Toyota Land Cruiser VX: máxima tecnología «off road»

MOTOR ON

JAYSON FONG

Probamos la edición del lanzamiento del nuevo todoterreno japonés, con nueve programas de conducción, doble diferencial, barra estabilizadora desconectable y una pantalla de 12,3 pulgadas que permite ver debajo del vehículo. Tiene un motor diésel de 204 CV y sistemas de asistencia proactiva de última generación.

17 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La restrictiva normativa de emisiones de la Unión Europea ha provocado que los fabricantes de automóviles tengan que hacer encaje de bolillos para poder vender sus modelos en nuestro continente. Desde ya muchos años es normal que haya coches (y también motocicletas) que no llegan a Europa y ello, junto a una disminución de la oferta disponible, ha descolocado a muchos aficionados al mundo del motor, conscientes de que existen determinados modelos que circulan en otros países pero que nunca los verán en el suyo propio. 

Toyota es una de las referencias en el mundo de los todoterrenos con su ya mítico Land Cruiser, que se empezó a producir nada menos que en 1951. Ha habido innumerables versiones, pero en Europa occidental se mantenía casi inalterable desde el 2009 la Serie 150, que únicamente tuvo pequeñas actualizaciones estéticas (diseño exterior y habitáculo), mecánicas y de equipamiento en el 2014 y el 2018. En el 2021 se lanzó el Land Cruiser Serie 300, pero este modelo, en línea con lo que hablábamos al principio, no ha llegado a Europa (lleva motores V6 biturbo diésel o gasolina, de 309 y 415 CV, respectivamente, y solo se puede adquirir en Gibraltar, Moldavia, Rusia y Ucrania); y de hecho era el sustituto de la Serie 200, que tampoco estaba disponible en el viejo continente.

Por fin, quince años después, una nueva generación llega para relevar al excelente Land Cruiser 150. Se trata de la Serie 250, que comercialmente se denomina Toyota Land Cruiser VX y que ya se puede adquirir en España desde 76.450 euros. Es un coche imponente de 4,92 metros de largo, 1,98 de ancho y 1,87 de alto, así que crece en todas sus cotas respecto a su antecesor, también en la batalla o distancia entre ejes, que es de 2,85 metros. De momento hay una única motorización diésel, de 2.755 cc y cuatro cilindros, turboalimentado, y que rinde 204 caballos. El año que viene llegará una versión mild hybrid que le permitirá obtener la etiqueta medioambiental ECO (ahora tiene la C).

Para celebrar el lanzamiento, Toyota sacó una edición especial First Edition con una modificación sustancial: los faros delanteros, en vez de rectangulares y multiled, son circulares, inspirados en el Land Cruiser FJ60 de los años 80. Además se ofrece en dos colores de carrocería exclusivos (amarillo Tottori y azul Oasis), con el techo en blanco, y cuenta con extras como barra estabilizadora delantera desconectable, llantas de 18 pulgadas, tapicería de cuero, techo solar, head up display y un sistema de sonido JBL con 14 altavoces. Las alfombrillas y algunas molduras de las puertas llevan inscrito el logo First Edition, de la que solo se han destinado 250 unidades para España y ya están todas vendidas. Esta es precisamente la versión que hemos tenido la oportunidad de probar.

