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Luis Perea, a muerte con el Racing más allá de la idea: «Hagamos lo que hagamos, hay que estar convencidos»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

OPA RACING

JOSE PARDO

El mediocentro, que regresó al once tras dos ausencias, apela a enamorarse del proceso en el día a día como remedio a la crisis de juego y resultados

05 oct 2024 . Actualizado a las 12:58 h.

«Una victoria nos va a quitar a todos un peso de encima pero está claro que no caen del cielo. Lo más importante es enamorarnos un poco de lo que es el proceso. Ir cada día a entrenar con ilusión, generar positividad entre nosotros». Meridiano lo tiene Luis Perea (Madrid, 1997), que regresó al once tras dos semanas de parón por molestias y que lejos de la imagen de mediocentro box to box con llegada de las primeras jornadas fue una sombra de sí mismo en la derrota del Racing Club Ferrol en el Nuevo Arcángel.

«He tenido que parar un par de partidos porque tenía molestias en el isquio. No es ninguna excusa. Soy el primero que me miro el ombligo cuando juego. Los primeros partidos los afronté con mucha ilusión. Soy consciente de mi nivel y está claro que no me encontré», asumía sobre la pobre imagen que ofreció en Córdoba y que propició su sustitución al descanso. En este sentido, entiende que todo pasa por marcarse objetivos diarios, pequeños pasos que arrojen un poco de luz sobre el fútbol oscuro de las últimas dos jornadas.

«Tenemos que simplificar un poco y olvidarnos de todo el ruido que puede haber y el día a día marcarlo como un proceso y objetivo que nos de la confianza el día del partido», defiende un Luis Perea que apela a que el sábado ante el Elche (14.00 horas, LaLiga TV Hypermotion) «por lo menos, dar la cara y sacar cosas positivas». ¿En ese simplificar subyace también un cambio de idea o sistema? No se cierra a nada el mediocampista pero sabe que el problema es más profundo que un cambio de dibujo: «¿Por qué no? Tampoco hacerlas más sencillas o más difíciles es garantía de ganar o perder. Pero, que hagamos lo que hagamos, estemos convencidos. Esa es la clave. Que no haya dudas y como equipo vayamos todos a una», reflexionaba Perea .

El deber, sin excusas

«Tampoco voy a decir que venimos muchos nuevos. No sirve. Eso ya lo sabemos. Hay que ser consecuentes con el presente que tenemos y hay una plantilla de veintipico jugadores, todos somos profesionales y hay nivel, hay que saber aprovecharlo», ahondaba el madrileño que tampoco se escuda en sus variaciones de rol como excusa por su bajo rendimiento.

Así, asume que independientemente de si juega de interior o de medio tiene que cumplir: «Dependiendo del contexto de cada partido ya soy yo el que tengo que identificar en que situaciones tengo que hacer unas cosas y otras y ser crítico y objetivo también», exponía un Perea que se brinda como alternativa. «El deber que tengo como jugador es darle herramientas al entrenador y que me pueda poner en un lado o en el otro y hacerlo lo mejor posible», subrayaba.

A nivel grupal: misma receta: «Hay fuerza y tiene que haberla porque tenemos todo un año por delante y cambia muy rápido todo. La victorias no caen del cielo pero ganas un partido, ganas dos y sales de ahí y empiezas a quitarte la nube de la cabeza», determinaba un Perea que no dudaba en restar importancia a algunos gestos discordantes vistos sobre el terreno de juego.

«Son cosas del fútbol, situaciones que ocurren. Tenemos muy buen grupo pero eso no quita que dentro del campo tengamos discrepancias y cuando no estén saliendo las cosas haya momentos de gestos que no gustan y que hay que corregir», defendía el mediocentro.

«No veo un vestuario dividido y eso me da tranquilidad. Hay actitud y ganas de sacarlo adelante», insistía. Sobre las dudas que se han generado en sus dos semanas de ausencia por posibles problemas con el cuerpo técnico tampoco elude las explicaciones Perea: «Me ha llegado por compañeros y amigos. Cuando las cosas van mal, la gente inventa mucho y no ayuda. La realidad es que he estado lesionado y que no he tenido ningún problema con el entrenador ni con nadie. Al contrario. Todo el mundo tiene derecho a hablar pero no es cierto», desgranaba.

Clarificadas las dudas, corresponde a Perea saltar al verde si el míster lo estima oportuno y ratificarse ganando duelos y presencia en la medular de un fortín de A Malata que siente ya como casa: «A mí me ilusiona venir aquí y jugar en A Malata más que fuera», concluía el madrileño que pide un arreón a la marea verde desde el pitido inicial.

«Ese apoyo y sentirlo genera una energía que te ayuda. Su papel es crucial», zanjaba.