El emblemático Citroën CX, camino del medio siglo

Por Alejandro Mínguez

MOTOR ON

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Juan Carlos Arias conserva una unidad de la primera serie del GTI Turbo, de las que solo se fabricaron medio millar, que en su día circuló por la isla de Córcega, para acabar llegando al interior de Galicia.

19 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El excepcional y emblemático Citroën CX tenía hace casi medio siglo la difícil misión de sustituir al mítico DS o Tiburón, un vehículo que en Francia era conocido como «la diosa». Era una difícil tarea, no solo por superar a este icónico modelo, sino también por las graves dificultades económicas que tenía Citroën en aquellas fechas, que coincidían con la crisis del petróleo. Poco después de la aparición del CX, la marca pasaría a ser controlada por Peugeot, constituyendo el grupo que después sería PSA y hoy está integrado en Stellantis.

Su coeficiente aerodinámico, gracias a una línea llamativa, lo convirtieron en uno de los coches de lujo más cómodos y atractivos de la época, superando la prueba y alcanzando el nivel del modelo al que sustituía. Consiguió numerosos premios que lo catapultaron como una referencia del motor. Se presentó en 1974 en el Salón del Automóvil de París y, sin duda, la casa francesa rompió moldes de nuevo con este vehículo, que estuvo 18 años en producción y del que se comercializaron más de un millón de unidades, caracterizadas, como algunos de sus predecesores, por la clásica suspensión hidroneumática o la dirección asistida Diravi, entre otros muchos extras. De la planta de la marca en Vigo salieron 17.200 unidades entre los años 1976 y 1980, de las que se ven muy pocas por la calle a día de hoy, y que constituían, en aquel momento, el coche de más sofisticación y lujo fabricado en España.

Un extraño y sorprendente vehículo de dos volúmenes con maletero acristalado sin portón —kammback—, con 4,63 metros y un afilado y largo morro, diseñado por Robert Opron, que fue el primer modelo de Citroën que ofrecía un motor diésel entre sus versiones. Arrancaban en los dos litros de cubicaje y llegaban a los 2.500. Fue un modelo con muchas variantes, carrozado para ambulancia y coche fúnebre, que en la versión familiar o break medía 25 centímetros más y alcanzaba casi los cinco metros en total. Hubo un modelo limusina e incluso uno con seis ruedas, pero sin duda la versión GTI Turbo es una de las más apreciadas en la actualidad y recordadas, la cual tuvo dos series. Las versiones de más alta gama se utilizaron como coches oficiales por parte de las administraciones de media Europa.

Destaca un silencioso, amplio y confortable interior, de las mejores habitabilidades de la época, con unos asientos que parecían los sillones de un salón de casa. Contrastaba con el acceso limitado al maletero, pese a que sus formas cúbicas eran muy aprovechables.

La instrumentación, clara y precisa, es de fácil lectura. Cuenta con un volante de un solo radio, característico de la casa, y el cuadro recuerda en general el aspecto de los hermanos pequeños deportivos que montaría el grupo PSA. Los mandos satélites y la disposición de la instrumentación era para muchos como «un avión», por la cantidad de luces y botonería, así como por su disposición física.

En Celanova, Ourense, Juan Carlos Arias tiene desde hace cinco años, una imponente unidad con matrícula francesa de la primera serie del GTI Turbo, de color azul, con poco más de 78.000 kilómetros. Es un coche del que se conservan muy pocas unidades. Se estima que de esta primera serie solo se fabricaron medio millar, explica el propietario actual. Este amante de los clásicos, que atesora también otras rarezas de Citroën, conserva este coche con 2.499 centímetros cúbicos y 168 caballos, que conferían una potencia que hacía las delicias de los amantes del motor, mejorando las prestaciones de CX GTI.

Presentado en 1985, el GTI Turbo montaba las elegantes y clásicas llantas de aleación con la forma de T de Turbo, distintivo que también se incorpora entre las ventanas traseras de este característico modelo y en el capó. Una luneta cóncava que no acumulaba agua y un característico alerón reforzaban una ya marcada personalidad. La conocida actriz Grace Jones era la encargada de anunciar este vehículo, que alcanzaba los nada despreciables 220 kilómetros de velocidad.

Juan Carlos Arias hacía tiempo que estaba detrás de esta unidad en la zona de Lalín. El propietario era natural de Portugal y había emigrado a Francia, pero retornó con su mujer a Galicia, a las tierras de Deza, de donde ella era originaria. En un primer momento no llegaron a un acuerdo, pero años más tarde se hizo con el coche, pensando inicialmente que solo serviría para piezas, pero al final se dio cuenta del buen estado y decidió quedárselo para utilizar durante una temporada a diario por Lalín y Celanova.

El coche circuló en su día por la isla de Córcega y ahora para quedarse en España tendría que matricularse como histórico. Mantiene las ópticas con tonalidad amarilla, características del país galo, y su propietario actual asegura que sigue llamando la atención allá por donde va.

Un modelo, que al igual que el GS, podía circular con solo tres ruedas, de forma que en caso de pinchazo de una de ellas el coche llegaba circulando a un punto de reparación sin necesidad de cambiar el neumático.

Mas tarde llegaría el CX GTI Turbo 2, que incorporaba el intercooler y frenos ABS hasta la fecha de conclusión de la producción, con leves mejoras estéticas como paragolpes de plástico. De esta segunda serie se fabricaron sobre 3.500 unidades. Un coche extraordinario del pasado, con medio siglo de historia, que para muchos aún es del presente o casi del futuro.

Gracias a su suspensión neumática podía circular con solo tres ruedas en caso de pinchazo