El corazón, una bomba

Manuel Luis Casalderrey
Manuel-Luis Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

28 oct 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

El corazón es el órgano propulsor de la sangre. El de los humanos tiene cuatro compartimientos: dos aurículas (en la parte superior) y dos ventrículos (en la inferior). La aurícula izquierda se comunica con el ventrículo izquierdo y lo mismo ocurre con las dos cavidades de la derecha. La parte izquierda y la derecha están separadas para evitar la mezcla de la sangre oxigenada con la que ya no tiene oxígeno. Las contracciones y expansiones del corazón sirven para impulsar la sangre y llevar oxígeno y nutrientes a todas las células. En definitiva, el corazón funciona como una bomba neumática aspirante-impelente, que da vida mientras duran sus latidos.

Tradicionalmente, al corazón se le asignan atribuciones en el mundo de los sentimientos (te llevaré siempre en mi corazón) y se asimila al alma: no tener corazón. El corazón es el símbolo del amor, atravesado por la flecha de Cupido cuando alguien se enamora. Los sentimientos (y los recuerdos) se asientan en el alma, que no se sabe muy bien en donde está, pero desde luego no está en el corazón. Esas atribuciones son las que han debido llevar a una presentadora de televisión a pensar que, con un trasplante te trasplantan también un trozo del alma del donante. Y, claro, si este es un asesino, pueden entrarte ganas de asesinar. No es extraño que los españoles estemos entre los que menos sabemos de ciencia.