No tengan la menor duda. Todas esas personas que vemos llorando y provocando graves destrozos que acaban con la imagen de España por esos mundos de Dios, no están desconsoladas porque se vayan a quedar sin techo y en la acera. No. Están angustiadas porque a las empresas que presiden y dirigen les va fatal y son tan responsables que están desesperadas. Y al borde del suicidio.
Bankia y siete constructoras españolas nos dejan unas pérdidas de 27.670 millones. De euros, claro. A las que si añadimos otras de menor calado, como compañías aéreas y televisiones, nos ponemos en los 30.000 millones como aquel que no quiere la cosa. De euros, claro. Dejando de lado a entidades financieras para que no se nos suba la bilirrubina.
Por eso no se crean lo que nos dicen los plumillas de que esos revoltosos que aparecen con las camisetas de Stop Desahucios enfrentándose a la policía y defendiendo a los que se van a dormir debajo de un puente son quienes dicen ser. Son los presidentes, directivos y consejeros de esas empresas que llevan a la ruina al país. Son Rato, Goirigolzarri, Florentino Pérez, Fernando Martín, Luis del Rivero y demás fauna y flora.
Digo yo que son ellos, camuflados y disimulando, porque veo que los jueces los persiguen, el Gobierno los detesta y la policía los cruje a palos.