La frase no podía ser otra: «No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades». Con ella se despachó Manuel Valls para anunciar uno los mayores ajustes que recuerda Francia. «No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades». Es la sentencia que diluye definitivamente el efecto Hollande (si en algún momento existió), el del hombre llamado a tumbar la Europa del recorte germano. «No podemos vivir por encima de nuestras posibilidades» ha servido de coartada en toda Europa, en sus Administraciones y en sus empresas, para acometer un inmisericorde tijeretazo. Porque sí, algunos vivieron por encima. Sin miedo al futuro. Pero la mayoría...