JOAN PLA
20 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.Querido director: Creo que tengo derecho a contestar al escrito que habéis publicado, bajo el título de Puntualizaciones a Juan Pla. En todo este follón que se ha armado por la gresca parlamentaria entre Beiras y Pérez Varela, sólo puedo decir que me importan un bledo los tinglados que puedan armar, en su legítima lucha por el poder, esos dos ilustres personajes. A Beiras ya le dije yo, en la viñeta y artículo de opinión que publico cada día en Diari de Balears que, si seguía plagiando mi libro, La trama civil del golpe, para atacar a J.P.V., acabaríamos llamándole «la Ana Rosa Quintana de la independencia gallega». A Jesús Pérez Varela, sólo le puntualizaré cinco cosas, las cinco de sus cinco puntualizaciones: 1. Que nunca fue amigo de Girón y de Carrés. Pues, como diría Jesús en su evangelio «dejaz que los muertos entierren a sus muertos». Yo diría que les vi compadrear juntos más de una vez, pero no quiero desmentir a quien confiesa la verdad de sus sentimientos. No fue su amigo, pues... allá él. 2. Que su período de director de El Imparcial fue no sólo obligado, sino también corto y que los ex-combatientes de Girón propiciaron su destitución _o su dimisión, como él dice_ y que los colegas de El Alcázar no hacían otra cosa que insultarle y desprestigiarle diariamente y que, en conclusión, todo eso contradice mi teoría... ¿Qué teoría? ¿Qué tiene que ver conmigo o con los que ahora le atacan toda su peripecia personal de filias y de fobias consecutivas con los prebostes de la involución? ¿Por qué no puntualizó o desmintió mi libro, cuando se publicó en junio de 1982? ¿Acaso pretende ahora hacerse el despistado y decir que ignoraba su existencia? 3. Que nunca ha cruzado una sola palabra, personal, telefónicamente o por cualquier otro medio electrónico, con Tejero e Ynestrillas... Ciertamente, de los dos, uno ya no podrá desmentirle jamás, porque también se ha muerto. (Observe el buen lector que Varela se apoya mucho en los muertos, que ya no están, pobres, para puntualizaciones y charangas dialécticas). Con todo, no estaría de más que, si de verdad le interesa a alguien este asunto, se tome la molestia, quizá el placer, de ir a la hemeroteca y repasar lo que dice J.P.V. de Tejero y de Ynestrillas en diversas y retiradas ocasiones, pero, especialmente, lo del día 9 de diciembre de 1979, página 3, «Confidencialísimo», de El Imparcial, siendo él director. 4. Lo de las fotos con Tejero que desaparecieron del despacho del director y de otras que también se hicieron con otros protagonistas del 23-F, tiene razón Varela y, si Beiras ha utilizado ese episodio de mi libro, para atacarle, es mi deber de conciencia decirle que la cita, como otras, está sacada de contexto y que no debe olvidar que no hay peor mentira que la verdad incompleta. No obstante, que le pregunten a Pedro J. Ramírez, que era entonces director de Diario 16, cómo llegaron a su despacho determinadas fotos que se hicieron en el despacho del director de El Imparcial, antes, en y después de su mandato. 5. Sobre lo que diga la revista GAM, él prefiere no opinar y por lo que se refiere a sus efusiones y brindis al sol por la democracia, por la libertad y por otras nobles causas, también yo prefiero no opinar, pero sí que quiero puntualizar que sus cinco puntualizaciones me resbalan por completo. Hay cuestiones más importantes en que ocuparse y, además, el buen lector no tiene ninguna culpa. Dios nos guarde. Gracias.