El nuevo Land Cruiser ha cambiado las formas redondeadas del modelo anterior por un aspecto más cuadrado o, si se prefiere, rectangular. Las líneas rectas predominan en todo su diseño, incluso en los pasos de rueda o los retrovisores, y esta transformación se aprecia sobre todo en el frontal. Ahora parece un coche más europeo y menos japonés, con un perfil que recuerda por momentos a los Land Rover Defender (la versión anterior al 2019) y Discovery 3/4. Es una imagen seria pero moderna, con las letras de Toyota presidiendo el centro del portón trasero, donde antes iba el nombre del modelo. La línea de las ventanillas se eleva hacia la mitad de la segunda fila y se gana espacio en el maletero (620 litros), que viene de serie con dos asientos adicionales escamoteables, de forma que el coche puede transportar cómodamente a 7 personas. Como ocurre en la mayoría de los vehículos con esta configuración, las plazas de la tercera fila son más bien para niños; un adulto puede ir en ellas pero el espacio para las piernas es un poco justo. El acceso es fácil, porque una vez plegado el respaldo de los asientos de la segunda fila la banqueta se levanta y esto ayuda a entrar y salir. Sin embargo, un aspecto que no ha tenido en cuenta Toyota es qué hacer con la cortina enrollable que cubre la carga: no hay ningún hueco para guardarla y habrá que sacarla del coche antes de levantar los asientos traseros. El portón es eléctrico de serie y la boca de carga está un poco alta, pero la luneta es practicable, por lo que se puede abrir solo esta para meter pequeñas bolsas.

La sensación en el interior es de un vehículo mucho más moderno, elegante y lujoso. El lenguaje de diseño racional se extiende por todo el salpicadero, presidido por una inmensa pantalla multifunción de 12,3 pulgadas, las mismas dimensiones que el cuadro de instrumentos, que también es digital. Las butacas delanteras, calefactadas, ventiladas y con regulaciones eléctricas, sujetan de forma óptima pero sin agobiar y la visibilidad es perfecta. En la First Edition el retrovisor interior es digital, por lo que en determinadas situaciones puede proporcionar una visión mucho más clara y amplia del entorno del vehículo para más seguridad. La columna de dirección también se ajusta eléctricamente y todos los materiales rezuman robustez y calidad.

En la consola central, alrededor de la palanca de marcha, encontramos un festival de botones y palancas que ya nos anticipa que este no es un coche normal, sino un auténtico 4x4 con las soluciones más avanzadas para moverse por terrenos off road. Podemos elegir tres modos de conducción en asfalto (Eco, Normal y Sport) y seis todoterreno (Barro, Arena, Tierra, Roca, Nieve y Auto). Este sistema, denominado MTS (Multi Terrain Select), ajusta la dirección del vehículo, la fuerza de tracción y el control hidráulico de los frenos para afrontar las exigencias de los distintos escenarios. Por supuesto, contamos con una caja de transferencia para acortar las marchas (la tradicional «reductora») y además dos diferenciales (central y trasero) que se pueden bloquear, de forma que se pueda dirigir la potencia de tracción a la rueda con mejor agarre.

Además del control de descenso, que aplica automáticamente una fuerza de frenado estable sin que se bloqueen las ruedas, manteniendo una baja velocidad del vehículo al bajar por pendientes pronunciadas, disponemos también del CRAWL o avance lento. Este sistema permite mantener una velocidad reducida en condiciones todoterreno, controlando el par motor y la presión de los frenos para evitar que las ruedas patinen. El conductor puede seleccionar la velocidad adecuada mediante un mando giratorio de la consola; hay cinco ajustes distintos, adaptados a un amplio abanico de superficies e inclinaciones diferentes.

La altura de la carrocería al suelo es de 21,5 centímetros, igual que en la versión anterior del Land Cruiser, pero el recorrido de la suspensión ha aumentado un 10 por ciento. La barra estabilizadora frontal (aporta un mejor rendimiento todoterreno y mayor confort de marcha en vías convencionales) se puede desconectar, lo que nos da otro 10 % más de altura y esto es especialmente útil, por ejemplo, al circular a baja velocidad por superficies rocosas y desiguales, ya que ayuda a que las cuatro ruedas estén en contacto con el suelo. Cuando la velocidad del vehículo aumenta por encima de 25 km/h, la barra estabilizadora se vuelve a bloquear automáticamente.

