El interés más desinteresado

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

14 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Gracias a Dios, en estos momentos de zozobra nos gobierna el Partido Popular. Eso nos aporta una seguridad que nosotros, desagradecidos, con frecuencia no sabemos valorar. No sabemos valorar, por ejemplo, la ausencia de interés partidista en sus decisiones. Hace lo que hace -lo dijo Carlos Floriano con gran éxito en los telediarios- pensando en el conjunto de los españoles, sin sentirse condicionado por sus votantes y teniendo solo presentes los intereses de la nación. Así que ya pueden venir torcidas las encuestas, que nuestro Gobierno seguirá trabajando como hasta ahora, con ese sentido patriótico que Dios le ha dado.

Comprenderá el lector que, después de saborear la sinceridad de esas declaraciones que tanto recuerdan «el interés más desinteresado» de nuestras sufridas cajas de ahorros, el cronista sienta la tentación de peregrinar descalzo a la sede del PP y pedir disculpas. Perdonad, señores, si alguna vez me he permitido dudar de vuestra grandeza. Perdonad si he visto partidismo en el rechazo a un pacto de Estado; si he visto ideología en la reforma educativa del señor Wert o en la reforma del aborto del señor Gallardón. Perdonadme si lo he visto en la política económica, en el nombramiento de determinados cargos, en la ocupación de instituciones o en las coincidencias ideológicas con la conservadora señora Merkel. Y perdonadme, sobre todo, si alguna vez se me ha ocurrido pensar que planeáis la rebaja de impuestos para el año 2015 porque es año electoral.

He pecado de malos pensamientos. Quizá esté influido por el entorno. Todos los días se nos repite que no habrá estímulos a la economía hasta que pasen las elecciones alemanas: la ya citada señora Merkel no cambiará nada, viene sin cambiar nada desde que tenemos memoria, hasta que pasen esas elecciones. También vemos que los ministros del Reino Unido se inclinan por adelantar el referendo para salirse de la Unión Europea por culpa de un partido antieuropeísta y de extrema derecha que le está comiendo terreno en intención de voto. Son, sin duda, todo lo contrario del PP: partidos débiles, sin criterio sólido, que hacen su política según la dirección del viento de las urnas. O peor: de las encuestas de opinión.

Y ahora, debidamente confesado y arrepentido, y tras esta licencia frívola de las siempre injustas comparaciones, ponedme la penitencia, pero decidme: ¿hay algo más electoral que negar el interés electoral? Lo curioso es que esas cosas se dicen cuando los sondeos son negativos. En el fondo se espera que la política dé buenos resultados, que la sociedad exclame ¡Dios, qué buen Gobierno! y que, cuando lleguen las elecciones, el pueblo les permita seguir cuatro años más. Si no, de qué?