A Sánchez le derrapó el Lamborghini

MOTOR ON

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15 sep 2024 . Actualizado a las 16:43 h.

Pedro Sánchez sufrió lo que se dice un tremendo derrapaje cuando dijo hace unos días que España iría mejor si hubiera más coches eléctricos y autobuses públicos y menos Lamborghinis.

Manejar Lamborghinis, auténticos hipercar deportivos con muchos caballos, requiere tener manos y cabeza. Sánchez demostró que le falta lo uno y lo otro. Porque defender que los Lamborghini no son buenos para este país revela el desconocimiento que el presidente tiene sobre lo que es la industria del automóvil en España. En primer lugar, porque Lamborghini es una anécdota puramente en el mercado español, donde en los primeros ocho meses de este año solo matriculó 34 coches, una nimiedad poco significativa en un mercado donde el modelo más vendido es precisamente un coche de bajo precio.

Tampoco demostró el presidente del Gobierno mucha delicadeza con el sector automovilístico español, el segundo más importante en ingresos y en puestos de trabajo en España, después del turismo. El automóvil supone casi el diez por ciento del PIB español, con facturaciones cercanas a los 120.000 millones de euros y casi 600.000 empleados en el sector. Casi nada, como para frivolidades con el.

Lo curioso es que la patinada verbal del Lamborghini se produjo apenas unas horas después de que Sánchez se reuniera con la cúpula del sector automovilístico español, representada por Anfac, la asociación que reúne a productores e importadores, reunión en la que su presidente, Josep María Recasens, le manifestó la preocupación del sector ante el endurecimiento de la reducción de emisiones que entra en vigor en Europa el próximo año 2025. Pues a Sánchez eso parece que no le preocupa. Él prefiere más eléctricos y menos Lamborghinis.

Tampoco le debe importar que cada Lamborghini que se vende en España deje en las arcas de Hacienda más de 100.000 euros, entre IVA e impuesto de matriculación. Y lo que es más importante, el presidente no debe tener suficientes asesores que le expliquen que Lamborghini es, al fin y al cabo, una marca del grupo Volkswagen, el mismo que en España tiene dos fábricas muy importantes, una en Navarra y otra en Cataluña, de Volkswagen y Seat/Cupra respectivamente, con miles de empleados y una alta productividad; amén de tutelar la nueva planta de baterías de Sagunto, la primera que se implanta en España y que ha recibido una buena inyección de fondos europeos, gestionados precisamente por el Gobierno que preside el autor del derrapaje verbal. Resumiendo, si para conducir un Lamborghini hay que tener manos y cabeza, parece que para presidir el Gobierno de España llega con desparpajo, inconsciencia y ciertas dosis de ignorancia del sector. A Sánchez le pudo el sobreviraje y se le fue el coche de las manos.