S iempre se van los mejores: el rey, Rubalcaba, Ana María Matute, la roja. Aunque unos se van a un sitio y otros a otro. Algunos se van incluso, como la escritora, a la otra vida. Qué le vamos a hacer. Y hablando de la roja, los socialistas en este país son desconcertantes, no cabe duda. En entrevista simultánea de los dos candidatos, Sánchez y Madina, con Thais Villas, ambos dicen que, si bien son republicanos, prefieren a Felipe VI que a José María Aznar en la Jefatura del Estado. O sea, que son republicanos pero no demócratas. Y por otro lado, al rey le niegan el aforamiento, cuando todo el mundo sabe que en este país el que no está aforado no es nadie. En realidad, la vida política se está haciendo muy divertida. Rajoy, por ejemplo, está convencido de que la infanta Cristina es inocente. A mí un conocimiento tan íntimo me parece sospechoso, no sé qué pensarán Viri e Iñaki. Y bueno, en estas primeras semanas del reinado de Letizia parece que todo va muy rápido y luminoso, no como el de aquel otro rey, Witiza, al que García Pavón hizo famoso de la mano de Plinio, el modesto guardia municipal de Tomelloso. Aquí, entre tanto, la crisis está tomando aires festivos y se vive con la misma frivolidad alegre que por allá abajo la feria de abril: llenos los bares y vacías las librerías, o témpora o mores. Yo creo que, en realidad, la gente tiene escondido su dinero en una sicav de Luxemburgo y está haciendo tiempo hasta que llegue la hora de cobrar. Pues paciencia y tómese usted otra cañita.