En setembro de 1912, dona Emilia Pardo Bazán viaxa por Galiza e recala en Vigo, no hotel Continental, dende onde contempla a paisaxe. Como muller cosmopolita, compáraa coa que se divisa dende o Amstel Hotel de Amsterdam, e gana Vigo: «La codiciada bahía es mágica. Un arco triunfal cuya curva ciñe amorosamente una tierra paradisíaca».
Na súa crónica para La Ilustración Artística, comenta que é un lugar común da época dicir que Vigo está chamada a converterse nunha gran cidade, pero que o prognóstico non acaba de realizarse. E enumera os elementos que fan á cidade candidata a tal futuro:
«Vigo es la mejor bahía de Europa y una de las mejores del mundo; es, además, el punto estratégico para el comercio con el Nuevo Continente, y es la puerta de España para ingleses y suramericanos. Como por un mimo de la naturaleza, este lugar, destinado a la comunicación trasatlántica más activa, es también de los más hermosos del mundo y le rodea una comarca de incomparable amenidad, placidez y poesía. No es el seco embarcadero, sino el oasis que debe retener y envolver en halagüeñas redes a quien ponga el pie en su orilla».
O prognóstico de gran cidade cumpriuse, pero é mágoa que os que xestionaron a urbanización da terra e do mar non soubesen preservar esa visión idílica.