI y al Kadett GSI en los ochenta y principios de los noventa y salió airoso, siendo además de menor precio.
Se fabricó desde 1985 hasta 1993 de forma genérica, aunque en la India se prolongó su producción muchos años más. En España salió de la cadena de montaje que fundó el ourensano Eduardo Barreiros en Villaverde (Madrid). Tuvo media docena de motorizaciones, desde el básico 1.1 al 1.9 litros en gasolina y diésel de 3 y 5 puertas, y a mitad de producción, en 1989, sufrió un restyling que constituyó la segunda serie del vehículo. Los cambios estéticos se centraron en el salpicadero y en los faros traseros, que se redujeron en tamaño y en colores y se unificaban con los modelos de la marca francesa, a semejanza del mayor 405 y del pequeño 205. También se sustituyeron los motores. Se comercializaron una docena de ediciones especiales, de las que se ven muy pocas por la calle, pero quienes tuvieron este modelo lo recuerdan mayoritariamente con cariño. Un coche versátil que utilizaron familias, jóvenes y mayores, con una línea atractiva y un interior confortable. Cuadro de instrumentos limpio y curiosidades como la palanca central de apertura del depósito de combustible. No es de los clásicos más recordados ni valorados, aunque los datos de ventas fueron más que aceptables. Fue reemplazado por el Peugeot 306.
FABRICADO EN FRANCIA
En la familia de Miguel Ángel Iglesias Villar, en Ourense, disfrutan de un Peugeot 309 GTI rojo, matriculado en 1989, de la primera generación y que utilizan a diario. La versión deportiva del modelo era de fabricación en suelo francés. Hay más vehículos en la casa, pero el 309 es el favorito de padre e hijos. Lleva 34 años dándoles satisfacciones y la unidad se conserva de forma original en perfecto estado, como si hubiese salido hoy del concesionario. Destaca la excelente estabilidad y agarre en las curvas de un modelo que superaba los 200 kilómetros por hora, gracias a un motor de 1.9 litros con 130 caballos, con una caja de cambios manual de cinco velocidades y menos de mil kilos de peso. El cuadro, lleno de agujas, luces y relojes, hizo las delicias del público en la época y mantiene un buen número de seguidores en la actualidad. Proporcionaba una información clara y directa en un coche ideal para trazados sinuosos. Es sin duda «un coche equilibrado», sentencia Miguel. El propietario recuerda que esta unidad estuvo mucho tiempo en la exposición de la casa francesa en la calle del Paseo de Ourense como reclamo. «Era espectacular —señala—, en color rojo y con todos los accesorios», pero, pese a tener muchos pretendientes, no se vendió hasta que Miguel se enamoró de él y de la que sería su mujer, ya que coincidió en el tiempo su noviazgo y han permanecido juntos desde entonces. Ella había estudiado en París y recordaba un modelo exactamente igual de promoción en el aeropuerto de la capital francesa, por lo que el destino estaba invitando a llevarse el 309 para casa. Ahora tiene 247.000 kilómetros y solo ha necesitado un pequeño ajuste con la junta de la culata. Es un coche con personalidad propia y que se une a la singular personalidad de su propietario, que todo Ourense ya conoce. En los noventa salió una versión 16 válvulas que disponía de un motor de 160 caballos, pero eso es ya una historia más.