Ilusiones perdidas

OPINIÓN

18 may 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

DESDE la misma votación de investidura de Zapatero como presidente del Gobierno español, había curiosidad por saber qué fuerza política, aparte del PP, iba a ser la primera en abrir el fuego con la denuncia de expectativas frustradas por el PSOE. Algunos creían que era el turno de CiU, en la oposición en Cataluña. Otros creían que el papel lo iba a asumir ERC con alguna salida de tono, o EA desde el País Vasco. Al final, parece que es el PNV quien decide alzarse con el santo y seña de este sentimiento de decepción. Así se deducía de las declaraciones de Josu Jon Imaz, presidente del PNV, publicadas el pasado domingo en La Voz de Galicia, esencialmente claras cuando afirmaba que «el PSOE está empezando a arruinar la ilusión del 14-M» por no distanciarse del PP en los asuntos que conciernen al País Vasco. Balzac escribió una espléndida novela titulada Ilusiones perdidas, en la que nos ilustraba sobre un desplome juvenil de sueños y quimeras. Pero el PNV es un partido veterano y experimentado cuya trayectoria casa mal con ese prematuro desmoronamiento de sus esperanzas respecto de la actuación del PSOE. Sobre todo si se tiene en cuenta que el único mensaje emitido por los nacionalistas vascos ha sido el de que el Plan Ibarretxe irá adelante con diálogo o sin él, hasta la consulta final «en términos de participación ciudadana» (entrecomillado que tengo por indescifrable). De modo que los límites de la negociación están claros: del Plan Ibarretxe se puede negociar todo menos el Plan Ibarretxe. Vistas así las cosas, no es muy difícil entender que el primer argumento de convicción del PNV sea su gran desilusión por lo que está ocurriendo. Deberíamos deducir que el 14-M, además de la retirada de Aznar y la derrota del PP, significó para los nacionalistas vascos una enorme esperanza vinculada al Plan Ibarretxe. Y esto no se lo creyó Imaz ni en sus días más seráficos. Ni se lo creyó el PNV. Hasta ahora las ilusiones perdidas por el nacionalismo vasco son simplemente las que nunca existieron. Pero les sirven para ser los primeros en el ranking de la decepción atribuida al PSOE.