Toda esta tecnología la pusimos a prueba en una ruta por una pista forestal de Orro (Culleredo) donde, debido a los reciente temporales, no faltaban grandes charcos (la profundidad de vadeo del coche es de 70 centímetros) y partes embarradas y con roderas; más adelante encontramos una zonas de piedras sueltas o muy salientes y, finalmente, roca pura. El comportamiento del Toyota en todo momento fue extraordinario, solventando todos los pasos complicados sin una queja, ni de tracción ni de ruidos extraños procedentes de los muelles. La suspensión delantera monta un nuevo sistema de doble horquilla independiente, con un mayor recorrido para mejorar el agarre a la carretera y el rendimiento todoterreno. Se ha trabajado asimismo en la geometría del eje trasero (rígido de cuatro brazos) para reducir el empuje vertical de las ruedas traseras. Los ángulos de entrada, salida y ventral son de 31, 23 y 23 grados, respectivamente.

Nos queda un último elemento que sitúa definitivamente al Land Cruiser entre los mejores 4x4 del mundo. Se trata del Monitor multiterreno, que permite al conductor ver qué hay bajo el vehículo, para maniobrar mejor en zonas complicadas. La imagen muestra la posición de las ruedas delanteras y la superficie por la que estamos transitando, y se complementa con las cuatro cámaras panorámicas para mostrar los laterales en los pasos estrechos. Personalmente me dio bastante seguridad en algún tramo en el que no tenía muy claro cómo era el terreno que había debajo del coche, aunque se podría mejorar con una visión más tridimensional, que nos dé más información del relieve de los obstáculos. Las imágenes de la pantalla se pueden ampliar mediante controles táctiles para aumentar el detalle y combinarlas. El sistema se puede utilizar a velocidades de hasta 12 km/h y activar a través de una instrucción de voz o mediante un mando de la consola.

Dejamos el monte y volvemos al asfalto. El Toyota se transforma en una máquina sofisticada y ágil para viajar, con un motor que maneja bien los 2.100 kilos de peso. La rumorosidad es mínima y es que se han tomado distintas medidas para prevenir y contrarrestar el ruido aerodinámico y las vibraciones: se ha instalado un silenciador más grueso en el salpicadero, con una capa intermedia, y la mayor rigidez de la nueva carrocería y el bastidor GA-F también resulta eficaz para evitar sonidos procedentes de los distintos componentes. Para rematarlo, un sistema de cancelación de ruido activo emite unas ondas acústicas a través de los altavoces del habitáculo que contrarrestan las frecuencias que se producen cuando el coche está al ralentí o acelerando.

El consumo durante nuestro recorrido, que incluyó un tramo urbano, otro de autopista y la parte principal por el monte (casi todo el tiempo en primera, tanto en marcha larga como en corta) fue de una media de 10 litros a los 100 kilómetros, lo cual se puede considerar normal en vehículos de este peso y tamaño, y cercano a la cifra de homologación (9,6 l/100 km). En vías rápidas a velocidad constante es probable que podamos bajar de esos 9 litros. 

La tecnología vuelve a hacer acto de presencia en los sistemas de ayuda a la conducción. La última generación del paquete Toyota Assist incluye prevención de colisiones en cruces, con supresión de la aceleración y dirección asistida de emergencia. La asistencia proactiva a la conducción ofrece más apoyo a bajas velocidades, detecta peligros como vehículos aparcados y peatones en la calzada y fomenta una mayor suavidad de la dirección y la deceleración al acercarse a un vehículo que circula por delante o al entrar en una curva. Otra de las nuevas prestaciones es el sistema de parada de emergencia: cuando está activado el mantenimiento de carril, esta función detecta si el conductor ha dejado de accionar el volante, los frenos o el acelerador durante un cierto período de tiempo y emite una alerta; si sigue sin haber respuesta, detiene el vehículo suavemente y activa las luces de emergencia.

Nuestra unidad de prueba del Toyota Land Cruiser First Edition costaba 85.950 euros, es decir, casi 10.000 euros más que la versión estándar. Cualquiera de las dos cumple con creces con lo que se le pide a un vehículo de estas características: que sea un coche total, capaz de llevarnos confortablemente por cualquier tipo de carretera y que casi estemos igual de cómodos cuando decidimos aventurarnos fuera de ella, por muy complicado que sea el territorio por el que nos movamos.